martes, 27 de octubre de 2015

Delicias...

Reflexión mariana

Delicia de la Trinidad.
María es la delicia de la Santísima Trinidad, que la creó para Sí misma, y luego también para los hombres. Pero en primer lugar María ha sido creada para Dios, para ser el motivo de gozo perfecto de la Divinidad.
¿Qué será entonces contemplar a María, que arrebató el corazón de Dios y que ha enamorado al Señor de tal modo?
Amar a María es garantía de salvación, porque quien ama a la Virgen, es amado también por Ella, y por lo tanto es amado por Dios, que ama tanto a María y quiere y ama a quienes la Virgen ama.
¡Dichoso quien se ha entregado a María en calidad de esclavo de amor!, pues conocerá las dulzuras de esta Doncella, que Ella guarda especialmente para sus hijos predilectos. Será gozar de las dulzuras de esta Madre que no existe otra igual en la creación, y será recibir dones y gracias de todo tipo, siendo en cierta forma “malcriado” por la Virgen, en el buen sentido, en que Ella nos dará todos los gustos, y hará cualquier cosa por nosotros, porque hasta el mismo Dios la obedece.
Sí, María ha entregado todo a Dios, y le ha obedecido en todo; por eso Dios le entregó todo a María y hasta la obedece en todo.
Es bueno que también nosotros dejemos de regatear con Dios y le entreguemos toda nuestra voluntad y lo que somos, porque cuando queremos seguir la voluntad de Dios, paradójicamente el mismo Dios es el que sigue nuestra voluntad y nos colma de favores y gracias de todas clases.
Imitemos a María y obtendremos todo de Ella y de Dios, porque la Virgen obtiene todo de la Santísima Trinidad para nosotros.