miércoles, 29 de enero de 2014

Oraciones...

Oraciones que enseñó María del Rosario de San Nicolás para diversas necesidades

12-12-83 Jaculatoria a Dios Padre
“Padre, líbranos de todo mal.
Con tu Santa Sabiduría, Señor,
sálvanos de todo pecado;
en nombre de todos cuantos te queremos, Señor,
llévanos por el camino del bien. Amén”.
La Virgen dice: “El que reza esta oración nueve días seguidos, acompañada con un Rosario, le concederé una gracia especial”.

3-1-84 Oración para el angustiado.
Siento necesidad de decirle a mi Virgen María:
“Madre mía Celestial
qué me tienes reservado:
no sé si es dolor o alegría;
pero sé que en este día
en que me siento agotada,
solo pienso en tu Hijo
que llevó su cruz a cuestas,
que cargó todo el dolor
sin expresar una queja.
Cuánto sufrió Jesús
por el mundo y sus pecados.
Y también pienso por Ti,
tu dolor no se compara;
nada ni nadie en la tierra
sufrió lo que tú sufriste
y siento que yo, Virgen mía,
tendría que estar llorando
no de pena, sino de alegría,
por la carga que me das.
Madre, perdón por tener
estos malos pensamientos.
Ahora me siento aliviada,
sé que estoy iluminada
y me siento resguardada
con toda tu protección.
Amén”.
Esta oración no es solamente para ti, también es para todo aquel que está angustiado por algún motivo, debéis leerla y os aseguro que se aliviará. Hazla conocer.

1-5-84 Oración para rechazar al Maligno
“A mi derecha y a mi izquierda está mi Señor, no hay un tercer lugar, no lo hay para el enemigo”.
Y os lo aseguro que se retirará de vuestro lado. Amén. Amén.

12-8-85 Oración para desechar lo malo
Sagrado Corazón de Jesús, purifícame.
Espíritu Santo, vive en mí.
Santísima Trinidad, llega a mí.
Orad de este modo y todo lo malo, huirá de vosotros.
Amén.

Cinco 1ros sábados...

CINCO PRIMEROS SÁBADOS
Lucía, vidente de Fátima, era postulante en el Convento de las Doroteas en Pontevedra, España cuando tiene una aparición de la Virgen sobre una nube de luz, con el Niño Jesús a su lado. La Santísima Virgen puso su mano sobre el hombro de Lucía, mientras en la otra sostenía su corazón rodeado de espinas. El Niño le dijo:"Ten compasión del Corazón de tu Santísima Madre. Está cercado de las espinas que los hombres ingratos le clavan a cada momento, y no hay nadie que haga un acto de reparación para sacárselas."
Inmediatamente dijo Nuestra Señora a Lucía:
"Mira, hija mía, mi Corazón cercado de espinas que los hombres ingratos me clavan sin cesar con blasfemias e ingratitudes. Tú, al menos, procura consolarme y di que a todos los que, durante cinco meses, en el primer sábado, se confiesen, reciban la Sagrada Comunión, recen el Rosario y me hagan compañía durante 15 minutos meditando en los misterios del rosario con el fin de desagraviarme les prometo asistir en la hora de la muerte con las gracias necesarias para su salvación"

Lucía le habló (a Jesús) de la confesión para los primeros sábados y preguntó si valía hacerla en los ocho días. Jesús contestó: "Sí; todavía con más tiempo, con tal que me reciban en estado de gracia y tengan intención de desagraviar al Inmaculado Corazón de María".

Comenzar el día...

COMENZANDO EL DÍA

Alegres.

Dice San Juan Bosco que: “El demonio tiene miedo de la gente alegre”. Y si bien esta tierra en que vivimos es un valle de lágrimas, como dice la Salve, también es cierto que en todos los acontecimientos podemos estar en cierta medida alegres, pues sabemos que lo que Dios permite, aunque sean cosas graves, es por amor y para un bien.

Sabiendo estas cosas, miraremos la vida y los sucesos de la vida con otros ojos, y no andaremos tan tristes y desesperanzados por la vida, con el gran peligro de ser atrapados por el Maligno, pues la tristeza y desánimo es como un llamado a Satanás, ya que él viene no cuando estamos felices y contentos, sino cuando nos deprimimos.

Hagamos el propósito de estar alegres. Y no se trata de reírnos a carcajadas, como hacen los mundanos, que viven superficialmente y que a veces esconden su profundo descontento en risotadas estruendosas. Sino tengamos una suave alegría, la de saber que Dios nos ha salvado, y que nos espera el Cielo si somos fieles a Dios.
Que así sea, amén...