domingo, 19 de mayo de 2013
Visions of Maria Valtorta on the day of Pentecost
Words help us understand the seat of Mary in the Church
Maria Valtorta's work is rich in visions and revelations that move us to tears. What happened on that beautiful day of Pentecost was told by her, so that we can understand the role of Mary in the history of salvation, and that she is the most wonderful crown of God's creation. The Holy Trinity sings with joy to admire the perfection of the love of his beloved daughter.
We invite you to enjoy today these beautiful visions of Maria Valtorta:
Excerpts from the letter of Maria Valtorta on Pentecost:
A very strong ... and harmonic noise with wind and harp sound, with sound human singing voice and a perfect body, suddenly resounds in the silence of the morning. He approaches increasingly harmonious and strong and filled with earth vibrations, the spread to the house and it prints on the walls, on the furniture, on the objects. The flame of the lamp, still far in the peace of the locked room, vibrates as shocked by the wind, and the thin chains clinking lamp vibrating with sound wave that collides supernatural.
The apostles stand, frightened, head, and, like the heat very beautiful, which contains the most beautiful notes of Heaven and Earth out of the hand of God, ever closer, some get up, ready to flee, others crouch on the floor covering his head with his hands and mantle, beating their breasts or asking forgiveness from the Lord, others, too scared to keep that restraint that always have regard to the Immaculate, they lean to Mary.
The only one who is not scared is John, and it is because he sees the light of joy peace which is accentuated in the face of Mary, who looks up and smiles at something only she knows and then kneels opening his arms, and the two blue wings open his cloak and spread on Peter and John, who, like her, they worship. But all that it took minutes to describe is verified in less than a minute.
And then comes the Light, Fire, Holy Spirit, with a final roar melodic lucentísimo shaped balloon, ardent .
Visiones de Pentecostés...
Visiones de María Valtorta sobre el día de Pentecostés | ||||
Palabras que nos ayudan a comprender el sitial de María en la Iglesia
| ||||
|
sábado, 18 de mayo de 2013
Con tu Espíritu Sr...
Con tu Espíritu Santo, Señor
Gritaré que, el Amor con mayúsculas
tiene un nombre: ¡Padre!
Que Él me acompaña desde la eternidad
y que, un día como a Ti Jesús,
me aguarda para darme un abrazo
de fiesta y definitivo.
Con tu Espíritu Santo, Señor.
Cantaré el gozo de haber compartido
mi vida contigo, la fuerza que tus Palabras
han dejado por el camino de mi vida,
la ilusión de haberte conocido,
animándome en mi tristeza,
levantándome en mis caídas y dándome Vida,
donde yo sólo creía hallar la muerte.
Con tu Espíritu Santo, Señor.
Sentiré y proclamaré que soy de los tuyos
que, en tu Iglesia, me siento llamado a dar
y recibir dones y carismas, caridad y alegría,
perdón y humildad, comprensión y compañía.
Con tu Espíritu Santo, Señor.
Iluminaré las entrañas de mi corazón, y luego,
llevaré esa luz a los que se hallan en tinieblas,
a los que, hace poco o mucho tiempo,
dejaron de respirar el oxígeno de tu Santo Espíritu,
sumergiéndose en una atmósfera sin sentido.
Con tu Espíritu Santo, Señor.
Me sentiré niño, y abriéndome como un pequeño,
sabré que es mucho lo que me espera:
respirar aires de infinitud,
vivir como quien nace de nuevo,
caminar sabiendo que tengo un compañero a mi lado,
mirar a los cielos con ojos bien abiertos,
soñar… con un final de mis días en tus manos.
Con tu Espíritu Santo, Señor.
Hablaré, y no callaré sobre Ti.
Me entregaré, para nunca más cerrarme.
Avanzaré, sin echar la mirada hacia atrás.
Cantaré, aun a riesgo de quedar afónico.
entonando que, al fondo de todo,
vives y permaneces Tú.
Con tu Espíritu Santo, Señor.
P. Javier Leoz
viernes, 17 de mayo de 2013
The fruits of the Holy Spirit
I. When the soul is docile to the Holy Spirit becomes good tree is made known by its fruits. Although these fruits are countless, St. Paul says twelve fruits result of his gifts: love, joy, peace, patience, kindness, goodness, longsuffering, gentleness, faithfulness, modesty, continence and chastity (Galatians 5, 22-23.)
Three of them are in particular manifestation of the glory of God: love, joy and peace. Charity is the tastiest of fruits because it is the first manifestation of our union with Christ, makes us feel that God is close and has to lighten the load to the other. It is the joy because joy is a result of love, so the Christian is distinguished by its joy, which remains above the pain and failure. The love and joy in the soul let the peace of God, is the absence of agitation and rest of the will in stable possession of the property.
II. Given the obstacles, the Paraclete docile souls bear the fruit of patience, which is in many cases the support of love lost no peace to the disease, the contradiction, the defects of others, slander, and before their own spiritual failures . Patience and long-suffering are very important in the apostolate, the latter is a stable arrangement by which we expect all the time God wants dear delays or permitted by him, before reaching ascetic and apostolic goals we set, and sets goals high, according to the will of God, but the results seem small. He knows that my chosen not labor in vain (Isaiah 45, 23.)
III. Other fruit look first to the neighbor, as St. Paul says: clothed bowels of mercies, kindness, humility, meekness, forbearing and forgiving one another (Colossians 3, 12-13.) Kindness leads us to want all kinds of goods for others without distinction. Translates Kindness charity events, leads us to do good to others (1 Corinthians 13: 4.) And is manifested in works of mercy, in forgiveness and kindness. Meekness is a finishing of goodness and kindness, and opposes the barren manifestations of anger.
Nothing compares to a loyal friend, his price is incalculable (Sir 6, 1.) Fidelity is a way to live in justice and charity. For the modest man to know that his talents are a gift from God and puts them at the service of others, reflecting simplicity and order. By continence and chastity the soul is vigilant to avoid what could damage the inner and outer purity. We finished our prayer approaching the Virgin Mother beautiful love.
Frutos del Espíritu Santo...
Los frutos del Espíritu Santo
I. Cuando el alma es dócil al Espíritu Santo se convierte en árbol bueno que se da a conocer por sus frutos. Aunque estos frutos son incontables, San Pablo nos señala doce frutos resultado de sus dones: caridad, gozo, paz, paciencia, benignidad, bondad, longanimidad, mansedumbre, fe, modestia, continencia y castidad (Gálatas 5, 22-23.)
Tres de ellos son en especial, manifestación de la gloria de Dios: el amor, el gozo y la paz. La caridad es el más sabroso de los frutos porque es la primera manifestación de nuestra unión con Cristo, nos hace experimentar que Dios está cerca y tiene a aligerar la carga a los otros. Le sigue el gozo porque la alegría es consecuencia del amor; por eso el cristiano se distingue por su alegría, que permanece por arriba del dolor y del fracaso. El amor y la alegría dejan en el alma la paz de Dios; es ausencia de agitación y el descanso de la voluntad en la posesión estable del bien.
II. Ante los obstáculos, las almas dóciles al Paráclito producen el fruto de la paciencia, que es en muchas ocasiones el soporte del amor; no pierden la paz ante la enfermedad, la contradicción, los defectos ajenos, las calumnias, y ante los propios fracasos espirituales. La paciencia, así como la longanimidad son muy importantes en el apostolado; ésta última es una disposición estable por la que esperamos todo el tiempo que Dios quiera las dilaciones queridas o permitidas por Él, antes de alcanzar las metas ascéticas o apostólicas que nos proponemos, y se propone metas altas, según el querer de Dios, aunque los resultados parezcan pequeños. Sabe que mis elegidos no trabajarán en vano (Isaías 45, 23.)
III. Los demás frutos miran en primer lugar al prójimo, como San Pablo dice: revestíos de entrañas de misericordia, bondad, humildad, mansedumbre, soportándoos y perdonándoos mutuamente (Colosenses 3, 12-13.) La bondad nos inclina a querer toda clase de bienes para otros sin distinción alguna. La benignidad traduce la caridad en hechos, nos inclina a hacer el bien a los demás (1 Corintios 13, 4.) y se manifiesta en obras de misericordia, en indulgencia y afabilidad. La mansedumbre es un acabamiento de la bondad y benignidad, y se opone a las estériles manifestaciones de ira.
Nada hay comparable a un amigo fiel; su precio es incalculable ( Eclo 6, 1.) La fidelidad es una forma de vivir la justicia y la caridad. Por la modestia el hombre a sabe que sus talentos son regalo de Dios y los pone al servicio de los demás, refleja sencillez y orden. Por la continencia y castidad el alma está vigilante para evitar lo que pueda dañar la pureza interior y exterior. Terminamos nuestra oración acercándonos a la Virgen, Madre el amor hermoso.
jueves, 16 de mayo de 2013
Santo Temor de Dios...
El Don de temor de Dios
I. No todo temor es bueno. Existe el temor mundano (M.M. PHILIPON, Los dones del Espíritu Santo) de donde se originan los respetos humanos propios de quienes están dispuestos a abandonar a Cristo y a su Iglesia en cuanto prevén que la fidelidad a la vida cristiana pueda causarles una contrariedad o desventajas sociales. Existe otro, que es bueno en cuanto puede ser, para muchos, el primer paso hacia su conversión y el comienzo del amor (Eclo 25, 16): el temor servil que aparta del pecado por miedo a las penas del infierno.
En cambio, el santo temor de Dios, propios de hijos que se sienten amparados por su Padre a quien no desean ofender, tiene dos efectos principales. El más importante es un respeto inmenso por la majestad de Dios, un hondo sentido por lo sagrado y una complacencia en su bondad de Padre. Por este don, las almas santas reconocen su nada delante de Dios, como decía a modo de jaculatoria el Beato Josemaría Escrivá de Balaguer: no valgo nada, no tengo nada, no puedo nada, no sé nada, no soy nada, ¡nada! (VÁZQUEZ DE PRADA, El Fundador el Opus Dei). El otro efecto es un gran horror al pecado y, si se tiene la desgracia de cometerlo, una vivísima contrición.
II. Amor y temor. Con este bagaje hemos de hacer el camino. "Cuando el amor llega a eliminar del todo el temor, el mismo temor se transforma en amor" (SAN GREGORIO DE NISA, Homilía). Es el temor del hijo que ama a su Padre con todo su ser y que no quiere separarse de Él por nada del mundo. Cuando se pierde el santo temor de Dios, se diluye o se pierde el sentido del pecado y entra con facilidad la tibieza en el alma. Hemos de sentir horror al pecado grave y abominar del pecado venial deliberado. La meditación de los Novísimos, de aquella realidad que veremos dentro quizá de no mucho tiempo, o sea, el encuentro definitivo con Dios, nos dispone para que el Espíritu Santo nos conceda ese don que tan cerca está del amor.
III. El don de temor se halla en la raíz de la humildad, en cuanto da al alma la conciencia de su fragilidad y la necesidad de tener la voluntad en fiel y amorosa sumisión a Dios. También está en íntima relación con la virtud de la templanza, que lleva a usar con moderación de las cosas humanas subordinándolas al fin sobrenatural. Este don, infundido con los demás en el Bautismo, nos llevará a huir con rapidez de las ocasiones de pecado y hacer con profundidad el examen de conciencia y a dolernos de nuestras faltas. Pidamos que, con delicadeza de alma, tengamos muy a flor de piel el sentido del pecado.
Suscribirse a:
Entradas (Atom)