lunes, 23 de mayo de 2016

Familia...

Diario vivir

La familia
Dios quiere la familia. No se puede destruir la familia, sin causar la destrucción de la sociedad. Porque Jesús mismo quiso nacer en una familia constituida por María, José y Jesús.
El demonio odia la familia y, en estos tiempos más que nunca quiere destruirla de todos los modos posibles. Muestra por los medios de comunicación social como la televisión y el cine, otros modelos que no son familias sino uniones de cualquier tipo. Hasta se quiere legalizar la unión homosexual con la adopción de niños.
Es que Satanás odia al hombre, y no solo quiere destruir a Cristo y a su Iglesia, sino que también odia al hombre, a la humanidad y a la naturaleza toda. Él quiere destruir todo.
Pocos son los que ven claro todo esto, pero ya vamos viendo las consecuencias de la destrucción de las familias, porque aumenta la delincuencia y la maldad de todo tipo.
Como siempre, en la raíz de todo desorden, está el pecado, en este caso el pecado de adulterio y de lujuria, porque Dios quiere que el hombre y la mujer se casen y formen una familia estable. Pero en los medios, especialmente la televisión, que está en poder del Maligno, se hace propaganda a toda clase de impureza y se incita a la gente a que sea infiel a su esposo o a su esposa, a que sean “vivos”, que sean “modernos”.
¿Pero la Palabra de Dios puede cambiar? ¿Si los tiempos cambian, puede cambiar lo que Dios ha decretado con su sabiduría infinita? ¡No! Porque lo que Dios manda no lo manda por capricho sino que es para nuestro propio bien. Y ya estamos viendo lo que sucede por no hacer lo que Dios pide: la sociedad se destruye.
Ya lo dice Jesús en el Evangelio: “El que no está conmigo, está contra mí; y el que no recoge conmigo, desparrama”.
Estamos a tiempo todavía. La Virgen en todos sus mensajes nos pide que nos convirtamos, que volvamos a cumplir los Mandamientos, que la humanidad vuelva a los caminos de Dios, porque de lo contrario nos vendrán grandes castigos.
Por lo menos nosotros, los que vemos estas verdades, no desaprovechemos este tiempo de vida que tenemos sobre la tierra, y volvamos a Dios, antes de que sea demasiado tarde.
En el Nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo. Amén.