domingo, 2 de octubre de 2016
Envangelio del día...
Evangelio del día.
Domingo 2/OCT/16.
Lc 17, 3-10.
Domingo 27º durante el año.
Dijo el Señor a sus discípulos: “Si tu hermano peca, repréndelo, y si se arrepiente, perdónalo. Y si peca siete veces al día contra ti, y otras tantas vuelve a ti, diciendo: ‘Me arrepiento’, perdónalo”. Los Apóstoles dijeron al Señor: “Auméntanos la fe”. Él respondió: “Si ustedes tuvieran fe del tamaño de un grano de mostaza, y dijeran a esa morera que está ahí: ‘Arráncate de raíz y plántate en el mar’, ella les obedecería. Supongamos que uno de ustedes tiene un servidor para arar o cuidar el ganado. Cuando éste regresa del campo, ¿acaso le dirá: ‘Ven pronto y siéntate a la mesa’? ¿No le dirá más bien: ‘Prepárame la cena y recógete la túnica para servirme hasta que yo haya comido y bebido, y tú comerás y beberás después’? ¿Deberá mostrarse agradecido con el servidor porque hizo lo que se le mandó? Así también ustedes, cuando hayan hecho todo lo que se les mande, digan: ‘Somos simples servidores, no hemos hecho más que cumplir con nuestro deber’”.
Reflexión:
Jesús, en este Evangelio, les manda a los discípulos que deben perdonar siempre, y ellos se dan cuenta que esto es humanamente imposible, entonces le piden que les aumente la fe. Y claro que perdonar siempre y todo es humanamente imposible, pero con la ayuda de Dios, con la virtud de la fe, sí podemos hacerlo pues Dios no manda imposibles. Pero atención: Que si logramos tener caridad con el hermano y saberlo perdonar, no por esto debemos creernos que hacemos algo extraordinario, sino que estamos cumpliendo estrictamente con lo que Dios nos ha mandado, ya que somos simples servidores que han hecho lo que debían.
Pidamos a la Santísima Virgen la gracia de tener una fe como la de Ella, que supo perdonar a los verdugos de su Hijo y siempre se consideró la esclava del Señor.
Jesús, María, os amo, salvad las almas.
sábado, 1 de octubre de 2016
viernes, 30 de septiembre de 2016
Juego...
JUGAR AL DOMINÓ
¿Alguna vez has jugado al dominó? Cuando yo era muchacho, jugar al dominó era uno de mis pasatiempos favoritos. Hace algún tiempo, mientras visitaba a una familia, vi a un joven muchacho y a su abuelo jugando a ese juego. Al pensar en los días de mi niñez me vino a la mente un torrente de recuerdos.
Lo extraño del juego de dominó es que se gana perdiendo. Para ganar, tienes que perder tus fichas. El que primero se deshace de sus fichas gana el juego. Tienes que dar para obtener, perder para ganar, ser reducido a nada para llegar a la cima.
No es como el béisbol, el tenis u otros juegos, en los que el mayor número de carreras, puntos o anotaciones determina al ganador. ¡No! En el dominó, el que triunfa es el que primero llega a la nada.
La regla del hombre natural es: «Consigue todo lo que puedas.» La regla del hombre espiritual debería ser: «Da todo lo que puedas.» En la esfera espiritual, sólo conservaremos para siempre aquello que damos.
En la vida cristiana muchas veces las victorias más significativas y más importantes vienen disfrazadas en un atuendo de derrota, debemos reducirnos a nada antes de llegar a ser algo. La semilla que se guarda en el granero se enmohece y se deteriora, pero si se «bota» en el suelo aumenta 30, 60 y 100 por uno. «... si el grano de trigo no cae en la tierra y muere, queda solo...» (Juan 12,24).
Recuerda, Jesús lo dio todo. Él es nuestro ejemplo.
Marcos 15:31 "Y de esta manera también los príncipes de los sacerdotes escarneciendo, decían unos a otros, con los escribas: A otros salvó, a sí mismo no se puede salvar." (aunque sí podía, decidio no hacerlo. Por ti y por mi)
La vida es como un partido de tenis: ¡No Puedes ganar si no "sirves" bien!.
Mateo 20:28 "Como el Hijo del hombre no vino para ser servido, sino para servir, y para dar su vida en rescate por muchos."
¿Alguna vez has jugado al dominó? Cuando yo era muchacho, jugar al dominó era uno de mis pasatiempos favoritos. Hace algún tiempo, mientras visitaba a una familia, vi a un joven muchacho y a su abuelo jugando a ese juego. Al pensar en los días de mi niñez me vino a la mente un torrente de recuerdos.
Lo extraño del juego de dominó es que se gana perdiendo. Para ganar, tienes que perder tus fichas. El que primero se deshace de sus fichas gana el juego. Tienes que dar para obtener, perder para ganar, ser reducido a nada para llegar a la cima.
No es como el béisbol, el tenis u otros juegos, en los que el mayor número de carreras, puntos o anotaciones determina al ganador. ¡No! En el dominó, el que triunfa es el que primero llega a la nada.
La regla del hombre natural es: «Consigue todo lo que puedas.» La regla del hombre espiritual debería ser: «Da todo lo que puedas.» En la esfera espiritual, sólo conservaremos para siempre aquello que damos.
En la vida cristiana muchas veces las victorias más significativas y más importantes vienen disfrazadas en un atuendo de derrota, debemos reducirnos a nada antes de llegar a ser algo. La semilla que se guarda en el granero se enmohece y se deteriora, pero si se «bota» en el suelo aumenta 30, 60 y 100 por uno. «... si el grano de trigo no cae en la tierra y muere, queda solo...» (Juan 12,24).
Recuerda, Jesús lo dio todo. Él es nuestro ejemplo.
Marcos 15:31 "Y de esta manera también los príncipes de los sacerdotes escarneciendo, decían unos a otros, con los escribas: A otros salvó, a sí mismo no se puede salvar." (aunque sí podía, decidio no hacerlo. Por ti y por mi)
La vida es como un partido de tenis: ¡No Puedes ganar si no "sirves" bien!.
Mateo 20:28 "Como el Hijo del hombre no vino para ser servido, sino para servir, y para dar su vida en rescate por muchos."
jueves, 29 de septiembre de 2016
Coronilla...
Coronilla a San Miguel Arcángel. |
Un día San Miguel Arcángel apareció a la devota Sierva de Dios Antonia De Astónac. El arcángel le dijo a la religiosa que deseaba ser honrado mediante la recitación de nueve salutaciones. Estas nueve plegarias corresponden a los nueve coros de ángeles. La corona consiste de un Padrenuestro y tres Ave Marías en honor de cada coro angelical.
Promesas: A los que practican esta devoción en su honor, San Miguel promete grandes bendiciones: Enviar un ángel de cada coro angelical para acompañar a los devotos a la hora de la Santa Comunión. Además, a los que recitasen estas nueve salutaciones todos los días, les asegura que disfrutarán de su asistencia continua. Es decir, durante esta vida y también después de la muerte. Aun mas, serán acompañados de todos los ángeles y con todos sus seres queridos, parientes y familiares serán librados del Purgatorio.
En esta coronilla invocaremos a los nueve coros de ángeles. Después de cada invocación rezaremos 1 Padre Nuestro y 3 Avemarías. Ofreceremos esta coronilla por la Iglesia, para que sea defendida de todas las asechanzas del demonio, y por los que están más alejados de Dios.
En el Nombre del Padre...
Se comienza la Corona rezando, la siguiente invocación:
Dios mío, ven en mi auxilio.
Señor, date prisa en socorrerme.
Gloria al Padre, etc.
1. Todopoderoso y eterno Dios, por la intercesión de San Miguel Arcángel y del coro celestial de los Serafines, enciende en nuestros corazones la llama de la perfecta caridad. Amén.
1 Padre Nuestro y 3 Avemarías
2. Todopoderoso y eterno Dios, por la intercesión de San Miguel Arcángel y del coro celestial de los Querubines, dígnate darnos tu gracia para que cada día aborrezcamos más el pecado y corramos con mayor decisión por el camino de la santidad. Amén.
1 Padre Nuestro y 3 Avemarías.
3. Todopoderoso y eterno Dios, por la intercesión de San Miguel Arcángel y del coro celestial de los Tronos, derrama en nuestras almas el espíritu de la verdadera humildad. Amén.
1 Padre Nuestro y 3 Avemarías.
4. Todopoderoso y eterno Dios, por la intercesión de San Miguel Arcángel y del coro celestial de las Dominaciones, danos señorío sobre nuestros sentidos de modo que no nos dejemos dominar por las malas inclinaciones. Amén.
1 Padre Nuestro y 3 Avemarías.
5. Todopoderoso y eterno Dios, por la intercesión de San Miguel Arcángel y del coro celestial de los Principados, infunde en nuestro interior el espíritu de obediencia. Amén.
1 Padre Nuestro y 3 Avemarías.
6. Todopoderoso y eterno Dios, por la intercesión de San Miguel Arcángel y del coro celestial de las Potestades, dígnate proteger nuestras almas contra las asechanzas y tentaciones del demonio. Amén.
1 Padre Nuestro y 3 Avemarías.
7. Todopoderoso y eterno Dios, por la intercesión de San Miguel Arcángel y del coro celestial de las Virtudes, no nos dejes caer en la tentación, mas líbranos del mal. Amén.
1 Padre Nuestro y 3 Avemarías.
8. Todopoderoso y eterno Dios, por la intercesión de San Miguel Arcángel y del coro celestial de los Arcángeles, concédenos el don de la perseverancia en la fe y buenas obras de modo que podamos llegar a la gloria del cielo. Amén.
1 Padre Nuestro y 3 Avemarías.
9. Todopoderoso y eterno Dios, por la intercesión de San Miguel Arcángel y del coro celestial de los Ángeles, dígnate darnos la gracia de que nos custodien durante esta vida mortal y luego nos conduzcan al Paraíso. Amén.
1 Padre Nuestro y 3 Avemarías.
Se reza un Padre Nuestro en honor de cada uno de los siguientes ángeles:
En honor a San Miguel ...... 1 Padre Nuestro
En honor a San Gabriel...... 1 Padre Nuestro
En honor a San Rafael........ 1 Padre Nuestro
En honor a nuestro ángel de la Guarda..... 1 Padre Nuestro
Glorioso San Miguel, caudillo y príncipe de los ejércitos celestiales, fiel custodio de las almas, vencedor de los espíritus rebeldes, familiar de la casa de Dios, admirable guía después de Jesucristo, de sobrehumana excelencia y virtud, dígnate librar de todo mal a cuantos confiadamente recurrimos a ti y haz que mediante tu incomparable protección adelantemos todos los días en el santo servicio de Dios.
V. Ruega por nosotros, glorioso San Miguel, Príncipe de la Iglesia de Jesucristo.
R. Para que seamos dignos de alcanzar sus promesas.
Oremos. Todopoderoso y Eterno Dios, que por un prodigio de tu bondad y misericordia a favor de la común salvación de los hombres, escogiste por Príncipe de tu Iglesia al gloriosísimo Arcángel San Miguel, te suplicamos nos hagas dignos de ser librados por su poderosa protección de todos nuestros enemigos de modo que en la hora de la muerte ninguno de ellos logre perturbarnos, y podamos ser por él mismo introducidos en la mansión celestial para contemplar eternamente tu augusta y divina Majestad. Por los méritos de Jesucristo nuestro Señor. Amén.
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miércoles, 28 de septiembre de 2016
Evangelio del día...
Evangelio del día.
Miércoles 28/SEP/16.
Lc 9, 57-62.
Momento presente.
Mientras iban caminando, alguien le dijo a Jesús: “¡Te seguiré adonde vayas!”. Jesús le respondió: “Los zorros tienen sus cuevas y las aves del cielo sus nidos, pero el Hijo del hombre no tiene dónde reclinar la cabeza”. Y dijo a otro: “Sígueme”. Él respondió: “Señor, permíteme que vaya primero a enterrar a mi padre”. Pero Jesús le respondió: “Deja que los muertos entierren a sus muertos; tú ve a anunciar el reino de Dios”. Otro le dijo: “Te seguiré, Señor, pero permíteme antes despedirme de los míos”. Jesús le respondió. “El que ha puesto la mano en el arado y mira hacia atrás no sirve para el reino de Dios”.
Reflexión:
“El que ha puesto la mano en el arado y mira hacia atrás no sirve para el reino de Dios”, le dice Jesús a un hombre. Y de las muchas enseñanzas que podemos sacar de esto, nos quedaremos en que Dios quiere que no miremos más nuestro pasado con todos los pecados y errores que hemos cometido, pues esto nos trae angustias y nos hace desaprovechar el momento presente y quedamos como enredados en los lazos del diablo que quiere hacernos perder la paz y desalentarnos. Aquí les transcribo un texto de Santa Faustina Kowalska que conviene que lo tengamos siempre presente:
Cuando miro hacia el futuro, me atemorizo,
Pero ¿por qué sumergirse en el futuro?
Para mi solamente el momento actual es de gran valor,
Ya que quizá el futuro nunca llegue a mi alma.
El tiempo que ha pasado no está en mi poder.
Cambiar, corregir o agregar,
No pudo hacerlo ningún sabio ni profeta,
Así que debo confiar a Dios lo que pertenece al pasado.
Oh momento actual, tú me perteneces por completo,
Deseo aprovecharte cuanto pueda,
Y aunque soy débil y pequeña,
Me concedes la gracia de tu omnipotencia.
Por eso, confiando en Tu misericordia,
Camino por la vida como un niño pequeño
Y cada día Te ofrezco mi corazón
Inflamado del amor por Tu mayor gloria.
Pidamos a la Santísima Virgen la gracia de vivir bien el momento presente, dejando el pasado en la misericordia de Dios.
Jesús, María, os amo, salvad las almas.
Miércoles 28/SEP/16.
Lc 9, 57-62.
Momento presente.
Mientras iban caminando, alguien le dijo a Jesús: “¡Te seguiré adonde vayas!”. Jesús le respondió: “Los zorros tienen sus cuevas y las aves del cielo sus nidos, pero el Hijo del hombre no tiene dónde reclinar la cabeza”. Y dijo a otro: “Sígueme”. Él respondió: “Señor, permíteme que vaya primero a enterrar a mi padre”. Pero Jesús le respondió: “Deja que los muertos entierren a sus muertos; tú ve a anunciar el reino de Dios”. Otro le dijo: “Te seguiré, Señor, pero permíteme antes despedirme de los míos”. Jesús le respondió. “El que ha puesto la mano en el arado y mira hacia atrás no sirve para el reino de Dios”.
Reflexión:
“El que ha puesto la mano en el arado y mira hacia atrás no sirve para el reino de Dios”, le dice Jesús a un hombre. Y de las muchas enseñanzas que podemos sacar de esto, nos quedaremos en que Dios quiere que no miremos más nuestro pasado con todos los pecados y errores que hemos cometido, pues esto nos trae angustias y nos hace desaprovechar el momento presente y quedamos como enredados en los lazos del diablo que quiere hacernos perder la paz y desalentarnos. Aquí les transcribo un texto de Santa Faustina Kowalska que conviene que lo tengamos siempre presente:
Cuando miro hacia el futuro, me atemorizo,
Pero ¿por qué sumergirse en el futuro?
Para mi solamente el momento actual es de gran valor,
Ya que quizá el futuro nunca llegue a mi alma.
El tiempo que ha pasado no está en mi poder.
Cambiar, corregir o agregar,
No pudo hacerlo ningún sabio ni profeta,
Así que debo confiar a Dios lo que pertenece al pasado.
Oh momento actual, tú me perteneces por completo,
Deseo aprovecharte cuanto pueda,
Y aunque soy débil y pequeña,
Me concedes la gracia de tu omnipotencia.
Por eso, confiando en Tu misericordia,
Camino por la vida como un niño pequeño
Y cada día Te ofrezco mi corazón
Inflamado del amor por Tu mayor gloria.
Pidamos a la Santísima Virgen la gracia de vivir bien el momento presente, dejando el pasado en la misericordia de Dios.
Jesús, María, os amo, salvad las almas.
martes, 27 de septiembre de 2016
Prédicas...
No sólo de pan vive el hombre. |
Así le respondió el Señor en el desierto a la tentación que le hacía el demonio, para que convirtiera las piedras en panes y saciara su apetito. Pero el Señor le respondió que no sólo de pan vive el hombre.
Porque el hombre es un compuesto de cuerpo y alma, de mente y espíritu, y si bien necesita de lo material para subsistir, también es cierto que sólo lo material no le alcanza para ser feliz. Sin embargo esto es lo que nos quiere hacer creer el mundo de hoy: que teniendo cada vez más “cosas” y “aparatos” seremos felices. Pero ya son muchos los que descubren que esto no es así, porque el hombre de hoy, alejado de Dios, siente un gran vacío que trata de llenarlo con lo que le viene a la mano, pero esto no lo hace feliz, pues el único que puede colmar nuestras ansias de felicidad es Dios y las cosas de Dios. Es la tentación de siempre: el demonio sugiere al hombre diciéndole que será como Dios, con la técnica y la ciencia, y así el hombre en medio de todos los avances tecnológicos se cree poco menos que un dios. Pero este adelanto en la técnica ha significado también un inmenso retroceso en lo espiritual y moral, de modo que los hombres hemos venido a menos en vivir felices la vida, porque la felicidad humana no puede estar en las cosas, sino en la unión con Dios, en alimentarnos con la Palabra de Dios y con las corrientes espirituales que vienen del Cielo. El diablo ha vuelto materialistas a gran parte de los hombres, y el que se cree a salvo de este funesto error, quizás puede ser uno de los más afectados, porque el materialismo es como un gas inodoro que nos va penetrando sin que nos demos cuenta, y luego terminamos pensando como los mundanos, buscando como fin supremo el dinero y los bienes terrenos. Está bien que usemos los medios modernos que la ciencia y la técnica nos van descubriendo y ofreciendo, pero sin descuidar el alimento del alma, leyendo la Biblia, recibiendo los Sacramentos, rezando, meditando, leyendo buenos libros, y amando a Dios y a los hermanos. De este modo no seremos atrapados por el demonio que, con el materialismo, lleva como a un desierto a las almas y las deja morir allí de hambre espiritual, llevándolas a la desesperación y al suicidio. Todos los hombres tenemos un altar en nuestra alma, y sobre ese altar debemos poner a Dios, y quitar todo lo demás. Si no hacemos así, arriesgamos nuestra felicidad en este mundo y en venidero. |
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