jueves, 6 de septiembre de 2018

Sandro - Extraños en la Noche

Signo...

La paz, signo de Dios.

La paz es signo de Dios, porque cuando un corazón está en paz, es señal de que está con Dios.
En cambio cuando hay inquietud, signo es de influencia diabólica.
Es necesario que busquemos la paz y que la conservemos, porque el demonio, cuando no puede hacernos caer en pecado, al menos intenta quitarnos la paz, porque sabe que un alma sin paz, es proclive a cometer pecados y a desesperarse.
Busquemos estar en paz con Dios, haciendo una sincera y completa confesión sacramental con un sacerdote, y quitemos de nuestra mente e imaginación todo lo que nos lleva a perder la paz.
La paz viene al alma a través del cumplimiento de los Mandamientos de Dios, ya que un alma que vive en pecado no puede tener paz verdadera.
Si vivimos en gracia de Dios entonces no nos inquietemos por nada, sino vivamos alegres y confiados en que Dios nos protege a nosotros y a quienes amamos.
Pase lo que pase, no perdamos la paz. Y esto lo lograremos si estamos firmemente anclados en Dios, que no cambia y que no puede cambiar, y así viviremos tranquilos en esta vida.
Controlemos nuestra imaginación que, como dicen los santos, es “la loca de la casa”, pues efectivamente si no ponemos a raya nuestra imaginación, muy pronto estaremos divagando sobre cosas que nos pueden inquietar, haciéndonos problemas por lo que pudiera ocurrir y que quizás jamás ocurra. Por eso vigilemos nuestra imaginación y vivamos el momento presente, sin inquietarnos ni por el pasado –que está en la misericordia de Dios-, ni por el futuro –que está en la Providencia divina.
Si hacemos así, entonces conservaremos y aumentaremos en nosotros la paz, que es el don de Dios, pues Cristo es el Príncipe de la Paz, y la da a sus amigos.