lunes, 30 de mayo de 2016

Mensaje...

Mensaje espiritual

Ángel de la Guarda.
Todos los hombres, desde que nacemos, tenemos un Ángel de la Guarda, un Ángel Custodio, que cuida de nosotros durante todo el tiempo que vivimos en la tierra y nos acompaña más allá de la tierra.
Es necesario que tengamos mucha confianza en este espíritu celestial que Dios nos ha asignado, porque si estuviéramos solos frente al demonio, la lucha sería desigual, pues los demonios, por ser ángeles caídos, son muy superiores a los hombres; es por eso que Dios ha puesto a nuestro lado un ángel que nos ayude a combatir contra las fuerzas del mal y así la lucha está equilibrada.
Ahora bien, el Ángel de la Guarda interviene en la medida en que solicitamos que lo haga. Si nosotros nos quedamos callados y no lo invocamos, él no puede intervenir todo lo que quisiera para llevarnos por el buen camino.
En estos tiempos en que nos acercamos a la venida del Reino de Dios a la tierra, y en que la lucha del Cielo y el Infierno se hacen cada vez más terribles, debemos acudir a nuestro Ángel Custodio lo más frecuentemente posible, porque es la gran ayuda que el Señor nos ha puesto a nuestro lado. Invoquémosle siempre con la siguiente oración: “Ángel de Dios, que eres mi Custodio, ya que la Soberana Piedad me ha encomendado a ti, ilumíname, guárdame, rígeme y gobiérname. Amén”. Entonces, si hacemos así, estaremos siempre protegidos por este mensajero celestial y los ataques del Maligno no podrán hacernos ningún daño.
Otra buena práctica es rezarles a los Ángeles de la Guarda de las otras personas, para que ellos predispongan los ánimos para el bien y lleven a sus custodiados a cumplir la voluntad de Dios. Antes de hacer apostolado o hablar a alguien de Dios y de las cosas de Dios, siempre es bueno invocar a su Ángel Custodio para que lo prepare de la mejor manera para recibir la Verdad.
Una oración que seguramente nos han enseñado desde pequeños y que también es muy recomendable usar, es la siguiente: “Ángel de mi Guarda, dulce compañía, no me desampares ni de noche ni de día, hasta que descanse en los brazos de Jesús, José y María”.

domingo, 29 de mayo de 2016

Dar pan...

María Madre Misericordiosa

Dar pan al hambriento.
El hombre es el eterno hambriento, pues por ser criatura necesita constantemente de alimento material y espiritual, ya que tiene sed de felicidad, de verdad. Entonces es María Santísima quien viene a colmarnos esas hambres, con el pan material y con el Pan espiritual.
El pan material lo obtiene Ella de Dios, y con su Providencia materna no deja que nos falte nada en la familia. Y el Pan espiritual, el Pan de los ángeles, lo dio Ella al mundo en el momento de su “fiat”, cuando el Verbo de Dios se encarnó en Ella y así la Virgen formó en su seno a Jesucristo, el Pan verdadero que colma el hambre de verdad y de felicidad que tenemos los hombres.
Por eso la Virgen es la Madre de la Misericordia, porque es Madre de Jesús, que es la misma Misericordia de Dios.
María, como Madre Misericordiosa, nos alimenta como hace una buena mamá con sus hijitos, y así sólo tenemos que abrir la boca y el corazón, para que María nos colme de toda clase de dones y gracias espirituales, e incluso materiales, cuando ellos no son obstáculo a nuestra salvación.
María cumple con nosotros la obra de misericordia de dar de comer al hambriento. Y nosotros debemos estar agradecidos con Ella y, a nuestra vez, ser misericordiosos con los hermanos, porque amor con amor se paga, y si recibimos amor, debemos también dar amor.

sábado, 28 de mayo de 2016

Oraciones...

Quince minutos con el Espíritu Santo

Ilumíname.
Espíritu Santo, quiero que desciendas a mí con toda tu plenitud, porque sé que sin ti soy menos que nada, y tú iluminas toda mi mente y mi espíritu para que entienda las Sagradas Escrituras y actúe de acuerdo a tu voluntad. Si tú vienes a mí, sabré qué tengo que hacer en cada momento del día y en cada decisión importante que deba tomar, porque tú me iluminarás el entendimiento con tus siete sagrados dones, y con el don de Consejo, no erraré el camino que me lleva al Cielo y guiaré a otros también al Paraíso. Espíritu Santo, te amo con todo mi ser, y quiero ser muy devoto de María Santísima, porque sé que desciendes con plenitud sobre las almas en que está tu Esposa, y yo quiero que desciendas a mí, porque ves a la Virgen formada en mi corazón. Jesús en el Evangelio dijo que pidamos al Padre todo, y dio la comparación de que si los hombres, que somos malos, sabemos dar cosas buenas a nuestros hijos; ¡cuánto más el Padre dará el Espíritu Santo a aquellos que se lo pidan! Es decir que lo mejor que le podemos pedir al Padre, y lo mejor y mayor que el Padre nos puede dar, es justamente a ti, Espíritu Divino. Por eso pido al Padre que vengas a mi corazón y lo inundes con tu alegría y con tu amor, para vivir contento en este mundo y luego ir a gozar de ti para siempre en el Cielo.

viernes, 27 de mayo de 2016

Matrimonio...

Formación católica

El matrimonio.
El matrimonio debe ser de uno con una y para toda la vida. No hay otra opción, puesto que Dios así lo dispuso y está en la misma naturaleza del hombre y del amor.
Hoy el demonio, autor de todo error y desviación, y lleno de odio contra Dios y la obra de Dios: el hombre, quiere hacernos creer que todo es igual, e incluso que las formas de uniones homosexuales son mejores que el matrimonio de un hombre con una mujer para toda la vida.
Estemos atentos porque detrás de todo esto está el demonio, que se burla de los hombres, considerándolos unos locos, que por un plato de lentejas cambian el Cielo por un placer rastrero.
Las uniones homosexuales atraen los castigos de Dios, como sucedió en Sodoma y Gomorra, y esto lo sabe muy bien Satanás, que hace de todo para promover esta desviación, porque él conoce a Dios y sabe que es Justo, además de Misericordioso, y que cuando se pasa la medida, Dios asesta el golpe. Así el diablo lleva a la humanidad entera por el camino del pecado, hasta que pase el límite, y entonces vendrá el castigo y serán muchos los arrojados al Infierno.
Debemos amar a todos los hombres, pero odiar con todas las fuerzas el pecado, causa de todo el mal que hay en el mundo.

jueves, 26 de mayo de 2016

Rayos de Fé...

Rayos de Fe

Padre, Hijo y Espíritu Santo.
Este Dios Único, es un Solo Dios y Tres Personas Distintas: Padre, Hijo y Espíritu Santo.
Este es el misterio más grande de nuestra fe, y nunca hubiéramos averiguado por cuenta propia este misterio si Dios no lo hubiese revelado, porque nuestra razón llega hasta saber que existe un solo Dios. Pero que son Tres Personas y un Sólo Dios, eso solamente porque Dios lo quiso decir a sus hijos, los hombres.
¿Y por qué Dios se quiso revelar? Porque el amigo quiere comunicar su intimidad al amigo, y Dios nos considera sus amigos, como ya Jesús lo ha dicho en el Evangelio: “Ya no os llamo servidores, os llamo amigos”.
¿Y cómo respondemos los hombres a esta predilección de Dios, a esta delicadeza y acto de amor? Muchas veces con indiferencia y falta de correspondencia. ¡Qué triste debe ser para Dios el encontrar corazones tan fríos y hostiles a su Amor! Pensemos cuando nosotros nos abrimos al amigo y encontramos solo frialdad, ¡qué desilusión! ¡Qué dolor!
Este misterio de la Santísima Trinidad es justamente eso, un misterio; imposible de entender para la mente humana, porque trasciende la razón y nuestra pobre cabecita no da para tanto.
Así cuentan de San Agustín que caminaba a la orilla del mar pensando y tratando de entender este misterio de cómo Dios puede ser Uno y Tres Personas distintas. Y encontró a un niño que había hecho un hoyito en tierra y acarreaba el agua del mar y la volcaba dentro del hoyito. Cuando San Agustín le preguntó al niño qué era lo que estaba haciendo, el niño respondió que quería traer toda el agua del mar y meterla en ese pocito. ¡Es imposible!, le dijo el santo. Y el niño le respondió: Pues es más posible que yo logre eso, que el que tú entiendas el misterio de la Santísima Trinidad, y desapareció porque ese niño era un ángel.
Este divino misterio lo proclamamos cada vez que nos hacemos la Señal de la Cruz, pues decimos “En el Nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo”. Es decir, empezamos la frase en singular (“En el Nombre”) y luego nombramos tres Personas (del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo), y así manifestamos creer en este misterio.
Tratemos de vivir una vida agradable a Dios, cumpliendo los Diez Mandamientos, para salvarnos e ir al Cielo a contemplar a este Dios que es la Belleza infinita.

miércoles, 25 de mayo de 2016

Oración...

Poder de la oración.

No dejemos que nuestra vida espiritual se debilite, sino recemos todos los días, porque de la oración depende no sólo nuestra vida espiritual sino también nuestra vida material, y las vidas de quienes amamos.
Dios quiere ayudarnos, pero ha puesto una condición para hacerlo, y es que le pidamos ayuda por medio de la oración.
Si no rezamos, entonces pronto estaremos perdidos, en el tiempo y en la eternidad, pues si no recibimos lo que pedimos en la oración, al menos algo recibimos, y además obtenemos la paz del alma, que nos hace tanta falta para sobrellevar las pruebas y reveses de la vida.
La oración nunca vuelve a nosotros vacía, sino que si la hacemos con humildad, entonces el Señor vuelca sobre nosotros y sobre quienes amamos, un mar de consuelos y gracias, que son las que nos hacen falta.
Lo que sucede a veces es que nos alelamos por el gran sufrimiento o las desgracias, y dejamos la oración, siendo que es en los momentos más difíciles cuando no hay que dejar la oración.
Jesús nos mostró en el Huerto de los Olivos, que cuando mayor es la tentación y la angustia, tanto más hay que rezar.
Así que no nos desanimemos, porque Dios quiere que seamos constantes y premiará nuestra buena voluntad y perseverancia en la oración.
Todo se puede conseguir con la oración. En cambio sin oración no se obtiene nada.
Habrá veces en las que estemos muy dolidos o desanimados, y ni siquiera podremos articular palabras para rezar. Pues bien, en estos casos recemos con el corazón, con suspiros y mentalmente, y entonces el Señor escuchará nuestros ruegos.
Si dejamos la oración estamos perdidos, porque la vida tiene muchas pruebas, y es necesario que estemos bien apertrechados para superarlas, y eso lo logrará quien se apegue frecuentemente a la oración.

martes, 24 de mayo de 2016

Reflexión...

Reflexión mariana

Espada de dolor
Cuando María presentó a su Hijo en el Templo, el anciano Simeón le anunció el dolor que Ella debería soportar. María ya sabía por las Sagradas Escrituras que su Niño era el Salvador y debería sufrir, pero este anuncio profético del Señor a través de Simeón le vino a confirmar su misión de dolor. Es que ese Hijo suyo también era su Dios, y a Dios hay que amarlo con todo el ser y sobre todas las cosas. Entonces pensemos lo terrible que habrá sido para Ella verlo morir en una cruz a Aquél que era su propio Hijo y su Dios bendito. No, no podemos imaginarnos siquiera el dolor que pasó María por ayudar a su Hijo a salvarnos. No enloqueció de dolor porque Dios hizo un milagro y no lo permitió, como tampoco permitió que Ella muriera, pues tenía que consolar con su presencia a su Hijo agonizante. Amemos a María y consolemos su Corazón, pues para muchas almas tanto sufrimiento fue inútil.