domingo, 2 de diciembre de 2012

Reina del cielo...

En el inicio del Adviento, lo mejor que podemos hacer es renovar nuestra entrega
Hoy domingo se inicia el más hermoso período del año: Adviento. Es una época donde podemos sentir el perfume de los jazmines y la cercanía del Amor de Dios que se derrama sobre nosotros. Y en este caminar hacia la Navidad, porque de eso el Adviento se trata, no podemos dejar de pensar en María. Sentimos en el corazón como Ella miraba su Vientre Divino, donde estaba escondido el Creador del Universo.
 
 ¿Que extraordinarios diálogos se producirían entre esos dos Corazones, los mas hermosos y puros Corazones que uno pueda imaginar? María le hablara a su Niño, y El sentía embelesado como el Nacimiento estaba cercano, para poder ser abrazado y mimado entonces por Su Perfecta Madre.
 
En este camino a la Navidad, los invitamos a renovar la consagración de nuestros corazones a la Santisima Virgen María, Madre del Niño Dios. Es un acto sincero y de corazón, que pone nuestra vida en las manos de nuestra abogada, aquella que puede interceder directamente antre Dios mejor que nadie, porque es Su mismisima Madre.

Maneras...


Maneras de enfrentar la vida

Cada uno tiene una manera especial
de enfrentar la vida, de buscar la felicidad:
unos se quejan de la vida, otros agradecen a Dios;
unos buscan la felicidad en el dinero, en el sexo,
en los placeres y encuentran un mayor vacío
dentro de sí; otros entienden que la felicidad
es un estado del espíritu, es sentir la paz
en el corazón, es la manera de enfrentar la vida
dándole valor a aquello que realmente lo posee.
Mucha gente piensa que la felicidad está
en las cosas y después se queja del tedio
y de las frustraciones.

¡Qué cosa! ¡Cómo se huye de la vida!
Hay personas que pasan por algún problema
o sufren alguna desilusión y se van a desahogar
las tristezas en el alcoholismo, en las drogas,
en aventuras. Piensan que, actuando así,
van a olvidarlos. Y, además de no lograr nada,
crean todavía más de una situación difícil:
corren el riesgo de volverse dependientes
de esos vicios, cuyas consecuencias
todos conocen. Tenemos que enfrentar la vida,
enfrentarla cueste lo que cueste; huir nunca fue
y nunca será solución, además de seguir ahí,
el problema se agrava más todavía.

Tenemos la costumbre de buscar
en los demás la causa de nuestros fracasos,
¿será que realmente son los demás
los responsables por nuestros fracasos?
Si usted se equivocó de profesión, de vocación,
todavía es tiempo de cambiar, de arreglárselas,
de intentar otro tipo de trabajo, de vida.
Usted puede recomenzar todo de la nada,
si tiene coraje, en poco tiempo verá
su situación transformada.

Nunca es tarde para recomenzar una vida.

P. Juca


Mes de la Virgen María...


DÍA VEINTISÉIS (2/DIC)
Santificación del Domingo
CONSIDERACIÓN. – Dios nos ha ordenado consagrarle un día de cada semana y entregarnos al
reposo, en memoria de Aquél que ha querido tomarlo, después de haber cumplido la obra de la Creación.
La Escritura Santa nos habla de la severidad con la cual los judíos guardaban el sábado, equivalente
a nuestro domingo.
La Sagrada Familia fue en esto también un modelo de perfección cumplida.
¡Ay! en nuestra época, esta ley tan sabia, que tiene por objeto no solamente hacernos glorificar a
Dios, sino también obligarnos a tomar un reposo necesario al cuerpo después de seis días de trabajo, es a
menudo violada, aún entre los cristianos.
Si nos abstenemos de trabajar ¿hacemos del verdaderamente del domingo un día de plegarias?
¿Asistimos siempre a Misa o a los oficios religiosos?
Sin duda, Dios nos permite algunas honestas diversiones, pero a condición de que no se vuelvan las
únicas ocupaciones de un día que es el suyo: Nos quejamos durante la semana de no tener tiempo para
pensar en las cosas de Dios, salvo para cumplir los actos de la mañana, oraciones de la noche, etc. Que al
menos el domingo sea empleado en una sola ocupación: la ocupación esencial para nosotros: la de nuestra
salvación.
EJEMPLO. – Diocleciano había prohibido a los cristianos, bajo pena de muerte, asistir los
domingos a los oficios divinos. No obstante, San Saturnino, Santa Victoria y muchos otros santos de
África, no se dejaron atemorizar con estas amenazas.
Cuando se apoderaron de sus personas, los torturaron, los desgarraron, pero en medio de estos
suplicios declararon con firmeza que la asistencia a los oficios del domingo era un deber indispensable y
que quien lo descuidase, se hacía culpable de un crimen enorme.
En cuanto a nosotros, hagamos lo posible por cumplirlos. Jamás faltemos a las asambleas religiosas.
Seamos fieles al precepto divino. ¡Deba nuestra fidelidad costarnos la vida!
Estos santos murieron en prisión, de las heridas recibidas, el año 304.
PLEGARIA DE SANTO TOMÁS DE AQUINO. - ¡Oh Bienaventurada y dulcísima Virgen María,
Madre de Dios, Reina de los Ángeles, he aquí que yo me acojo en el seno de vuestra bondad,
recomendándoos este día y todos los días de mi vida, mi cuerpo, mi alma, todas mis acciones, mis
pensamientos, mis deseos, toda mi vida y el fin de mis días, a fin de que, por vuestra intercesión, ellos
tiendan todos al bien, según la voluntad de Nuestro Señor Jesucristo. Así sea.
RESOLUCIÓN. – Santificaré el domingo asistiendo a los oficios y jamás bajo ningún pretexto me
entregaré al trabajo.
JACULATORIA. – Oh María, vaso insigne de devoción, rogad por nosotros


sábado, 1 de diciembre de 2012

1º de diciembre: Día Mundial de Lucha Contra el Sida...


Vendrá la paz...


Vendrá la paz

Si tú crees que una sonrisa
es más fuerte que un arma,
si tú crees que lo que une a los hombres
es más fuerte que lo que los separa,
si tú crees en el poder de una mano extendida,
si tu crees que ser diferente es una riqueza
y no un peligro, entonces…
¡Vendrá la paz!

Si tú sabes mirar al otro con un poquito de amor,
si tú sabes preferir la esperanza a la sospecha,
si tú estás persuadido
que te corresponde tomar
la iniciativa antes que el otro,
si todavía la mirada de un niño
llega a desarmar tu corazón, entonces…
¡Vendrá la paz!

Si tú puedes alegrarte del gozo de tu vecino,
si la injusticia que golpea a los otros te indigna
tanto como la que tú puedes sufrir,
si para ti el extranjero es un hermano,
si tú puedes dar gratuitamente
un poco de tu tiempo por amor, entonces…
¡Vendrá la paz!

Si tú sabes aceptar que el otro te preste su ayuda,
si tú compartes tu pan
y sabes dar con el un pedazo de tu corazón,
si tú crees que el perdón
consigue más que la venganza,
si tú sabes cantar la felicidad de otro
y bailar su alegría... entonces…
¡Vendrá la paz!

Si tú puedes escuchar al desdichado
que te hace perder tu tiempo
y entretenerlo con una sonrisa,
si tú sabes aceptar la crítica
y hacer que te sea provechosa
sin rechazarla ni defenderte,
si tú sabes acoger y aceptar
un punto de vista diferente al tuyo,
si tú rehúsas a darte golpes por tus culpas
en el pecho de otros entonces…
¡Vendrá la paz!

Si para ti el otro es ante todo un hermano,
si para ti la cólera es una debilidad,
no una manifestación de fuerza,
si tú prefieres ser herido
antes de hacer daño a alguien,
si tú no te sientes tan importante que
después de ti el Diluvio entonces…
¡Vendrá la paz!

Si tú alcanzas y te colocas al lado del pobre
y del oprimido sin creerte un héroe,
si tú crees que el amor es la única fuerza de disuasión,
si tú crees que la paz es posible, entonces…
¡Vendrá la paz!


Mes de la Virgen María...


DÍA VEINTICINCO (1/DIC)
La Iglesia
CONSIDERACIÓN. – Nuestro Señor ha descendido a la tierra no solamente para salvar a la
humanidad con sus sufrimientos y muerte, sino también para fundar la Iglesia, esa sociedad de fieles que
hacen profesión de una misma fe. Dio las direcciones a San Pedro, a los apóstoles y a sus sucesores.
Nosotros tenemos la felicidad de haber nacido en su seno. Nuestros sacerdotes, nuestros Obispos y
nuestro muy Santo Padre el Papa, son, aquí abajo, los representantes de Jesús y los continuadores de su
obra. Nosotros les debemos un gran respeto y una entera sumisión.
La Iglesia es una familia de la cual Jesús es el jefe y nosotros los miembros. El verdadero cristiano
ama a la Iglesia; su corazón se entristece cuando es perseguida por los malvados y sus sacerdotes
calumniados.
El cristiano sabe que el Sacerdote es amigo del desgraciado, socorro del pecador y lo rodea de toda
clase de respetos.
La Santísima Virgen amaba a la Iglesia. En los años que siguieron a la Ascensión de su Divino Hijo,
San Pedro y los otros apóstoles, continuamente le pedían consejos y solicitaban sus plegarias. Pidámosle
que sea siempre la protectora de los cristianos y obtenga de su Divino Hijo, el triunfo de la Iglesia.
EJEMPLOS. – Sobre todo en las épocas en que la Iglesia es perseguida, la fe de los fieles y su
consagración, deben manifestarse por sus obras.
En los primeros siglos del cristianismo vemos a hombres venerables como Pudente, príncipe del
senado romano; a mujeres de alta posición como Priscila, su esposa, emplear su oro y su celo en la
propagación de la fe.
Cuando fueron muertos, dos jóvenes, sus hijas, las jóvenes Pudenciana y Práxedes, vendieron sus
villas y pusieron el importe con todos sus demás bienes a la disposición de San Pedro, para la
propagación de la fe, alivio de los pobres y servicio de la Iglesia, mientras que ellas se retiraban a una
humilde buhardilla, para llevar una vida toda de caridad y plegarias.
Así, en nuestro siglo mismo hemos visto a valerosos jóvenes, dejar, al primer llamado, a sus
familias y sus países para ir a derramar su sangre por la defensa de la Iglesia, alentados en este supremo
sacrificio, por madres verdaderamente cristianas. Una de ellas, al enterarse de la pérdida de su hijo único,
muerto en Monte Libretti, llevó su heroísmo al punto de lamentar no tener un segundo hijo que pudiera
reemplazar, en el ejército de la Santa Sede, a aquel que acababa de perecer gloriosamente.
Citamos aún la consagración de esa pobre sirvienta, quien, llevando a un ministro del Señor sus
ganancias de un año, para ser enviadas al Santo Padre, despojado por los enemigos de la Iglesia, dijo
simplemente:
-¿Los hijos no deben, acaso, ayudar a su Padre?
PLEGARIA DE SAN GERMÁN. – Acordaos de vuestros servidores, Virgen santa, inspirad sus
plegarias, conservadles la fe, llamad los pueblos a la unidad de la Iglesia; haced que reine la paz en el
mundo, libradnos de los peligros que nos rodean y obtenednos un día la recompensa eterna. Así sea.
RESOLUCIÓN. – Rezaré cada día por el triunfo de la Iglesia.
JACULATORIA. – María, Torre de David, rogad por nosotros


viernes, 30 de noviembre de 2012

Mes de la Virgen María...


DÍA VEINTICUATRO (30/NOV)
La Santa Comunión
CONSIDERACIÓN. – Si el cuerpo humano necesita, para sostenerse, alimentos materiales, es
necesario también al alma, un alimento que la conserve y le dé fuerzas.
Nuestro divino Maestro no se ha limitado a habitar en medio de nosotros en el Santísimo
Sacramento del altar; ha dicho a sus Apóstoles que era el Pan de vida bajado del Cielo y que aquél que lo
comiere viviría eternamente. Y sin embargo, un gran número de cristianos se mantienen alejados de la
santa Mesa no acercándose más que cuando los preceptos de la Iglesia los obligan bajo pena de pecado.
Aquel que se privara durante largas horas de tomar alimento, caería desfallecido y terminaría por morir;
del mismo modo, el alma que no se fortifica por la recepción de la Santa Comunión, queda sin energía
frente a la tentación y a la prueba y cae en las faltas más graves.
Los discípulos del Salvador, en los primeros tiempos de la Iglesia, cuando la persecución reinaba
con furor, salvaban todos los obstáculos para llegar a recibir el Pan de los Fuertes.
Así se volvían invencibles y sabían aceptar la muerte antes que renegar su fe.
¡Cuál no sería el gozo de María, cuando, después de la Ascensión del Salvador, San Juan depositaba
cada día sobre sus labios la Hostia santa! ¡Pudiéramos imitarla y por la santidad de nuestra vida, hacernos
dignos de aproximarnos frecuentemente, al sacramento de la Eucaristía!
EJEMPLO. – Cuando San Francisco de Sales hacía sus estudios, se confesaba y comulgaba cada
ocho días, y cuando se le preguntaba por qué: “Es, decía, por la misma razón que me hace hablar
frecuentemente a mi profesor. Nuestro Señor ¿no es acaso mi Maestro en la ciencia de los santos? Acudo
seguido a Él, a fin de que me enseñe, porque no e preocuparía medianamente de ser sabio, si no me
volviera santo”.
Más tarde, el santo Obispo de Ginebra escribía: “Por una experiencia de veintitrés años consagrados
al ministerio de las almas, puedo comprender la eficacia del sacramento de la Eucaristía: Fortifica el alma
para el bien, le inspira el alejamiento del mal, la consuela, la eleva, en una palabra, la deifica, por así
decirlo, con la condición de que se lo reciba con fe viva y corazón recogido.
PLEGARIA DE SAN BERNARDO. - ¡Oh María! ¡Que podamos nosotros por vuestra gracia,
acercarnos a vuestro divino Hijo! Pueda Él, que se ha dado a nosotros por Vos, recibirnos también por
Vos. Sois nuestra Reina y Mediadora, recomendadnos pues y presentadnos a Él. Así sea.
RESOLUCIÓN. – Pondré todo cuidado en prepararme para la comunión y rogaré a María, me
comunique sus disposiciones.
JACULATORIA. – María, Casa de Oro, rogad por nosotros