martes, 27 de mayo de 2014

Mensaje...

Mensaje de conversión
Valor del tiempo. 
20-11-88                                                                                                       1558 
Quiero a todos mis hijos, muy cerca de Mi Corazón.
Os traigo el Amor de Cristo Jesús, Ese Amor que El, me ha encargado ofreceros.
Es por eso que cada día, cada minuto, es precioso para vuestras almas.
Sea entendido este mensaje y recibido en cada corazón.
Gloria al Señor de las Alturas.
Predícalo.
 (Mensaje de María del Rosario de San Nicolás - Argentina) 
Comentario: 
Sólo cuando estemos en la eternidad le daremos el justo valor al tiempo de vida que tuvimos en la tierra, y ojalá contemplemos eso desde el Cielo, pues si lo vemos desde el Purgatorio, o peor aún, desde el infierno, entonces será una tortura tremenda.
Porque efectivamente si vemos desde el Purgatorio el tiempo que hemos perdido en la tierra, “matando” el tiempo, cuando lo tendríamos que haber aprovechado para convertirnos, ser más buenos, hacer obras de misericordia, rezar más, etc., entonces nos angustiaremos porque por nuestra negligencia en el bien, ahora tenemos que padecer esas tremendas llamas expiatorias.
¡Pero si estamos en el infierno, entonces sí que será cosa de locos el recordar el tiempo vivido en el mundo! Porque nos daremos cuenta de que nuestra vida fue inútil, y ahora los tormentos espeluznantes que padecemos, y que son para siempre, los podríamos haber evitado con un poco más de piedad y de oración.
¡Gracias a Dios que quienes estamos leyendo esto, todavía estamos vivos y a tiempo de reparar el mal que hemos hecho, de convertirnos y volvernos a Dios, de hacer una sincera y completa confesión con el sacerdote y volver al regazo del Señor!
¡Qué bueno es Dios que nos da esta oportunidad para salvarnos! No la desaprovechemos porque quizás sea la última, ya que no sabemos si esta noche o mañana moriremos y no tendremos tiempo de arrepentirnos y ponernos en gracia y amistad con Dios y salvarnos.

La más Santa...

La más santa de los santos

A la Virgen María la cubre el esplendor y la complacencia de la Santísima Trinidad, ya que ella ha sido la criatura humilde por excelencia y la santísima entre los santos por su amor incomparable a Dios.

En la tierra, unida a su divino Hijo, aceptó de buen agrado y con espíritu de caridad suprema, los más crueles sufrimientos al contemplar a su Hijo y Salvador menospreciado y vilipendiado por sus mismas criaturas, todo porque a ella la animó siempre la decisión de cooperar en la obra salvífica de Cristo, y cumplió en todo la voluntad sabia y santa de Dios, costara lo que costara.

María Santísima es el tabernáculo vivo de Jesucristo por lo cual es la veneración de los ángeles y de los santos del cielo, así como es motivo de honor y devoción rendida de los justos de la tierra, y ha de ser esperanza para nosotros los pecadores que somos para ella motivo especial de amor.

 
Saludos  y bendiciones,

Itzel Paz de Silgado


"
La verdadera felicidad se encuentra en Dios".  Benedicto XVI