sábado, 11 de agosto de 2018

Desobediencia...

La desobediencia, señal satánica.

Hoy cada uno quiere regirse por sí mismo y pocos son los que toleran la autoridad y obedecen a sus superiores.
Pero debemos tener bien presente que la desobediencia es señal satánica, puesto que el primer desobediente fue Lucifer, que con su caída arrastró a una tercera parte de los ángeles, y ahora son demonios horripilantes congelados en el mal y fuentes de todo mal.
También muchas mujeres de hoy quieren desobedecer a Dios y a sus esposos, siendo que la Santísima Virgen, Modelo de toda mujer, obedeció a Dios y también a su esposo José, aunque María era superior a su esposo pues era la Madre de Dios. Sin embargo vemos que en la huida a Belén, el Ángel le dice a San José que tome al Niño y a su Madre y huya a Egipto. María obedeció a su esposo, y toda buena mujer debe obedecer a su esposo en todo lo que sea justo.
Pero hoy nadie quiere obedecer, y se toma el ser desobediente como una conquista de la libertad, de la autonomía.
Muchos rasgarán sus vestiduras al oír que la mujer debe obedecer a su esposo. Si la Santísima Virgen lo hizo, entonces toda mujer debe hacerlo, si es que quiere ser verdadera y perfecta mujer. Digan lo que digan las corrientes de pensamiento de moda, ésta es la realidad y el orden que Dios ha dado a la humanidad.
Esta sociedad tiene el distintivo satánico de la desobediencia, porque como no tolera autoridad, se rebela, al igual que el diablo, que no quiso someterse a la voluntad de Dios.
Ésta es la sana doctrina del Evangelio y de toda la Sagrada Escritura, y la Virgen, haciéndose obediente a Dios y a su esposo terreno, conquistó el lugar más alto del Cielo. Y Cristo, obedeciendo a su Padre del Cielo, a su Madre la Virgen, a su padre adoptivo San José, y hasta a los mismos verdugos que le maltrataban, recibió el Nombre que está sobre todo Nombre, y su trono está a la diestra de Dios Padre.
Vemos, entonces que la desobediencia es señal satánica, mientras que la obediencia es señal divina y nos obtiene el ser semejantes a Dios.
Miremos a cada uno a ver si es obediente o desobediente, y tendremos una noción de qué espíritu lo mueve.