martes, 18 de febrero de 2014

Hoy...

HOY

En nuestras vidas existen dos días que carecen de relevancia por lo que representan, el pasado y el futuro, es decir, ayer y mañana.
Ayer fue para aprender y mañana será la consecuencia lógica de lo que hoy puedas realizar.
Es el hoy lo que te interesa y lo que realmente merece toda nuestra atención. Por eso te sugiero que:
✔ Hoy enfrenta a la vida con la convicción de que este día jamás volverá.
✔ Hoy es la última oportunidad que tendrás de vivir intensamente, pues nadie te asegura que mañana volverás a ver el amanecer.
✔ Hoy ten la audacia de no dejar pasar ninguna oportunidad, tú única alternativa es la de triunfar.
✔ Hoy invierte tu recurso más importante: tu tiempo, en la obra más trascendental: TU VIDA, cada minuto vívelo apasionadamente para hacer de hoy un día diferente y único en tu vida.
✔ Hoy desafía cada obstáculo que se te presenta con la fe de que vencerás.
✔ Hoy resiste al pesimismo y conquista al mundo con una sonrisa, con la actitud de esperar siempre lo mejor.
✔ Hoy has de cada tarea ordinaria una expresión sublime y única.
✔ Hoy ten los pies en la tierra comprendiendo la realidad y la mirada en las estrellas para inventar tu porvenir.
✔ Hoy ten tiempo de ser feliz y deja tu huella y tu presencia en el corazón de los demás.
✔ Hoy, te invito a empezar un tiempo nuevo donde soñemos que es posible cuanto nos proponemos y lo realicemos con alegría y dignidad.

"...y no os acongojéis por el día de mañana porque el día de mañana, traerá su fatiga, basta con el día de hoy..." (Mt 6, 34)

Papa Francisco...

Papa Francisco ‏@Pontifex_es
Aprendamos de Jesús a rezar, a perdonar, a sembrar la paz, y a estar cerca de los necesitados.

Santidad...

Ser santos
No cansarnos.
Los Santos no fueron santos porque nunca pecaron, sino porque nunca se cansaron de levantarse después de cada caída. Así también nosotros debemos imitarlos y no cansarnos ni abatirnos por nuestros pecados y faltas, sino más bien levantarnos una y otra vez, como nos enseña Jesús en el camino al Calvario, hasta que coronemos nuestra vida con el éxito.
El demonio es especialista en desanimar almas, porque nosotros combatimos sólo hace unos años, pero el diablo combate hace milenios, y tiene las artes del combate bien  dominadas. Por eso tenemos que pedir ayuda a Dios, que es el gran Combatiente, el Señor de los Ejércitos, que nos ayudará a descubrir las artimañas del enemigo. Solos no podemos enfrentar al Maligno, y por eso se hace tan necesaria la fuerza de la oración. Porque Dios se ha comprometido a ayudarnos, pero esa ayuda vendrá en la medida en que se la pidamos a través de la oración.
Cuando estemos tristes y desanimados, tomemos la corona del Rosario en la mano y comencemos a rezarlo. Veremos cómo las tinieblas se van alejando y nos invade una profunda paz y alegría, capaces de hacernos continuar y tomar impulso para seguir en el camino de la santificación personal.
Si la santificación es más obra de Dios que nuestra, entonces no debemos descuidar ni un sólo día la oración, para recibir las ayudas de Dios y no desfallecer en el camino y entre peligros que nos tienden los demonios.
Nadie se hace santo ni persevera en el bien, sin dedicar el mayor tiempo de su vida a la oración. Según sea nuestra oración, así serán nuestros logros en el camino del bien, y que esto nos lo diga todo.