sábado, 17 de enero de 2015

Mensaje...

Mensaje de Misericordia

Dios olvida todo.
¡Cómo nos cuesta entender y creer que si nos confesamos con el sacerdote, Dios perdona y olvida todo! En cambio nosotros seguimos dándole vueltas al asunto y reabrimos las heridas que el pecado dejó en nosotros.
E incluso si después volvemos a caer en nuevos pecados, Dios nos juzga sólo por este nuevo pecado, pero no ya por los pecados pasados y perdonados.
Esto no lo entendemos y no lo vivimos, y así vamos por la vida con la amargura en el alma, y la duda en el corazón, de si Dios nos habrá realmente perdonado.
Y no poca intervención tiene en esto el demonio, que sabe muy bien que el amedrentar al alma con el recuerdo de lo que fue, la paraliza para el bien, e incluso a veces la puede llevar a la desesperación y a la pérdida de la fe.
Seamos astutos y confiemos en Dios, pero confiemos de verdad, sabiendo que lo que Dios perdona, lo destruye completamente, ya no existe. De allí la ventaja y felicidad de ir con el sacerdote y hacer una buena y completa confesión sacramental, con lo cual tenemos asegurado el perdón de Dios, y así podemos, ¡y debemos!, vivir felices el resto de nuestros días.
Recordemos que Dios nos quiere ver felices, para ello nos ha creado. Y que en cambio el demonio hace de todo por vernos infelices, tanto en el tiempo como en la eternidad. Sabiendo estas cosas, tomemos los recaudos necesarios para estimular el actuar de Dios en nosotros, y evitar las influencias nefastas del mal en nuestras vidas.
Jesús, en Vos confío.