sábado, 19 de abril de 2014

Village Stompers - Midnight in Moscow

The Village Stompers - Washington Square - 45 RPM

En un multitudinario Vía Crucis (la policía calculó 250 mil personas), el padre Ignacio Peries pidió anoche que se cuiden más los valores morales y espirituales de la familia y que se eduque a la juventud antes que construir más cárceles por la inseguridad. "No nos matemos unos a otros", sentenció en referencia a los linchamientos. Y al final fue contundente al expresar que no piensa irse de Rosario, ni si quiera cuando se jubile. La gente, que siguió atentamente las oraciones durante cuatro horas, estalló en aplausos.
Este año el sacerdote cumple 35 años en Argentina y en su tradicional camino de la cruz por las calles del barrio Rucci provocó devoción en los fieles. En este marco, habló de temas clave, como la inseguridad. Rezó para que las autoridades se den cuenta de que la solución está en la educación y en volver a los valores tradicionales de la familia. Pidió así un cambio moral al gobierno, a la Iglesia y al pueblo.
Antes de despedirse aseguró que no se va a ir de Rosario, donde se siente querido y cuidado. "Rosario conquistó mi corazón", afirmó ante la enfervorizada multitud.
"El Vía Crucis de cada año tiene su historia, la edición anterior nos quedamos sin espacio", manifestó Ignacio el miércoles en diálogo exclusivo con La Capital.
Tal como prometió el sacerdote, este año se reforzó notablemente la seguridad con la incorporación de Gendarmería y Prefectura. "Esta presencia da mucha tranquilidad, no sólo a ustedes, sino a mí", confió el sacerdote.
Casi 500 agentes de distintas reparticiones participaron del operativo que demandó la ceremonia. También hicieron lo suyo unos 70 colaboradores que él calificó de "incondicionales". Y agregó: "Ellos dan tranquilidad social y yo doy paz espiritual".
Programado para comenzar a las 20.30, la ansiedad de la multitud fue tal que la peregrinación de las cruces arrancó más de media hora antes siguiendo a la primera cruz (fueron tres en total). A esa hora ya era una verdadera marea humana la que se sumó al recorrido histórico. Pese al frío, familias enteras, niños, ancianos y jóvenes, algunos de ellos con la mochila de la Jornada Mundial de la Juventud que presidió el Papa Francisco en Río de Janeiro el año pasado se sumaron a las largas columnas de la procesión.
El fervor se encendió cada vez que una cruz se acercaba y pasaba cerca de la gente. El sacerdote no se olvidó de quienes lo siguieron desde la distancia y habló en varios idiomas, como el inglés y el italiano.
La masividad generó un verdadero festival de puestos de venta ambulante: los rosarios se conseguían a 10 pesos y el banquito de madera para seguir la ceremonia se cotizaba a $70.
Unos minutos antes de comenzar la notable muestra de fe, Ignacio dio un mensaje a toda la sociedad, en momentos de aumento de la violencia y los índices delictivos: "No nos matemos unos a otros", pidió, tras lo que reclamó a los fieles "diálogo y amor".
Y ya sobre el final, en el palco antes de la bendición, agregó: "En lugar de construir más cárceles, hay que hacer más escuelas".
Respecto a los linchamientos y al consumo de estupefacientes, instó a "abandonar la violencia, la droga y la justicia por mano propia. Y señaló: "Cuando no hay seguridad, la gente reacciona ante el miedo, sin pensar".


Sábado de Gloria...

SÁBADO SANTO Oficio de lecturas y Laudes

Jesús ha muerto. Todo el día de hoy, su Cuerpo reposa en el sepulcro, frío y sin vida. Ahora nos damos cuenta de lo que pesan nuestros pecados. Jesús ha muerto para redimirnos.

Estamos tristes. La Virgen María también está triste, pero contenta porque sabe que resucitará. Los Apóstoles van llegando a su lado, y Ella les consuela.

Pasa el día unido a la Virgen, y con Ella acompáñale a Jesús en el sepulcro. Haz el propósito de correr al regazo de la Virgen cuando te hayas separado de Él.

Durante este día, la Iglesia permanece junto al sepulcro del Señor meditando su pasión y muerte, y aquel descenso al lugar de los muertos, en la que su alma se unió a las restantes almas de los justos del Antiguo Testamento y los redimió de su cautiverio. Con este abajamiento a lo más profundo de la muerte, el Señor inicia su victoria sobre la misma
 
En la Noche Santa, solemne Vigilia Pascual
El Misterio Pascual de Cristo crucificado, sepultado y resucitado, tiene en esta liturgia nocturna su celebración culminante. La vigilia comienza en el exterior del templo con la liturgia de la luz y se ilumina la iglesia como signo de la resurrección del Señor. La liturgia de la palabra proclama las maravillas de Dios en la historia de la salvación, desde la creación del mundo al Misterio Pascual de Jesucristo; luego viene la liturgia bautismal, con la renovación de las promesas que se hicieron en la iniciación cristiana (el bautismo), y luego la asamblea es invitada a la mesa que el Señor, por medio de su muerte y resurrección, ha preparado para su pueblo (cuarta parte de la vigilia, liturgia eucarística).
Unos ritos propios de este día: La Vigilia

Esta es una noche de vela en honor del Señor, como lo hizo el pueblo elegido desde el comienzo del Éxodo en Egipto. El Señor 'pasó' esa noche para liberar a los israelitas. Pascua significa 'paso'. Es la misma noche que terminó con la aurora de la resurrección de Jesucristo. Los cristianos vamos de la noche al día, el Señor nos hace pasar de la muerte, a la vida que no termina.

Unos signos singulares: El fuego y el cirio pascual.
Nos reunimos en torno a una hoguera, como los israelitas en los campamentos cuando iban hacia la tierra prometida. En la Pascua todo es nuevo, el fuego, el agua del Bautismo, los panes sin levadura..
 
El cirio pascual es un símbolo de Jesucristo resucitado, que conserva las huellas de la pasión, como la cruz y las cinco marcas señaladas con granos de incienso que recuerdan las cinco heridas del crucificado. También se marcan en el cirio las letras griegas Alfa y Omega, que significan que Jesús es el Señor de esta Pascua y de todos los tiempos, del principio al fin. Como la columna de fuego que iba guiando a los israelitas en el desierto, así nos guía ahora Jesús y entra el primero en la iglesia, iluminándola con su luz