viernes, 23 de mayo de 2014

Amor de la Virgen María...

Autor: P Mariano de Blas LC | Fuente: Catholic.net
El amor de María llena nuestro corazón
Si uno de veras cree en este amor que le tiene María Santísima como madre ¿podrá sentirse desgraciado? ¿Podrá sentirse desesperado?
 
El amor de María llena nuestro corazón

Dios es amor. 

María Santísima es también amor. 

Podríamos decir que María es el lado misericordioso y tierno del amor de Dios. 
"Tú sola, Virgen María, le curas a Dios de todas las heridas que le hacemos los hombres. Por ti sola valió la pena la redención, aunque, afortunadamente, hay otras y otros que se han tomado en serio la redención". 

Este amor tuyo que, por un lado, sube hasta Dios y, por lo tanto, tiene toda la gratitud de una creatura, toda la profundidad de una madre, toda la pureza de una virgen; por otro lado, se dirige a nosotros, hacia la tierra, hacia tus hijos. 

Cómo me impresionó -y aparte al principio no lo creí- leer aquellas palabras de San Alfonso María de Ligorio: "Si juntáramos el amor de todos los hijos a sus madres, el de todas las madres a sus hijos, el de todas las mujeres a sus maridos, el de los santos y los ángeles a sus protegidos: todo ese amor no igualaría al amor que María tiene a una sola de nuestras almas". Primero, no lo creí porque era demasiado grande para ser cierto. Hoy, lo creo, y posiblemente estas palabras de San Alfonso se quedaron cortas. 

Yo me pregunto: si uno de veras cree en este amor que le tiene María Santísima como madre ¿podrá sentirse desgraciado? ¿Podrá sentirse desesperado? ¿Podrá vivir una vida sin alegría, sin fuerza, sin motivación? ¿Podrá alguna vez, en su apostolado, llegar a decir "no puedo, me doy"? ¿Podrá algún día decir : "renuncio al sacerdocio y lo dejo"? Si Cristo, por nosotros, dio su sangre, su vida, ¿qué no dará la Santísima Virgen por salvarnos? Ella ha muerto crucificada, espiritualmente, por nosotros. A Cristo le atravesaron manos y pies por nosotros; a ella una espada le atravesó el alma, por nosotros. Si Él dijo: "He ahí a tus hijos" ¿cómo obedece la Santísima Virgen a Dios? Entonces, cuánto nos tiene que amar. Y si somos los predilectos de su hijo: "vosotros sois mis amigos", somos también los predilectos de Ella. 

El amor de María llena nuestro corazón, debe llenarlo. El amor de una esposa no es el único que puede llenar el corazón de un hombre como yo. El amor de María Santísima es muchísimo más fuerte, rico, tierno, confortante, que el de todas las esposas de la tierra. El amor de mi madre celestial llena, totalmente, mi corazón. Una mirada, una sonrisa de María Santísima, me ofrecen más que todo lo que pueden darme todas la mujeres de la tierra juntas. 

¿Cuál debe ser mi respuesta a tan grande y tierno amor? 

Como Juan Pablo II debemos decir cada uno de nosotros, también, "totus tuus": todo tuyo y para siempre. Aquella expresión que el Papa nos decía: "Luchando como María y muy juntos a María", que le repitan siempre: "totus tuus". 

¿Por qué no llevarme a todas partes a la Santísima Virgen? En el pensamiento, en el corazón, y también, en una imagen, en un cuadro: su presencia es benéfica. Yo tengo en mi despacho y en mi cuarto una imagen de la Santísima Virgen. Con mucha frecuencia la miro, con mucha frecuencia le hablo y, también, la escucho. Siento su presencia y su amor a través de esa imagen. 
 
Saludos  y bendiciones,

Itzel Paz de Silgado


"
La verdadera felicidad se encuentra en Dios".  Benedicto XVI


Perseverar...

Mensaje eucarístico

Perseverancia. 
Jesús Sacramentado debe pensar muchas veces que nos hemos cansado de Él. ¡Cuántas veces dejamos de frecuentarlo, de ir al Sagrario a visitarlo, porque no sentimos gusto, o nos parece que Él no nos escucha, o quizás que las cosas marchan peor cuando vamos a visitarle!
Éstas son todas ideas en las cuales el demonio tiene no pequeña parte en ellas, puesto que el diablo sabe muy bien que el “estar” simplemente en presencia de Jesús Eucaristía atrae sobre el alma y sus seres queridos un mar de gracias y favores de todo tipo.
Debemos precavernos del demonio que pondrá en movimiento todas sus astucias para desanimarnos en las visitas al Santísimo.
Recordemos aquel primer encuentro de los primeros discípulos con Jesús, a los cuales el Señor no les dio una serie de normas, sino que los invitó a vivir con Él. Así también Jesús Sacramentado tiene los más seleccionados y escogidos tesoros preparados pero para quien persevera en visitarle.
Hay que reconocer que nos falta amor al Señor, y es porque nos falta fe, no vemos a Jesús, a Dios en el Tabernáculo, o lo creemos débilmente, y así nos parece que estamos solos y que el Señor se ha ido.
Pidamos al Señor que nos aumente la fe, y hagamos actos de fe y de amor a Dios, presente en la Hostia consagrada.