sábado, 4 de mayo de 2013


Papa Francisco ‏@Pontifex_es
Pidamos a la Virgen María que nos enseñe a afrontar con fe las actividades de cada día, abriendo cada vez más nuestra vida al Señor.


Reflexiones...


Cartas de San Pablo.

Un cuerpo. 
Pues del mismo modo que el cuerpo es uno, aunque tiene muchos miembros, y todos los miembros del cuerpo, no obstante su pluralidad, no forman más que un solo cuerpo, así también Cristo. Porque en un solo Espíritu hemos sido todos bautizados, para no formar más que un cuerpo, judíos y griegos, esclavos y libres. Y todos hemos bebido de un solo Espíritu. (1 Co 12, 12-13). 
Comentario: 
Esta enseñanza de San Pablo nos hace vislumbrar claramente que si todos los cristianos formamos un solo cuerpo y Cristo es la Cabeza de ese cuerpo, entonces todos los miembros somos solidarios unos con otros, y lo que le sucede a uno de ellos, también repercute en los demás.
Por eso la necesidad de vivir en gracia de Dios y de hacer buenas obras, y jamás cometer pecados graves, puesto que si hacemos el bien, contribuimos a mejorar a todos, pero si hacemos el mal, somos como un cáncer maligno que va minando la salud del cuerpo todo.
También de esta comparación se deduce que si la Cabeza ha debido sufrir su Pasión, también los miembros deben seguir a la cabeza y sufrir lo suyo, porque no hay manera de que el cuerpo se sustraiga a la cabeza.
Esto nos aclara por qué cada miembro debe padecer con Cristo, que es la cabeza. Puesto que si la cabeza sufre, también los miembros deben sufrir por reflejo; y Cristo no sólo que ha sufrido, sino que misteriosamente sigue sufriendo en los altares de las iglesias, en la Santa Misa, en el Sacrificio del Altar. Y no puede ser que nosotros, miembros de Cristo, no suframos también para colaborar en la redención de las almas.
¡San Pablo, ruega por nosotros!