jueves, 20 de septiembre de 2012

Verdades olvidadas...


Verdades olvidadas

Pensamiento de la muerte. 
El pensamiento de la muerte es muy fructífero para aprovechar bien el tiempo de vida que tenemos. Por eso cuando el Señor nos envía una enfermedad más o menos grave, nos preguntamos por qué, y debemos pensar ciertamente en la muerte.
Y esto es un buen remedio para varias cosas.
En primer lugar para acordarnos que no somos eternos y que un día moriremos.
En segundo lugar para ser compasivos con los que sufren, porque a veces estamos tan sanos y tan bien, que nos olvidamos de que hay muchos hermanos nuestros sufriendo en los hospitales, abandonados, desilusionados y angustiados por la muerte más o menos próxima.
Es también un buen remedio para hacer buenos propósitos y promesas, que luego de reestablecidos, trataremos de cumplir, como por ejemplo el aprovechar mejor el tiempo que nos queda de vida, el utilizar mejor el dinero que hemos ahorrado, sin acapararlo avaramente, sino haciendo buenas obras, que es lo único que nos vamos a llevar al otro mundo: las obras.
Porque si el Señor, con todo lo que nos ama, permite que nos enfermemos y suframos, no es porque nos falte fe o Él no nos pueda o quiera curar, sino que es como una lección para nosotros mismos, para hacernos pensar en la muerte, si estamos preparados para partir hacia la eternidad, etc.
Demos siempre gracias a Dios que es tan Bueno con nosotros, que de una y mil maneras, nos llama a la conversión, a que seamos misericordiosos con todos, y de vez en cuando nos hace beber un remedio amargo, para que nos sanemos de la indiferencia y tibieza para con los hermanos y para con nosotros mismos.