sábado, 4 de febrero de 2017

Beatles Misery

Please Mister Postman

Little Eva - The Locomotion

"O Mio Signore" - ( Edoardo Vianello )

Edoardo Vianello Abbronzatissima

Edoardo Vianello "Guarda come dondolo" GR 029/15 (Official Video Cover)

Dar frutos...

Con tal que demos frutos…

Con tal que demos frutos para el Cielo, tenemos que aprender a ser escalón para que si es necesario el prójimo nos pise pero suba más cerca de Dios.
Por supuesto que el mundo ve las cosas diferentes a como las ve quien tiene fe, puesto que los triunfos mundanos, raras veces son también triunfos eternos.
Efectivamente, ¡cuántas veces a nosotros mismos nos sucede que creemos que si nos sale todo bien, si conseguimos los objetivos: un buen título académico, un excelente trabajo, una hermosa familia, etc., ya hemos dado frutos! Y sin embargo tal vez daríamos más frutos por medio de los fracasos, las enfermedades y los inconvenientes.
Este pensamiento nos debe recordar que lo importante es que demos frutos de vida eterna, que seamos medios para que los hermanos vayan a Dios, se conviertan y santifiquen. No importa cómo lo logremos, si con triunfos o fracasos aparentes, sino que lo que sí importa es que demos buenos frutos.
También en la parábola del Buen Samaritano se nos cuenta que el sacerdote pasó de largo y fue a cumplir con sus funciones litúrgicas, y que el levita también pasó de largo ante el herido, y siguió a cumplir con sus obligaciones. Pero el samaritano paró y socorrió al herido, y no sabemos si con ello perdió horas de trabajo, clientes, dinero, oportunidades. Quizás las obras del sacerdote y el levita fueron perfectas a los ojos de los hombres, pero el que obró perfectamente, a pesar quizás de un fracaso en lo temporal, fue el Samaritano que se conmovió y obró misericordiosamente.
Es bueno que estas cosas las tengamos presentes en toda nuestra vida, y también cuando vemos a alguien ya sea triunfando o fracasando humanamente, porque no sabemos si ese tal está dando realmente frutos buenos para el Cielo.
¡Cuántas veces el gozar de buena salud y bienestar general nos hace perder la gracia por entregarnos a los desórdenes del pecado! ¡Y cuántas veces también con una enfermedad nos hacemos más santos, más pacientes, más misericordiosos porque comprendemos lo que significa sufrir!
Entonces recordemos que lo importante es que lleguemos a ser santos, ya sea por triunfos o fracasos, que ambos no suelen ser tales a los ojos de Dios, sino sólo a los ojos mundanos.
¡Qué importa que Dios nos lleve por el camino de los fracasos! Lo importante es que demos frutos, sea por el camino que fuere. Y el juicio del mundo no nos debe importar, puesto que somos, lo que somos ante Dios, ni menos ni más que eso.
Sepamos también que muchas obras que fueron un fracaso para el mundo, sin embargo fueron un éxito para el Cielo. Un ejemplo claro de ello es la misma muerte y afrenta del Hijo de Dios, rotundo fracaso para el mundo, pero triunfo infinito para el Cielo.