martes, 15 de enero de 2013

Conversión...


Mensaje de conversión
Dios tendrá compasión del convertido. 
28-10-87                                                                                                       1288

Llame el hombre a Dios y responderá Dios; no sea rebelde su corazón y tema al Señor.
Frecuentemente pido oración, humildad y conversión.
Yo digo a mis hijos: Solamente de un hijo que ora, que es humilde y convertido, tendrá compasión el Señor.
No Lo abandonéis y no seréis abandonados.
Alabado sea el Señor.
Predica hacia todos los rumbos.

Leed: Lamentaciones C.3, V 40 - 41

     40   ¡Examinemos a fondo nuestra conducta y volvamos al Señor!
     41 Levantemos en nuestras manos el corazón hacia el Dios del Cielo.
 (Mensaje de María del Rosario de San Nicolás) 
Comentario: 
Estas palabras de María Santísima son muy serias, porque nos dicen que el Señor sólo tendrá compasión del convertido. Por eso María en todos sus mensajes invita a la humanidad entera a la conversión, porque llegará el momento en que ella ya no será posible.
Entonces no dejemos para mañana lo que podemos hacer hoy. ¿Y qué tenemos que hacer hoy? Convertirnos. Y no digamos que ya estamos convertidos, porque la conversión no es sólo cosa de un momento en la vida, sino que es un proceso que debe ir creciendo y profundizándose cada vez más, para ser más santos, y estar así cada vez más lejos de la órbita del demonio, que por medio del pecado tiene poder sobre nosotros y sobre nuestras vidas.
El Reino de Dios está muy cerca, pero antes de que se manifieste, la humanidad deberá pasar por una gran prueba dolorosa que la preparará a recibir ese Reino.
Ahora bien, los que no se hayan preparado con una sincera conversión del corazón, no pasarán indemnes dicha prueba sino que perecerán en ella.
Estamos a tiempo todavía. Estamos en el atardecer de los tiempos, y la noche se acerca cada vez más. Ya Jesús nos ha dicho en su Evangelio que de noche no se puede trabajar ni andar, dándonos a entender con ello que en ese período oscuro del mundo no habrá manera de volver a Dios.
Es grave este mensaje, pero es mejor que lo sepamos, porque Dios no hace nada sin revelárselo antes a los profetas. Y ahora Él nos dice que debemos prepararnos y convertirnos si queremos salvarnos en el tiempo y en la eternidad. ¡Pobres de nosotros si dejamos caer esta invitación urgente en el vacío!

Hoy...


Hoy, Yo te he engendrado

Que también, en mí Señor,
se inaugure como en Ti,
un nuevo tiempo de misión y de trabajo.
Que la presencia de Dios y del Espíritu,
y de toda tu persona,
se haga presente en mí, de tal manera
que, viviendo con alegría mí ser cristiano,
sea semilla de aquella gran sementera que es tu Evangelio.

Que también, yo Señor,
renazca a una vida nueva.
Que no me sienta seguro de mí mismo.
Que no crea que, con ser bueno, ya es bastante.
Que me fíe de tu Palabra, y con tu Palabra,
me sienta querido por Dios y empujado
a proclamar su existencia en medio del mundo.

Tú, Señor, nos das una forma de entender la vida.
Tú, Señor, nos das el secreto de la felicidad.
Tú, Señor, con tu Bautismo,
cargas con todas nuestras flaquezas y miserias.

Dios, sobre tus hombros, pone el futuro de nuestra humanidad:
¡Redímela con tu testimonio y sacrificio!
¡Rescátala de las incertidumbres que la asolan!
¡Recupérala de aquellos falsos dioses ante los que se postra!

Tú, Jesús, que eres preferido, amado,
tocado por el Espíritu,
haz que, también nosotros,
sintamos el calor de la gloria del Padre,
que no es otra que la comunión
del Hijo con el Espíritu Santo.
Amén.

P. Javier Leoz