jueves, 1 de noviembre de 2012

Corazón cristalino...


Poema del corazón cristalino
La huella del corazón cristalino, profunda la mirada.
Con su ilusión a cuestas va recorriendo distancias
Como un rayo de luz de silencio inmutable.
Ella se alejó sin decir adiós un día cualquiera.

Entre los bosques de abedules hay un cristalino lago
Reflejos de ensueño verde y plata en medio de un claro.
una sutil y delicada ninfa juguetea con sus cabellos
Un halo resplandeciente inunda el jardín en tonos bellos.

Ella... tuvo una visión; toda su ternura de tierras lejanas
Le brindarán hijos, a la vez nietos; lo ha visto en la mañana.
Lo ha visto, lo ha seguido, lo sintió en lo profundo del corazón
y todo lo que se sueña y se sigue, con la ayuda de Dios, se consigue...



Tema de hoy...

Tema de hoy

Valor del sufrimiento. 
A los hombres nos cuesta sufrir, nuestra naturaleza se resiste a padecer, porque no hemos sido creados por Dios para sufrir, sino para gozar, ya que Dios nos había creado impasibles, pero luego por el pecado original entró la muerte y el dolor en el mundo.
Y Cristo ha querido padecer, asumir el dolor, para enseñarnos que si Él ha elegido ese camino, es porque es el único que lleva al Cielo.
Efectivamente el sufrimiento es una bendición, porque en el estado en que está el hombre actualmente, sólo el sufrimiento es capaz de equilibrar la balanza de la justicia de Dios, y así quien sufre, no sólo expía por sus propios pecados, sino que también ayuda a salvarse a muchas almas, entre ellas a las de sus seres más queridos.
No hace falta salir a buscar sufrimientos, sino que la misma vida nos va trayendo cada día algo por lo que padecer: enfermedades, incomodidades, contratiempos, etc., y si sabemos aprovecharlos y vivirlos bien, sin rebelarnos, entonces hacemos una gran obra de santificación propia y salvamos almas.
Pensemos que en la situación del hombre caído, en algún lugar tendremos que sufrir, y si no es en esta tierra, tendrá que ser un largo tiempo en el Purgatorio, o lo que sería terrible, para toda la eternidad en el Infierno.
Los Santos sabían entender este valor del sufrimiento y del dolor, y buscaban padecer, porque habían comprendido que el sufrir es moneda para comprar almas para Dios.
Cuando nos venga un dolor muy grande, pensemos que eso es una muestra de que Dios nos ama con predilección, pues no de otra manera trató a su propio Hijo, a quien amaba infinitamente, y según el grado del dolor, así será su amor por nosotros, porque permitiendo que pasemos el purgatorio en este mundo, nos ahorra siglos y siglos de padecer en la otra vida, y entonces entraremos bien pronto en el Cielo.
¡Ave María purísima!
¡Sin pecado concebida!