martes, 11 de febrero de 2014

Oración...

Oración por un enfermo, enseñada por la Reina de la Paz
El 22 de junio de 1985, la Virgen dictó a Jélena Vasilij esta oración por un enfermo. A este propósito la Virgen ha dicho: "Queridos hijos: ¡La oración más hermosa que podéis rezar por un enfermo es precisamente ésta!
La Virgen ha añadido a Jélena que el mismo Jesús la ha aconsejado. Jesús quiere que, durante el rezo de esta plegaria, tanto el enfermo como quien intercede por él se abandonen con confianza en las manos de Dios.
(Recitad tres veces el Gloria, antes de esta oración) 
“Oh, Dios mío, el enfermo que se encuentra ante Ti ha venido a exponerte su deseo, pidiéndote lo que juzga ser para él la cosa más importante. Dios mío, infunde Tú en su corazón este convencimiento: ¡Lo importante es que gocemos de salud en el alma! ¡Que se cumpla en todo, Señor, sobre él tu santa voluntad! Si quieres su curación, que se cure, pero si tu voluntad es otra, que siga llevando su cruz.
También te pido por cuantos intercedemos por él: purifica nuestros corazones para que seamos dignos de transmitir, por nuestro medio, tu divina misericordia. Señor, protégelo y alivia sus penas. Que se cumpla en él tu santa voluntad. Que sea revelado por su medio tu Santo Nombre. Ayúdale a llevar con valentía su cruz.”

Papa Francisco...

Saludo a los enfermos y a cuantos sufren. Cristo crucificado está con ustedes: acójanse a Él.

Enseñanzas...

La verdadera causa. 
La verdadera causa de todos los males y desgracias de los hombres, proviene del pecado. Cuanto más aumenta el pecado en la humanidad, tanto más la naturaleza y todas las criaturas se vuelven contra el hombre para darle un justo escarmiento.
Por eso es que vemos en el mundo tantos desastres climáticos, huracanes, tormentas, rayos, y también accidentes de todas clases que sepultan en el más allá a buenos y malos. Todo esto no sucede sino por el aumento del pecado de los hombres, por justificarlo y llevarlo a la práctica ya sin reparos.
Satanás sabe muy bien que si logra llevar a la humanidad al límite del pecado que él quiere, entonces los castigos no se harán esperar, porque Dios no puede dejar impune tanta maldad.
Pero no veamos estos castigos que se van sucediendo como un mal, sino más bien como un bien, pues ellos nos alertan para que reaccionemos y al menos nos convirtamos de nuestra mala conducta y nos salvemos, porque si Dios permite el mal, siempre es para obtener un bien.
Hay un dicho que dice: “Dios perdona siempre; el hombre, a veces; la naturaleza, nunca”, y por eso es que vemos que parecería como que los elementos se están desencuadernando, en espera del hombre de pecado, el Anticristo, que llevará al colmo la maldad, el pecado.
Aún queda una posibilidad de salvación si la humanidad vuelve a Dios, si se convierte de su mala conducta. Así que todo lo que hagamos en pos de ello, será trabajar por el bien de la raza humana.
¡Ave María purísima!
¡Sin pecado concebida!