domingo, 9 de octubre de 2016

Mensaje...

Mensaje eucarístico
Es promesa de Dios.
A veces estamos tristes y abatidos y no sabemos adónde ir, con quién hablar para aliviar nuestros pesares. Y nos olvidamos de que hay una promesa de Jesús, una promesa de Dios para los hombres que están afligidos, agobiados. Nos ha dicho el Señor: “Vengan a Mí todos los que están afligidos y agobiados y Yo los aliviaré”.
El Señor nos espera en el Sagrario, donde está presente con su Cuerpo, Sangre, Alma y Divinidad. Es desde allí que nos quiere consolar. Vayamos a la iglesia más cercana, o en la que nos sintamos más cómodos y acogidos, y estemos a los pies del tabernáculo donde está Jesús Eucaristía.
Vayamos también a Misa. ¡Cuántas veces dejamos de ir a Misa por naderías, por excusas! Y sin embargo no deberíamos dejar la Misa diaria por ningún motivo, salvo verdadera imposibilidad de asistir.
Estamos despreciando un tesoro infinito cada vez que faltamos a una Misa, cada vez que no recibimos una Comunión.
Con tantos problemas como tenemos en este mundo, no tratemos de llevarlos solos, de arreglarlos solos, porque nos aplastarán. Vayamos a Jesús y pidámosle ayuda para llevar la cruz de cada día, con la que nos ganaremos el Cielo, así la sabremos llevar bien y con el gran alivio que nos da Jesús Sacramentado.