jueves, 14 de abril de 2016

Qué será?...

¿Qué será?

Si a veces, por un triunfo en el trabajo, por un buen examen en el estudio, o por otras circunstancias de la vida en que triunfamos, sentimos tal alegría que no cabemos en nosotros mismos; ¿qué será cuando recibamos la Gran Noticia de que estamos salvados, de que el Cielo está asegurado para nosotros, y que ya podemos disfrutar de él para siempre? 
Pensemos en este sublime momento en que Nuestro Señor, rodeado de todos sus santos ángeles, nos comunique esta Buena Noticia de que estamos salvados ya para siempre. 
Cuando tengamos momentos difíciles en nuestra vida, pues a todo hombre le llegan pruebas en su existencia, pensemos en esta hora que, con la ayuda de Dios y nuestra buena voluntad, viviremos algún día, quizás no muy lejano. 
Hagamos todo por lograr este Triunfo con mayúscula, que será el verdadero triunfo para el cual hemos sido creados por Dios. 
¡Qué felicidad imposible de explicar sentiremos! ¡Qué alegría que ya nada ni nadie nos podrá quitar jamás por los siglos de los siglos! 
Suspiremos por este momento inolvidable y pongamos todos los medios a nuestro alcance para que algún día se haga realidad en nuestra existencia. 
Estamos a tiempo todavía, porque aunque nuestra vida haya dejado mucho que desear, si estamos vivos, entonces es tiempo de Misericordia para nosotros. Dios nos puede perdonar y nos quiere perdonar. No dejemos pasar nuestra vida en balde, sino corramos a los pies del Señor, confesémonos con un sacerdote, y empecemos una nueva vida, soñando con aquel sublime momento en que Jesús nos comunique la Gran Noticia de que hemos aprobado el examen de la vida, y que nos espera la Felicidad inenarrable del Paraíso, para siempre.