miércoles, 6 de noviembre de 2013

Amistad virtual...


Wednesday...

hola, muy buenos días para mis queridas amistades...
les deseo un felíz miercoles de amor...
y una hermosa jornada junto a tus seres queridos...
Dios los bendiga, besos, amén...

hello, very good morning to my dear friends ...
I wish you a happy Wednesday of love ...
and a beautiful day with your loved ones ...
God bless you, kisses, amen ...

San Pablo...

Cartas de San Pablo.

Profetas. 
Busquen la caridad; pero aspiren también a los dones espirituales, especialmente a la profecía. Pues el que habla en lenguas no habla a los hombres sino a Dios. En efecto, nadie lo entiende: dice en espíritu cosas misteriosas. Por el contrario, el que profetiza, habla a los hombres para su edificación, exhortación y consolación. El que habla en lenguas, se edifica a sí mismo; el que profetiza, edifica a toda la asamblea. Deseo que hablen todos en lenguas; prefiero, sin embargo, que profeticen. Pues el que profetiza, supera al que habla en lenguas, a no ser que también interprete, para que la asamblea reciba edificación. (1 Co 14, 1-5). 
Comentario: 
El profeta no es sólo quien habla cosas del futuro, sino principalmente quien habla cosas de Dios, es decir, quien habla de parte de Dios. Por eso todo evangelizador y apóstol, es un profeta. Y todos los cristianos somos, desde el momento del bautismo, sacerdotes, profetas y reyes. Incluso cuando el sacerdote nos ha bautizado, ha hecho la señal de la cruz en la boca y en los oídos, pronunciando la palabra “ábrete”, dando a entender con ello que a partir de ese momento tendremos que escuchar a Dios y transmitir con nuestros labios su mensaje.
No todos podemos hablar en lenguas, pero sí podemos ser profetas si nos sabemos formar bien en la doctrina, y enseñamos catecismo y evangelizamos, puesto que profetizar es hablar a los hombres de parte de Dios.
Y no pensemos que sólo debemos hablar con palabras, sino también con los hechos, con nuestra vida de cada día, nuestra conducta acorde al Evangelio, y entonces sí que seremos verdaderos profetas del Altísimo, y no falsos profetas que la Escritura condena.
¡San Pablo, ruega por nosotros!