viernes, 15 de enero de 2016

El mal...

El mal reinante.

Muchos son los que deploran el mal que hay en el mundo, pero pocos son los que dicen que las causas de este mal son los pecados. Pues efectivamente el pecado es la causa de todo mal.
Es lógico que si se deja de enseñar catecismo en las escuelas, o se enseña un catecismo muy pobre; que si se inunda a grandes y chicos con violencia y pornografía por televisión, en los cines y en la moda, es lógico, decimos, que el pecado dé sus frutos, que son toda clase de males individuales y colectivos, y que por lo general suelen pagar los más buenos, porque a los malvados muchas veces el demonio los libra de esos males, porque son suyos.
Entonces es el momento de decir que muchos quizás “fingen” escandalizarse al ver y denunciar todo el gran mal que hay en el mundo, porque se cuidan muy bien (ya sea por mala voluntad o sinceramente porque lo desconocen) que la verdadera causa del mal es el abundar del pecado.
Ya dice la Sagrada Escritura que del pecado vienen todas las desgracias. De modo que esto no se arreglará (e incluso irá cada vez a peor) si el mundo, o gran parte del mundo, no se convierte, no cambia de vida y vuelve a cumplir los Diez Mandamientos.
Cuando veamos desgracias en todos los lugares, creamos que son castigos del pecado y no erraremos, porque cuando el pecado aumenta, Satanás es el señor y no deja de provocar sufrimientos de todas clases.
Es el tiempo de reaccionar y cada uno convertirse de su mala conducta, porque si el pecado aumenta más todavía, llegará un momento en que la catástrofe puede ser mundial.
Y sin embargo muchos, incluso dentro de la Iglesia, ya no condenan el pecado, y algunos hasta lo consideran incluso como un bien.
Pero las cosas son como son, y no cambian de naturaleza, y el demonio sabe muy bien que empujando a la humanidad cada vez más al libertinaje y al mal, su victoria está asegurada.
Trabajemos entonces por vivir en la virtud; no pecando nosotros y ayudando a que no pequen los demás.
Con la ayuda de Dios, se puede vivir en gracia, porque Dios manda cumplir los Mandamientos, y Dios no manda imposibles, ya que si Él lo ordena, y a todos, es señal de que con su ayuda, cualquiera puede llevarlo a la práctica.
Los enemigos de Dios saben esto, esta regla que cuando aumenta el pecado, aumentan también las desgracias de todo género, y por eso buscan por todos los medios extender el reino de Satanás, el reino del pecado, usando los medios masivos de comunicación, puestos en gran parte al servicio del Infierno, que extiende mediante ellos la maldad en la tierra.
Por eso los últimos Papas han hecho un llamado a una nueva evangelización, que debe ser urgente y llevar nuevamente a las almas la noción de pecado, que en gran parte de los hombres se ha perdido, porque la salvación puede venir sólo de que la humanidad vuelva a Dios; y el primer paso para volver a Dios, es darse cuenta de que uno ha pecado, para así arrepentirse y pedir perdón.