martes, 5 de abril de 2016

Mensaje...

Mensaje sobre la reparación

Reparación.
¿Queremos amar de veras a Dios? Dos cosas hace el amor: procurar a quien se ama todo el bien de que carezca, y librarle del mal que sobre él pesare. Con el apostolado le procuramos a Dios el bien, le damos las almas; con la reparación le libramos del mal, lavamos Su divino honor de las manchas que le infieren los pecados. Sí, debemos saber que puede una injuria borrarse, dando una satisfacción. Y ¡cuántas podríamos darle no sólo por nuestros pecados, sino por los infinitos que cada día se cometen! Las mismas oraciones, sacrificios, acciones de cada día y propaganda entusiasta que sirven de apostolado, sirven de reparación si con esa intención se hacen, ¡Que reines Jesús, perdónanos nuestras deudas! Porque reines, y por lo que te ofendemos, han de ser jaculatorias que siempre estén en nuestros labios. Dos oficios principales tuvo Jesús en su vida terrestre: el de apóstol, que funda el reino de Dios, y el de sacerdote y víctima que expía los pecados de los hombres. Dios quiere que los mismos tengamos nosotros y pretende hacer de cada hombre una copia exacta de Jesús, un pequeño redentor. ¡Qué sublime y qué honroso para nosotros!
Comentario:
Pedro negó tres veces a Jesús, y el Señor, después de resucitado, se apareció a Pedro y le hizo reparar su triple negación con una triple confesión de amor.
También la Magdalena reparó su pecado llorando a los pies del Señor y dándole mucho amor, porque mucho había pecado.
Sabemos entonces que Dios acepta la reparación por nuestros pecados y también por los pecados de los demás, porque Dios olvida muchas ofensas por un acto de sincero amor que le brindemos.
Si queremos que este mundo se salve de la ruina y de la destrucción, es tiempo de reparar la maldad de los hombres, que van dirigidas a Dios y a la Virgen, con una sincera oración y penitencia, porque los medios de santificación siguen siendo los mismos, ya que Dios no cambia su palabra, y son los hombres los que están ciegos y ya no saben comprender el Evangelio.
La Virgen en todas sus apariciones nos pide oración y penitencia. Tomemos a pecho esta invitación y reparemos las ofensas a Dios que ya está muy ofendido.