jueves, 4 de mayo de 2017

Mundo...

Mundo frío.

A pesar de la frialdad que se va apoderando del corazón de los hombres, nosotros debemos tratar de perseverar en ser compasivos y misericordiosos, pues Jesús ha prometido en su Evangelio que habrá misericordia de Dios para quien haya sido misericordioso con los hermanos.
Ya está anunciado que en los últimos tiempos el mal sería tan extendido que la caridad se enfriaría en muchos, pero aquél que perseverara hasta el fin, es decir, quien continuara siendo bueno y compasivo a pesar de todo, ése se salvaría.
Por eso tratemos de que no se nos endurezca el corazón, pues todo lo exterior quiere ayudar a este endurecimiento de los corazones, y es por ello que hoy más que nunca debemos enternecer nuestro corazón, en lugar de hacerlo más duro, pues el mundo, el demonio y los hombres malvados colaboran para este enfriamiento y esta dureza.
Aprendamos de Nuestro Señor Jesucristo que, cuando el mundo más se endurecía con Él, el Señor tanto más ofrecía su amor y perdón. E incluso en el momento de mayor crueldad e inhumanidad para con el Verbo, Éste no castigó sino todo lo contrario, nos dio a su Madre desde la cruz, y dejó que le traspasaran el costado y le abrieran el Corazón, para mostrar a la humanidad que el que vence siempre es el amor.
Podrá el odio y la maldad hacer más ruido, hacer más barullo, pero al final quien vence es el amor, es la caridad, es la misericordia, es la compasión.
Seamos, entonces, compasivos con todos, capaces de enternecernos y llorar por las desgracias y miserias ajenas, tomándolas como propias, y así Dios derramará sobre nuestras almas, copiosas gracias y favores celestiales en la tierra, y luego en el Cielo el premio será desmesuradamente grande.
 
 

miércoles, 3 de mayo de 2017

Evangelio del día...

Evangelio del día.

Miércoles 3/MAY/17.
Jn 14, 6-14.
Santos Felipe y Santiago, apóstoles.
Jesús dijo a Tomás: “Yo soy el camino, y la verdad y la vida. Nadie va al Padre, sino por mí. Si ustedes me conocen, conocerán también a mi Padre. Ya desde ahora lo conocen y lo han visto”. Felipe le dijo: “Señor, muéstranos al Padre y eso nos basta”. Jesús le respondió: “Felipe, hace tanto tiempo que estoy con ustedes, ¿y todavía no me conocen? El que me ha visto ha visto al Padre. ¿Cómo dices: ‘Muéstranos al Padre’? ¿No crees, que yo estoy en el Padre y que el Padre está en mí? Las palabras que digo no son mías: el Padre que habita en mí es el que hace las obras. Créanme: Yo estoy en el Padre y el Padre está en mí. Créanlo, al menos, por las obras. Les aseguro que el que cree en mí hará también las obras que yo hago, y aún mayores, porque yo me voy al Padre. Y yo haré todo lo que ustedes pidan en mi nombre, para que el Padre sea glorificado en el Hijo. Si ustedes me piden algo en mi nombre, yo lo haré”.
Reflexión:
Hoy es la fiesta litúrgica de Felipe y Santiago, los dos apóstoles del Señor. Es un día propicio para preguntarnos cómo anda nuestro apostolado. Porque nosotros también somos apóstoles de Jesús y tenemos la misión de evangelizar en el lugar donde nos encontremos, ya sea con la palabra o con las obras. Este mundo tiene necesidad de apóstoles que sean santos, que vivan lo que predican y que sean imitadores de Jesús. Eso es lo que debemos ser nosotros: apóstoles de Cristo. Pero como nadie da lo que no tiene, primero debemos profundizar en la oración para encontrar allí al Señor y luego poder darlo a los demás; y recordar que el motor del apostolado no es la acción sino la oración.
Pidamos a la Santísima Virgen que nos obtenga el Don del Espíritu Santo que nos haga valientes apóstoles de Jesús en este mundo descristianizado.
Jesús, María, os amo, salvad las almas.

martes, 2 de mayo de 2017

Liric Voy a Vos Vilma Palma e Vampiros

Vidas...

Tenemos dos vidas.

Los hombres tenemos dos vidas. La vida del cuerpo, y la vida del alma.
Quizás hasta ahora hemos dado mucha importancia a la primera, y muy poca o ninguna a la segunda.
La vida del cuerpo se cuida con el alimento material cotidiano. En cambio la vida del alma necesita de alimento espiritual, necesita de la oración, la meditación, los sacramentos, la gracia en definitiva.
Estamos vivos en el cuerpo si nuestra alma está unida al cuerpo.
Estamos vivos en el alma si estamos en gracia de Dios, en amistad con el Señor.
En cambio estamos muertos en el alma si vivimos en pecado mortal, si hemos perdido la gracia.
A veces cuidamos tanto la vida del cuerpo, le dedicamos a ella todos los cuidados y lisonjas, hacemos gimnasia, elegimos qué comer y la dieta correcta; pero tenemos que reconocer que para la vida del alma hacemos muy poco. ¡Y sin embargo la vida del alma es la más importante, porque es la que sobrevivirá más allá de la muerte corporal!
Efectivamente si la muerte corporal nos encuentra en pecado mortal, estamos muertos en el alma, y nuestro destino es morir para siempre, la Muerte eterna en el Infierno.
En realidad lo más importante es la vida del alma, como bien lo ha dicho el Señor en el Evangelio, no teman a los que matan el cuerpo, sino más bien teman a los que matan el alma, es decir a los pecados, a los vicios, al mal.
Estamos a tiempo todavía, Dios no nos ha llamado a su tribunal.
Miremos nuestra alma y comprobemos si estamos vivos espiritualmente, si estamos en gracia de Dios. Y si no lo estamos, es tiempo de resucitar con una completa y sincera confesión. Y luego cuidemos y alimentemos esa vida de la gracia, para que nunca más muramos en el alma por el pecado.
 
 

viernes, 28 de abril de 2017

Catecismo...

APUNTES DE CATECISMO

Del Catecismo de la Iglesia Católica.
8 Los periodos de renovación de la Iglesia son también tiempos fuertes de la catequesis. Así, en la gran época de los Padres de la Iglesia, vemos a santos obispos consagrar una parte importante de su ministerio a la catequesis. Es la época de S. Cirilo de Jerusalén y de S. Juan Crisóstomo, de S. Ambrosio y de S. Agustín, y de muchos otros Padres cuyas obras catequéticas siguen siendo modelos.
Comentario:
¡Qué importante es dar catecismo! Pero darlo bien, viviéndolo el que lo enseña, es decir, ser catecismos vivos. Porque ahora sucede muy frecuentemente que muchos catequistas enseñan catecismo en las parroquias y en las escuelas católicas, pero no van a Misa los domingos, no están casados por Iglesia, viven en pecado y escandalizan a todos por su modo de vestir provocativo. Entonces ¿qué clase de catecismo puede dar esa persona? Esos tales trabajan para el diablo. Por eso hacen falta buenos catequistas. Hacen falta santos, porque los santos son los que mejor enseñan catecismo. Por eso muchas escuelas católicas no dan frutos de santidad, pues se enseña el catecismo como una materia más, y los que lo enseñan no lo viven y, lo que es peor, muchas veces enseñan un catecismo lleno de errores teológicos.
 
 

jueves, 27 de abril de 2017

Santos y pecadores...

De pecadores a santos

Grandes pecadores.
Así como quien está llamado a un destino elevado, si cae, cae muy bajo. Así también quien está muy bajo, en el fondo del abismo del pecado, si quiere puede subir a lo más alto de la santidad, abriéndose a la Misericordia de Dios, y llegar así a ser un grandísimo santo.
Por eso no hay que despreciar a nadie por pecador que sea, porque se puede convertir y nos puede dejar atrás en el camino de la perfección.
Como dice el Apóstol San Pablo: “El que esté de pie, cuide de no caer”. Porque a veces ya vivimos sin cometer pecados graves y más o menos santamente, y acostumbrados a esta gracia nos parece que es por mérito propio, sin recordar que este estado es también una gracia de la Misericordia divina, que si nos dejara de su mano, caeríamos en los más graves desórdenes y pecados.
Así es que el Señor nos manda no juzgar a nadie, porque no sabemos cuántos auxilios ha recibido ese que vemos muy pecador, y que si hubiera recibido todos los dones, gracias y auxilios que recibimos nosotros en nuestra vida, seguramente sería mucho más santo que nosotros ahora.
Ninguno se considere perdido hasta que no esté ya en el Infierno, porque la Misericordia de Dios es infinita, y cuanta mayor miseria encuentra para quemar en un alma, tanto más obra prodigios de gracias; y de un montón de podredumbre, puede hacer un santo que será la admiración del Cielo y de la tierra.

miércoles, 26 de abril de 2017

Hechos...

REFLEXIÓN DEL DÍA

Estamos hechos para Dios
Dios nos ha creado para Él. Con infinito amor el Señor nos creó para Sí, para tenernos con Él para siempre en el Cielo. No defraudemos al Señor, pues solo encontraremos la felicidad en Su Corazón.
San Agustín dice: “Nos has creado para Ti, Señor; y nuestra alma está inquieta hasta que descanse en Ti”. Tenemos hambre de felicidad. Todos los hombres. Pero lamentablemente muchos no saben dónde está esta felicidad y pecan creyendo que así serán felices. Pero luego comprueban que no son felices, sino que al contrario se hacen esclavos del mal. Nosotros, en cambio, debemos saber que la felicidad está en Dios. Ya en este mundo seremos felices si tenemos a Dios en nuestra alma, es decir, si vivimos en Gracia, en amistad con el Señor. Y luego, en la otra vida, vendrá la Felicidad con mayúscula, donde habremos alcanzado el fin para el que fuimos creados: amar a Dios y ser amados por Él.
¿Dios tiene alguna necesidad de nosotros? No. Él se basta a Sí mismo y es completamente e infinitamente feliz, no necesita de nada ni de nadie para ser feliz. Pero quiso que otros seres participaran de esa felicidad, y entonces creó a los hombres, para los cuales hizo el Cielo con sus moradas destinadas a ser habitadas por los hombres. Allí, en el Cielo, está nuestro lugar definitivo. Vivamos esta vida pensando en aquel lugar de ensueño y de felicidad, para poder sobrellevar con entereza las dificultades y pruebas de la vida. No nos atemos a las cosas de este mundo, sino vivamos con los pies sobre la tierra pero el corazón en el Cielo.