lunes, 26 de octubre de 2015

Infancia...

La infancia espiritual

Dar gusto a los demás.
La infancia espiritual es el camino opuesto al egoísmo. Por eso quien quiere volverse pequeño, debe ser generoso y tratar de dar siempre gusto a los demás, ya que en ello encontrará la felicidad.
¡Hay tantos momentos en el día en que podemos poner en práctica esto de complacer a todos! Porque Dios quiere que seamos otros Cristos en la tierra, y para ello debemos imitar lo más posible al Señor, que no pensaba en Sí mismo, sino en la manera de hacer bien a los demás.
Tomemos el ejemplo de las buenas madres, que se olvidan de sí mismas para contentar y dar gusto a sus hijos, especialmente a los más débiles, enfermos y enclenques.
También nosotros debemos tratar de hacer felices a quienes nos rodean, porque ése es el camino de la santidad. No seremos santos porque hagamos milagros o tengamos éxtasis o levitaciones, sino que seremos santos si en las pequeñas cosas de todos los días somos fieles a Dios, y estamos disponibles para hacer bien a todos y nunca el mal.
No seamos indiferentes al sufrimiento y a la vida de los demás, sino tomemos a pecho la felicidad de los que están y se relacionan con nosotros. De ese modo Dios estará muy contento con nuestro actuar, y nos premiará grandemente con consuelos ocultos que sólo nosotros podremos saborear en lo escondido de nuestro corazón y nuestra alma. Porque hay más felicidad en dar que en recibir, como bien lo dice el Apóstol.