sábado, 25 de noviembre de 2017

Intento...

Nos queda algo por intentar.

En estos tiempos calamitosos, donde la maldad lleva la delantera y la discordia se extiende en las familias y en los pueblos, nos puede suceder que no encontremos la solución a situaciones de enfermedad, peleas, discordias y otras tantas vicisitudes que no podemos remediar y por las cuales ya quizás no sabemos más qué hacer.
Pero nos queda una cosa por intentar: rezar el rosario. Si ya rezamos los cinco misterios todos los días, pues empecemos a rezar los veinte misterios diarios. Y si ya estamos rezando los veinte misterios cada día, entonces elevemos el número de rosarios rezados bien, y tengamos la seguridad de que las cosas se acomodarán. Y si por algún motivo no se resuelven como esperamos, al menos con el rezo ardiente de muchos rosarios habremos influido en todas nuestras situaciones familiares, personales, laborales, etc., y tendremos una gran paz y alegría interiores, que harán que encaremos y aceptemos las circunstancias que debemos vivir con mucha entereza y valor, pero sobre todo, con mucha paz en el alma.
La Virgen en todas sus apariciones nos viene pidiendo que recemos el rosario, que recemos muchos rosarios, y ya no sabe casi cómo solicitarnos a que le obedezcamos en esto. ¿No caemos en la cuenta de que éste es el gran secreto que nos trae María: Rezar el rosario, muchos rosarios?
Cuando rezamos rosarios, los nudos de nuestros problemas se aflojan, y hasta a veces se desatan por completo. Y además, recibimos un mar de gracias, dones y favores celestiales, y hasta materiales, cuando rezamos muchos rosarios, que se puede decir que basta con rezar el rosario para ser felices. Quien no lo crea así, que haga la prueba, que intente empezar a rezar más rosarios y que compruebe por sí mismo esta gran verdad y este secreto que nos da la Santísima Virgen.
Tengamos en cuenta que si nos decidimos a practicar este consejo, al diablo no le gustará nada y nos pondrá trabas y falsas razones para que no lo llevemos a la práctica, para que no recemos el rosario varias veces. Pero ya nos ha dicho el Señor que hay que entrar por la puerta estrecha y el camino angosto para alcanzar la salvación. Así que cuando tengamos tiempo libre recemos un rosario. Y si tenemos mucho tiempo libre, recemos muchos rosarios. Cuando uno quiere realmente rezar, el tiempo para rezar llega solo, ya que Dios mismo nos va preparando las cosas para que nos dediquemos a Él, a su Madre, a la oración.
La verdad es que quizás todavía no habíamos empleado este método de rezar muchos rosarios. Sigamos el consejo de San Padre Pío de Pietrelcina que rezaba decenas de rosarios por día, y que sólo hubiera deseado que el día tuviera cuarenta y ocho horas, para poder duplicar los rosarios que rezaba.
Nosotros quizás no podremos rezar tantos rosarios, pero sí podemos empezar rezando uno, y luego dos, y luego el rosario completo, y tal vez más.
No solamente solucionaremos nuestros problemas, sino que obtendremos una lluvia de gracias sobre nuestros seres queridos, nuestras familias, ciudades y naciones, y sobre el mundo entero, incluido el Purgatorio.

viernes, 24 de noviembre de 2017

Depeche Mode - Enjoy the Silence

Pobres...

Los pobres.

El cristiano ama a los pobres.
El marxista, el comunista, con falsa preocupación por los pobres oculta su verdadero rostro de maldad, que es el sembrar el odio a los ricos, el odio entre clases sociales, entre sexos, sembrar el odio en todo, pues el mismo Marx dijo que su doctrina era contra Dios y había que levantarse contra Él y contra la religión.
Sabiendo estas cosas, debemos estar en guardia, porque incluso dentro de la misma Iglesia Católica hay laicos, sacerdotes y hasta miembros de la jerarquía que son comunistoides y también, con la excusa de favorecer a los pobres, quieren demoler la Iglesia.
También Judas Iscariote, el Traidor, se enojó cuando María Magdalena derramó ese perfume de nardo puro sobre la sagrada cabeza del Señor, diciendo que se podría haber vendido, y el dinero dárselo a los pobres. Pero para el Señor y para el culto divino debe ser lo mejor, como bien lo sabía el santo Cura de Ars, que para comprar los vasos sagrados para el culto no escatimaba en gastar grandes fortunas para conseguir lo mejor y más hermoso y valioso para el Señor.
Así que estemos en guardia porque los comunistas también fingen interesarse por los pobres, y dentro de la Iglesia hay una corriente marxista que se preocupa sólo por lo material, olvidando lo espiritual.
La Iglesia se debe interesar por los pobres, pero no sólo por los pobres materiales, sino principalmente por los pobres espirituales, es decir, por los pecadores, pues Ella tiene la misión de continuar al Señor y obrar la salvación para todos los hombres.
Hoy en día se quiere ver a la Iglesia Católica como una sociedad de beneficencia, olvidando que esa no es la misión de la Iglesia, sino que Ella es un medio de salvación; y que si ayuda a los pobres materialmente, es para hablarles del Reino de los Cielos, para llevar a los hombres a la Verdad, para evocar las Verdades eternas: que hay un Cielo y un Infierno, y que para ganar el primero y evitar el segundo hay que cumplir los Mandamientos y ser buenos.

jueves, 23 de noviembre de 2017

Pascal D Mann - I need you more.

Pureza...

Vivir católico

Pureza.
Bienaventurados los puros de corazón, porque verán a Dios, ha dicho el Señor en el Evangelio.
Y ésta es una gran verdad que se comprueba en este mundo moderno, que vive en la impureza y por eso es incapaz de ver a Dios y de entender las cosas de Dios.
El demonio trata en primer lugar de inducirnos a la impureza, porque sabe que a través de este pecado nos va desmantelando toda la vida espiritual.
No es por casualidad que a Jesús en el desierto el demonio le tentó primero con el pan, que es el símbolo de la sensualidad, es decir lo tentó con la mujer.
Satanás es muy hábil en este tipo de tentaciones, porque la tentación de la carne es la tentación más fuerte en el hombre. Y el demonio se burla de nuestras caídas, ya que él, por ser ángel, por ser espíritu, ignora completamente lo que significa tener un cuerpo como nosotros, y somos muy despreciables para él cuando caemos en estos pecados de impureza.
La Virgen ha dicho en Fátima que los pecados que llevan más almas al Infierno son los de la carne, y esto no es de poca monta. Y si echamos una mirada a nuestro alrededor, podemos decir sin equivocarnos que hoy más que nunca la impureza inunda el mundo. ¿Quién conserva la pureza y la castidad hoy en día? Los que luchan valientemente, los que rezan y reciben la Eucaristía, los que dominan sus ojos y deseos, los que apagan el televisor y no miran películas de cine, los que tienen una tierna y fuerte devoción a María Santísima, en definitiva los que combaten contra este mundo que, hoy más que nunca, está en poder del Maligno.
Pero ¡atención!, que debemos ser puros, pero humildes y sencillos, sin juzgar ni condenar a nadie por pecador que sea o haya sido. Que no se cumpla con nosotros ese dicho que dice: “Puros como ángeles y soberbios como demonios”.
Sepamos compadecer a los que no pueden guardar la pureza, los que han caído. Y demos gracias a Dios si nosotros conservamos la pureza y no caemos, porque es una gracia de Dios que, si nos dejara de sus manos, caeríamos en los más graves pecados.

miércoles, 22 de noviembre de 2017

Retiro...

Perseverar es la contraseña

Retiro.
Los sacerdotes y religiosos suelen hacer anualmente un retiro para retomar fuerzas en el apostolado. Y es bueno que esto sea así, porque en el trajinar de la vida, a veces podemos perder un poco de vista el fin para el que hemos sido creados, que es para la gloria de Dios.
Entonces también nosotros, que quizás vivimos en medio del mundo, debemos, de vez en cuando, retirarnos a la soledad, ya sea materialmente aislándonos un poco del mundo; o también espiritualmente, huyendo del mundo interiormente.
Esto es necesario para pensar un poco y meditar sobre el sentido de la vida, para qué estamos en este mundo, qué medios estamos empleando para santificarnos, y qué nos conviene hacer de ahora en adelante.
Por ello son muy buenos los retiros ignacianos, de silencio. Pero también podemos hacer un retiro a nuestra medida y según los tiempos de que disponemos y en las situaciones que nos encontremos, para usar ese tiempo en más oración y meditación de las cosas trascendentes de la vida.
No es fácil perseverar en el bien porque estamos inclinados al mal, y lo que es bueno se nos hace cuesta arriba, en cambio lo que es malo lo hacemos con facilidad. ¡Qué bueno es entonces aislarnos un par de días o más, y sopesar las cosas del mundo como realmente valen!
Hagamos el propósito, al menos durante este año, de hacer algún retiro guiado por buenos sacerdotes. Y si no podemos hacerlo por algún motivo, al menos dispongamos de un fin de semana o algún día entre semanas para dedicarnos a nosotros y a nuestro espíritu, para tomar fuerzas y seguir en el combate de todos los días.
Por algo el Señor quiso prepararse a su misión pública, yendo cuarenta días al desierto. Así se preparan los apóstoles. Y si nosotros tal vez no estamos llamados a ser apóstoles en el sentido más amplio de la palabra, sí en cambio debemos cuidar nuestra alma y darle lo necesario para que ella pueda alimentarse y tomar fuerzas para perseverar en el bien.
Pensemos en estas cosas y hagamos memoria a ver cuánto tiempo hace que no dedicamos unos días, o unas horas, a nuestro espíritu, y pongamos los medios para que esos tiempos sean más frecuentes.

martes, 21 de noviembre de 2017

Enseñanzas...

Enseñanzas del Evangelio

Sufrimiento.
Bienaventurados los que lloran, porque ellos serán consolados. (Mt 5, 5)
Enseñanza:
En esta vida no podemos pasar sin sufrir, sin llevar la cruz, porque el demonio nos molestará y nos hará sufrir si tratamos de ser fieles cristianos. Por eso el Señor nos ha dicho que si queremos salvarnos, debemos seguirle con la cruz a cuestas.
Pero es mejor llevar la cruz aquí en la tierra, sufrir en este mundo, antes que sufrir largos siglos en el purgatorio o, lo que es infinitamente peor, sufrir para siempre en el Infierno con tormentos que no se pueden ni siquiera imaginar.
Así que cuando tengamos una pena o un sufrimiento, acudamos a Jesús y a la Virgen para que nos ayuden a llevar esa cruz, sabiendo que al final nos espera el Paraíso, donde seremos eternamente consolados por Dios, y estaremos felices para siempre, con una felicidad que no podemos ni siquiera imaginar vagamente.
No envidiemos a los que en este mundo no sufren nada y pasan la vida entre risas y alegrías y viven en pecado, porque es el demonio que no los molesta ni los hace sufrir, ya que en la otra vida los tendrá para torturarlos por los siglos de los siglos. Por el momento el diablo esconde su odio, pero llegado el momento, incluso a veces ya en esta vida, se muestra con toda su crueldad, llevándolos a la desesperación.