viernes, 12 de abril de 2013

Mensaje de María...


Meditando un mensaje de María
Felicidad en la fidelidad.
8-12-83                           (Inmaculada Concepción)                                   PM 32 
(8 de Diciembre): "Hoy debe ser un día consagrado a la oración, no lo dejes pasar sin hacerlo. Días duros te esperan, mas, con la ayuda del Señor vencerás. Camina con la cabeza erguida porque vas con la verdad que sólo el Señor la da. Todo el ejército del Reino te acompaña en este día. Amén".
Leed: Col. 1, 10; 3, 16-17 
"Está escrito en el Libro de la Vida: hay más dolor que alegría; pero felices sois vosotros porque hacéis lo que el Señor os manda y feliz estoy Yo con vosotros".
"Orad para que vuestro sacrificio sea del agrado del Señor. No es el fin sino el principio. El Espíritu Santo ilumina todo".
Leed: I. Tes. 5, 1-11 
(Mensaje de María del Rosario de San Nicolás) 
Comentario: 
No es un juego de palabras, sino que la felicidad está en la fidelidad a Dios y a su Voluntad, porque nadie puede ser realmente feliz al margen de Dios, dejando al Señor de lado, sin cumplir los mandamientos.
Por eso la felicidad no la podremos hallar jamás en los bienes materiales porque no somos sólo cuerpo, sino que tenemos también un alma, que debemos alimentar con lo espiritual, con la sabiduría de Dios, con su Palabra, y también con la gracia.
De esto se deduce que quien no vive en gracia y amistad con Dios no puede ser realmente feliz, aunque por fuera lo parezca, ya que en realidad estará escondiendo una gran desesperación.
Cuando mejor cumplamos con la Voluntad de Dios, es decir, cumpliendo los Diez Mandamientos, tanto más felices seremos, aún en medio de las pruebas, tristezas y contrariedades de la vida, porque tener la conciencia tranquila es una gran fuente de felicidad. Fue la felicidad que tuvo Jesús en la Cruz, ya que en medio de dolores espantosos e infinitos, supo estar contento por haber cumplido la Voluntad del Padre.
Ojalá nosotros cada día hagamos lo que Dios quiere, porque Dios nos ha creado para la Felicidad eterna, y para alcanzarla, tenemos que seguir las indicaciones del Señor, ya que sólo Él conoce el camino de nuestra vida.