domingo, 24 de julio de 2016
Oraciones...
Oración de las madres por sus hijos
Oración de madre
La oración es todopoderosa para el bien. Todopoderosas fueron las lágrimas, la oración y la fe de Santa Mónica, que obtuvieron, tras años de pedir a Dios, la conversión de uno de los más grandes santos de la historia de la Iglesia: Su hijo San Agustín de Hipona, Doctor de la Iglesia.
Todopoderosas son también las lágrimas de tantas otras madres que dedican su vida a rezar por los hijos, humildemente, sin ser vistas, sin que nadie se lo agradezca, esperando siempre contra toda esperanza y confiando en Dios, que todo lo puede.
Y para ayudar a las madres en sus plegarias, les dejamos esta oración que ha escrito nuestro hermano en la fe, Bruno.
Oración de una madre por sus hijos
Mi Señor Padre eterno,
Fuente de todo consuelo,
Te ruego por los hijos
Que me has regalado.
Tú que ya pensaste en ellos
Antes de la creación del mundo
Y que les quieres mucho más que yo,
Bendícelos siempre,
Envía a tus ángeles
Para que sus pies no tropiecen
Y no les dejes caer en la tentación.
Mi Señor Jesucristo,
Que quisiste nacer en una familia,
Por tu bendita Madre,
Que tanto sufrió al verte en la Cruz,
Apiádate de mis lágrimas
Y concede a mis hijos
La fe, que vale más que el oro,
Y la vida eterna.
Mi Señor Espíritu Santo,
Sé para ellos
Brisa suave que alivie sus penas,
Fuego que arda en sus corazones
Y Maestro que les enseñe a orar,
Para que nunca se desvíen
Del camino que lleva al cielo
Y un día podamos sentarnos juntos
En el banquete del Reino
Que dura para siempre.
Amén...
Oración de madre
La oración es todopoderosa para el bien. Todopoderosas fueron las lágrimas, la oración y la fe de Santa Mónica, que obtuvieron, tras años de pedir a Dios, la conversión de uno de los más grandes santos de la historia de la Iglesia: Su hijo San Agustín de Hipona, Doctor de la Iglesia.
Todopoderosas son también las lágrimas de tantas otras madres que dedican su vida a rezar por los hijos, humildemente, sin ser vistas, sin que nadie se lo agradezca, esperando siempre contra toda esperanza y confiando en Dios, que todo lo puede.
Y para ayudar a las madres en sus plegarias, les dejamos esta oración que ha escrito nuestro hermano en la fe, Bruno.
Oración de una madre por sus hijos
Mi Señor Padre eterno,
Fuente de todo consuelo,
Te ruego por los hijos
Que me has regalado.
Tú que ya pensaste en ellos
Antes de la creación del mundo
Y que les quieres mucho más que yo,
Bendícelos siempre,
Envía a tus ángeles
Para que sus pies no tropiecen
Y no les dejes caer en la tentación.
Mi Señor Jesucristo,
Que quisiste nacer en una familia,
Por tu bendita Madre,
Que tanto sufrió al verte en la Cruz,
Apiádate de mis lágrimas
Y concede a mis hijos
La fe, que vale más que el oro,
Y la vida eterna.
Mi Señor Espíritu Santo,
Sé para ellos
Brisa suave que alivie sus penas,
Fuego que arda en sus corazones
Y Maestro que les enseñe a orar,
Para que nunca se desvíen
Del camino que lleva al cielo
Y un día podamos sentarnos juntos
En el banquete del Reino
Que dura para siempre.
Amén...
Salmo y Evangelio...
Salmo 138(137),1.2a.2b.2c.2d.2e-3.7c.8.
Te doy gracias, Señor, de todo corazón,
te cantaré en presencia de los ángeles.
Me postraré ante tu santo Templo.
y daré gracias a tu Nombre
por tu amor y tu fidelidad.
poque tu promesa ha superado tu renombre.
Me postraré ante tu santo Templo,
y daré gracias a tu Nombre
por tu amor y tu fidelidad,
porque tu promesa ha superado tu renombre.
Me respondiste cada vez que te invoqué
y aumentaste la fuerza de mi alma.
Tu derecha me salva.
El Señor lo hará todo por mí.
Tu amor es eterno, Señor,
¡no abandones la obra de tus manos.
Evangelio según San Lucas 11,1-13.
Un día, Jesús estaba orando en cierto lugar, y cuando terminó, uno de sus discípulos le dijo: "Señor, enséñanos a orar, así como Juan enseñó a sus discípulos".
El les dijo entonces: "Cuando oren, digan: Padre, santificado sea tu Nombre, que venga tu Reino;
danos cada día nuestro pan cotidiano;
perdona nuestros pecados, porque también nosotros perdonamos a aquellos que nos ofenden; y no nos dejes caer en la tentación".
Jesús agregó: "Supongamos que alguno de ustedes tiene un amigo y recurre a él a medianoche, para decirle: 'Amigo, préstame tres panes,
porque uno de mis amigos llegó de viaje y no tengo nada que ofrecerle',
y desde adentro él le responde: 'No me fastidies; ahora la puerta está cerrada, y mis hijos y yo estamos acostados. No puedo levantarme para dártelos'.
Yo les aseguro que aunque él no se levante para dárselos por ser su amigo, se levantará al menos a causa de su insistencia y le dará todo lo necesario.
También les aseguro: pidan y se les dará, busquen y encontrarán, llamen y se les abrirá.
Porque el que pide, recibe; el que busca, encuentra; y al que llama, se le abre.
¿Hay entre ustedes algún padre que da a su hijo una piedra cuando le pide pan? ¿Y si le pide un pescado, le dará en su lugar una serpiente?
¿Y si le pide un huevo, le dará un escorpión?
Si ustedes, que son malos, saben dar cosas buenas a sus hijos, ¡cuánto más el Padre del cielo dará el Espíritu Santo a aquellos que se lo pidan!".
Te doy gracias, Señor, de todo corazón,
te cantaré en presencia de los ángeles.
Me postraré ante tu santo Templo.
y daré gracias a tu Nombre
por tu amor y tu fidelidad.
poque tu promesa ha superado tu renombre.
Me postraré ante tu santo Templo,
y daré gracias a tu Nombre
por tu amor y tu fidelidad,
porque tu promesa ha superado tu renombre.
Me respondiste cada vez que te invoqué
y aumentaste la fuerza de mi alma.
Tu derecha me salva.
El Señor lo hará todo por mí.
Tu amor es eterno, Señor,
¡no abandones la obra de tus manos.
Evangelio según San Lucas 11,1-13.
Un día, Jesús estaba orando en cierto lugar, y cuando terminó, uno de sus discípulos le dijo: "Señor, enséñanos a orar, así como Juan enseñó a sus discípulos".
El les dijo entonces: "Cuando oren, digan: Padre, santificado sea tu Nombre, que venga tu Reino;
danos cada día nuestro pan cotidiano;
perdona nuestros pecados, porque también nosotros perdonamos a aquellos que nos ofenden; y no nos dejes caer en la tentación".
Jesús agregó: "Supongamos que alguno de ustedes tiene un amigo y recurre a él a medianoche, para decirle: 'Amigo, préstame tres panes,
porque uno de mis amigos llegó de viaje y no tengo nada que ofrecerle',
y desde adentro él le responde: 'No me fastidies; ahora la puerta está cerrada, y mis hijos y yo estamos acostados. No puedo levantarme para dártelos'.
Yo les aseguro que aunque él no se levante para dárselos por ser su amigo, se levantará al menos a causa de su insistencia y le dará todo lo necesario.
También les aseguro: pidan y se les dará, busquen y encontrarán, llamen y se les abrirá.
Porque el que pide, recibe; el que busca, encuentra; y al que llama, se le abre.
¿Hay entre ustedes algún padre que da a su hijo una piedra cuando le pide pan? ¿Y si le pide un pescado, le dará en su lugar una serpiente?
¿Y si le pide un huevo, le dará un escorpión?
Si ustedes, que son malos, saben dar cosas buenas a sus hijos, ¡cuánto más el Padre del cielo dará el Espíritu Santo a aquellos que se lo pidan!".
sábado, 23 de julio de 2016
Mensaje...
Mensaje sobre la oración
Dones de Dios.
“Tiene que implorar el alma que tiende a la pureza, porque de lo contrario no la alcanzaría.”
(Diario #146 – Santa Faustina Kowalska)
Comentario:
Los dones de Dios se alcanzan con perseverancia, pero también es muy cierto que Dios los otorga, y que sin Él nada podemos lograr.
Por eso todo don viene de Dios, y Él lo concede por nuestra oración perseverante.
También la pureza y santidad es un don que tenemos que conquistar con nuestra voluntad, secundando la gracia de Dios que nos la da si la pedimos en la oración.
Así que en realidad todo depende de la oración.
No espere conseguir nada el que no reza cada día, porque Dios concede sus dones y gracias sólo a quien le reza pidiéndoselos.
Ya lo ha dicho el Señor en el Evangelio: “El que busca, encuentra; el que pide, recibe, y al que llama, se le abrirá”. Pero es necesario buscar, pedir y llamar con la oración, ya que de lo contrario no encontraremos, ni recibiremos, ni nos abrirán la puerta del tesoro de Dios, y nos quedaremos pobres, cada vez más pobres, hasta que al final de nuestra vida nos quitarán hasta lo que creíamos tener, y así terminaremos en el abismo infernal.
No desfallezcamos en la oración, porque todos los bienes nos vienen a través de ella, y muchos males evitamos y hacemos evitar a nuestros seres más queridos, por medio de nuestra oración confiada y constante.
viernes, 22 de julio de 2016
Salmos...
Salmo 63(62),2.3-4.5-6.8-9.
Señor, tú eres mi Dios,
yo te busco ardientemente;
mi alma tiene sed de ti,
por ti suspira mi carne
como tierra sedienta, reseca y sin agua.
Sí, yo te contemplé en el Santuario
para ver tu poder y tu gloria.
Porque tu amor vale más que la vida,
mis labios te alabarán.
Así te bendeciré mientras viva
y alzaré mis manos en tu Nombre.
Mi alma quedará saciada
como con un manjar delicioso,
y mi boca te alabará
con júbilo en los labios.
Veo que has sido mi ayuda
y soy feliz a la sombra de tus alas.
Mi alma está unida a ti,
tu mano me sostiene.
yo te busco ardientemente;
mi alma tiene sed de ti,
por ti suspira mi carne
como tierra sedienta, reseca y sin agua.
Sí, yo te contemplé en el Santuario
para ver tu poder y tu gloria.
Porque tu amor vale más que la vida,
mis labios te alabarán.
Así te bendeciré mientras viva
y alzaré mis manos en tu Nombre.
Mi alma quedará saciada
como con un manjar delicioso,
y mi boca te alabará
con júbilo en los labios.
Veo que has sido mi ayuda
y soy feliz a la sombra de tus alas.
Mi alma está unida a ti,
tu mano me sostiene.
jueves, 21 de julio de 2016
Caída...
Vuelve a empezar
Caídas.
El Señor, en el camino del Calvario, cayó por tierra tres veces, pero se levantó. A pesar de lo tremendo del sufrimiento y de la ingratitud, los insultos y los castigos, se levantó, quiso levantarse.
También nosotros debemos aprender del Señor, porque lo importante no es tanto el no caer, sino el levantarse de cada caída.
En el Cielo nos sorprenderemos de ver a muchos, muchísimos santos, que lo fueron no tanto porque no hayan caído nunca, sino porque siempre se levantaron, perseveraron una y otra vez sin quedarse en el suelo, en el barro del pecado.
Por eso el Señor nos dice en su Evangelio que quien persevere hasta el fin, se salvará.
Mientras estamos en este mundo, somos pecables y podemos caer. Es más, es casi seguro que caeremos. Pero no debemos quedarnos en el suelo, o por desesperación entregarnos a más y mayores pecados. ¡No! Sino que debemos levantarnos con una sincera y completa confesión, y hacer el propósito de no volver a pecar. Y aunque toda nuestra vida sea un continuo caer y levantarnos, con el tiempo venceremos y alcanzaremos el Cielo, porque muchos bienaventurados están en el Paraíso porque no se cansaron de levantarse.
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