lunes, 2 de enero de 2017
Caídas...
Vuelve a empezar
Caídas de Jesús.
El Señor quiso caer en el camino al Calvario, para darnos ejemplo de que
nosotros en la vida, mientras llevamos la cruz tras Jesús, tendremos
también caídas, y muchas veces nos parecerá imposible levantarnos, e
incluso no pocas veces no tendremos a nadie que nos ayude.
Pero nunca la prueba puede ser superior a nuestras fuerzas, y si la
tentación es de diez, Dios da diez e incluso más, sólo que está en
nosotros querer aceptar esa ayuda.
Cuando caemos por tierra en el camino de la vida, nos hacemos adultos en
la fe, porque entendemos en carne propia lo que significa morder el
polvo y estar tirados por tierra, abatidos y derrotados. Así
comprendemos mejor a quienes se han detenido en el camino, los que lo
han abandonado, y entonces nos hacemos prudentes y buenos, compasivos
con todos, porque sabemos en carne propia lo difícil que es la vida.
Lo importante es que al fin de nuestros días tengamos un corazón
misericordioso y capaz de compadecerse. Y si no tenemos pruebas y caídas
en la vida, corremos el riesgo de seguir siendo indiferentes para con
los hermanos, y creernos todopoderosos, y sin necesidad de la ayuda de
Dios ni del prójimo.
También, al hacer experiencia de las caídas, rezaremos también todos los
días por quienes han caído, para que tengan fuerza de levantarse y
continuar el camino hacia el Cielo, ya que ningún camino de flores
conduce a la gloria.
domingo, 1 de enero de 2017
Mensaje...
Mensaje espiritual
La Palabra de Dios.
Cuando el demonio tentó a Jesús en el desierto con el pan, Jesús le
respondió que no solo de pan vive el hombre sino de toda palabra que
sale de la boca de Dios.
Esto es algo que tenemos que tener siempre muy presente, pues la Palabra
de Dios es viva y operante, y tenemos que conocerla y practicarla cada
vez más y mejor.
La encontramos especialmente en el Santo Evangelio, en toda la Sagrada
Escritura, y en el Magisterio de la Iglesia, es decir, lo que enseña el
Papa y los Obispos unidos al Papa.
No descuidemos el estudio y la lectura de la Palabra, porque de ello
depende que cada vez vivamos mejor nuestro catolicismo y lleguemos a ser
santos. Porque el primer mandamiento es Amar a Dios. Pero nadie ama lo
que no conoce, y entonces tenemos que conocer a Dios a través de lo que
dijo y enseñó Jesús, que es Dios.
Tengamos los cuatro Evangelios como lectura principal, y leámoslos de
corrido, y al terminar volvamos a empezar, que con esta práctica veremos
los maravillosos frutos que cosechamos, puesto que la Palabra de Dios
es viva y siempre le encontraremos nuevos sentidos y maravillosas
aplicaciones a nuestro diario vivir.
Pero la Palabra de Dios es también una Persona, es Jesucristo, que lo
encontramos especialmente en la Eucaristía. Entonces recibámoslo
frecuentemente en la Comunión, para que cada vez nos vayamos
transformando más en otros Cristos, y así podamos decir como el Apóstol
San Pablo: “Ya no soy yo el que vive, sino que es Cristo el que vive en
mí”.
Hagámosle caso al Padre eterno, que en la Transfiguración dijo a los
apóstoles: “Escúchenlo”, a Jesús. Y también sigamos el consejo que dio
la Virgen a los servidores de Caná: “Hagan todo lo que Él les diga”.
Sigamos estos dos consejos de nuestro Padre Celestial y de nuestra
Madre, la Virgen, y seremos felices en esta vida y en la eternidad, pues
ya no tendremos hambre ni sed, porque obtendremos las respuestas para
todas las cosas y nos haremos sabios según la Sabiduría de Dios.
sábado, 31 de diciembre de 2016
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