domingo, 7 de julio de 2013

Angeles Custodios...

Quince minutos con el Ángel Custodio

Avísame. 
Querido Ángel Custodio mío, tú que sabes perfectamente cuándo será el día de mi muerte, y sabes en detalle cómo ocurrirá ella, en qué circunstancias y con qué disposiciones de ánimo y de alma, te ruego encarecidamente, desde hoy, que me prepares a ese decisivo momento de mi vida, donde pasaré a la eternidad.
Te ruego, querido Ángel mío, que todos los días me prepares a la muerte, como si cada día yo fuera a morir. Sugiéreme actos de contrición perfecta, hazme pedir perdón siempre a Dios y, sobre todo, ayúdame a amar más a María cada día, para que sea Ella quien venga a llevar mi alma ante el Juez eterno, Jesucristo.
Querido Ángel mío, quiero hacer un pacto contigo: yo me ocuparé de los intereses de Dios y tú te ocuparás de mí, de mis cosas y de mis seres queridos. Pero sobre todo, quiero que te ocupes de mi salvación eterna, de prepararme bien para el día y hora de mi paso a la eternidad.
¡Qué felicidad estar para siempre junto a ti en el Paraíso, sabiendo que ya nada me puede hacer perder el Cielo y la felicidad eterna!
¡Dios quiera que yo viva agradándote siempre, Ángel de mi Guarda, que jamás te contriste ni nunca tengas que llorar por mí, al verme cometer un pecado grave o mortal!

Y si tú sabes, Ángel mío, que voy a cometer un pecado grave, envíame antes la muerte, pero que jamás ofenda a Dios. Que yo quiero decir como los Santos: “¡Morir, antes que pecar!”.

Mensaje sobre la reparación...

Mensaje sobre la reparación

La copa colmada y rebosante. 
Esta petición para la reparación nunca fue aceptada oficialmente como Jesús la pedía. Se quedó decepcionado cuando vio que su petición era desatendida y me dijo:
–Hija mía, escribe con tu propia sangre a aquellos a quienes les interese: “lo que Yo deseo, lo llevaré a cabo; lo que quiero, lo realizaré; si no será por ellos, será por medio de otros. Las rosas que he sembrado en esta nación manchada de sangre florecerán, si no ahora, más tarde”. ¡Almas ingratas y tercas, consagradas a Mí! Ya que han desobedecido mi designio, caerán sobre ustedes los golpes de mi justicia. Pero no sólo sobre ustedes, sino también sobre todo el mundo, que sufrirá por la falta de reparación. 
(“La Victoriosa Reina del Mundo” - Sor Magdolna) 
Comentario:   
La copa de la Justicia de Dios está colmada y rebosante, de modo que es urgente que los hombres empecemos seriamente a hacer reparación, por nuestros propios pecados y por los pecados de todo el mundo, ya que la única posibilidad de salvación depende de que se haga reparación por los pecados innumerables de la humanidad.
Pero no es difícil hacer reparación, porque sólo basta que demos mucho amor a Dios y a la Santísima Virgen, ya que con un acto de amor reparamos muchos pecados y faltas. También haciendo pequeños sacrificios y renuncias, sufriendo las mil cosas que hay que sufrir cada día, pero además agregando sacrificios voluntarios hechos con amor y como reparación.
¡Qué lindo es ser cristiano! Porque sabemos con certeza que nuestra vida no es en vano, sino que todo lo que hacemos, colabora a la salvación del mundo, de nuestros familiares y amigos y de los más necesitados.

No pasemos nuestra vida en la comodidad, sino empuñemos las armas de la oración y la penitencia, que es en definitiva lo que la Santísima Virgen nos dice en todas sus apariciones, derramando incluso lágrimas de sangre, para hacernos entender la gravedad del momento presente, y que es urgentísimo que empecemos a hacer de verdad reparación por los pecados del mundo.