lunes, 24 de octubre de 2016

"No" "Los Panchos"

Catecismo...

APUNTES DE CATECISMO

Del Catecismo de la Iglesia Católica.
593 Jesús veneró el Templo subiendo a él en peregrinación en las fiestas judías y amó con gran celo esa morada de Dios entre los hombres. El Templo prefigura su Misterio. Anunciando la destrucción del templo anuncia su propia muerte y la entrada en una nueva edad de la historia de la salvación, donde su cuerpo será el Templo definitivo.
Comentario:
Nosotros también debemos venerar nuestros templos materiales, porque en ellos habita Dios. Al igual que debemos cuidar y amar nuestros propios templos, que son nuestros cuerpos, templos del Espíritu Santo.
Y también tenemos que venerar a la Iglesia Católica que es el templo de Dios, que forma un cuerpo siendo Cristo la cabeza y nosotros sus miembros. También la Iglesia es un templo espiritual, que al igual que el Templo de Jerusalén, deberá pasar por una muerte y una resurrección, porque si Cristo, que es el Esposo de la Iglesia, ha pasado por esas instancias; también la Iglesia, que es la Esposa de Cristo, tendrá que pasar por momentos parecidos.
No tengamos miedo porque Cristo no abandonará a su Esposa, la Iglesia, y si bien Ella tendrá que pasar momentos de oscuridad de persecución y muerte, Cristo estará a su lado para ayudarla a superar todos los males y contrariedades.
Es necesario que el grano de trigo que cae en tierra, muera, para que dé muchos frutos. También la Iglesia debe pasar por una aparente muerte, para producir muchos frutos, los nuevos cielos y la nueva tierra de que hablan las profecías modernas y antiguas.

domingo, 23 de octubre de 2016

Land of thousand dances. Tina Turner.AVI

Partículas...

Partículas de Evangelio

José, hombre justo.
Al despertar, José hizo lo que el Ángel del Señor le había ordenado: llevó a María a su casa, y sin que hubieran hecho vida en común, ella dio a luz un hijo, y él le puso el nombre de Jesús. (Mt 1,24-25).
Comentario:
Hagamos como San José: llevemos a María a nuestra casa que no nos arrepentiremos sino que con Ella entrará la gracia y la salvación a nuestra vida. María es la obra maestra de Dios, es la demostración de lo que puede Dios. Ella es la perla de gran valor y el tesoro escondido del Evangelio. Con Ella siempre está Jesús. Pidamos a San José la gracia de tener un trato íntimo con la Virgen y con Jesús como él lo tuvo y que seamos los custodios de estas dos Estrellas y las defendamos, ante todo en nuestra alma, y después ante el mundo.
Jesús, María, os amo, salvad las almas.

sábado, 22 de octubre de 2016

Angeles...

Rayos de Fe

Los ángeles.
Dios creó un número inmenso de ángeles, que son espíritus puros que tienen inteligencia y voluntad.
Dios ha hecho todo bueno, pues de sus manos nunca puede salir nada imperfecto ni malo. Pero una parte de los ángeles se rebelaron y, capitaneados por Lucifer, quisieron ser superiores a Dios, y así se convirtieron en demonios horribles.
Tanto los ángeles buenos y fieles a Dios, como los ángeles malos o demonios, tienen poder sobre la naturaleza humana. Por eso tenemos que invocar frecuentemente la ayuda de los ángeles buenos, y tomar las armas espirituales para defendernos de los ángeles malos, de los demonios.
Los hombres estamos inmersos en una lucha que nos supera inmensamente. Cielo e infierno están enfrentados, y nosotros estamos en medio e implicados en esta lucha sempiterna. También cada uno de nosotros debe contribuir a uno de los dos bandos. Cuando hacemos el bien y vivimos en gracia de Dios, estamos contribuyendo al ejército de Dios; cuando hacemos el mal y cometemos el pecado, nos pasamos al bando de Lucifer, de Satanás, y traicionamos a Dios.
Por eso nuestra verdadera lucha no es contra seres de carne y sangre, sino contra los demonios y contra el pecado, porque el verdadero enemigo nuestro es el pecado, que nos mata el alma y nos entrega en manos del Maligno enemigo.
Digamos, entonces, como decían los santos: “Morir, antes que pecar”, y tratemos de cumplirlo, porque si decimos que servimos a Dios pero vivimos en pecado mortal, entonces no estamos sirviendo a Dios, sino al diablo. Ya lo dice Jesús en el Evangelio: “El que no recoge conmigo, desparrama”.
Entonces, a partir de hoy, tengamos una mirada llena de fe, sabiendo que no estamos solos en este mundo, sino que hay espíritus, buenos y malos, que nos rodean. Unos quieren nuestra salvación y luchan a nuestro lado, especialmente el Ángel Custodio que cada hombre tiene como compañía y defensa; y los otros, los espíritus malos o demonios, buscan nuestro mal y nos odian infinitamente. Entonces estemos atentos y miremos este mundo con los ojos de la fe, porque la mejor arma y táctica de los demonios es justamente hacer creer que ellos no existen, y que la cosa no es para tanto. Así que ¡atención, vigilancia y oración!

viernes, 21 de octubre de 2016

Omisión...

Pecado de omisión...

La defino como "el bien que podemos hacer y no hacemos"; he ahí tal vez el más grande pecado que cometemos, quedándonos de brazos cruzados.

Justificamos nuestra indiferencia diciendo "eso no tiene que ver conmigo", "yo no tengo la culpa" y otras frases de cajón, que adormecen la conciencia ante aquello que pudiéndolo dar, no lo dimos.

La lágrima que vimos rodar en el rostro de quien camina a nuestro lado y por no querernos involucrar, no la enjugamos... El papel que tirado en el piso, no lo recogimos; porque fue otro quien lo arrojó, nosotros no lo hicimos...

El pedazo de pan que no compartimos, porque nadie nos lo regaló, de nuestro propio esfuerzo lo obtuvimos... El no querer trabajar un minuto más, porque el contrato dice el tiempo exacto con el cual nos comprometimos...

La riña que no quisimos evitar, para no meternos en problemas que no son míos, la herida que no quisimos curar, porque no fuimos nosotros quién la hicimos... La palabra de aliento que nunca regalamos, a quien encontramos afligido; por temor o por cualquier cosa que justifique ese bien que pudiéndolo hacer, omitimos...

El tiempo que negamos para escuchar a alguien que necesitaba hablar; diciendo que no hay tiempo que perder, aún hay mucho por hacer y trabajar... La limosna que no ofrecimos, porque no queremos contribuir a la mendicidad y ociosidad; la mano que no estrechamos para que otros no piensen mal y no sentirnos juzgados...

La respuesta igual de desagravio que al que nos hirió le dimos; porque si callamos y no nos vengamos, creerán que somos idiotas y pueden siempre herirnos y pisotearnos...
La sonrisa que no regalamos a aquel que encontramos en el camino, porque no tiene nada que ver conmigo...

La oración que no elevamos por el que nadie oró, el perdón que no ofrecimos, la carta que alguien esperó y nunca escribimos; la visita a ese enfermo que solo quedó en el olvido, tanto pero tanto bien, que pudiéndolo hacer, por mil excusas que inventamos para justificarnos, no lo hicimos...

Esa es la rutina en la que a diario vivimos, ese es el camino que se nos presenta cada día pero que no elegimos; porque nos dejamos llevar por lo que dicen y hacen los demás; pensamos en el bien propio e ignoramos lo que siente, piensa y necesita el resto de la humanidad...

Vivimos creyendo que con hacer lo que nos toca o evitar realizar algún mal, nos hemos ganado el cielo, y ya somos buenos... No nos damos cuenta que estamos haciendo lo que no nos cuesta, somos igual que los demás; es más valioso marcar la diferencia, si nos esforzamos un poco más en regalar amor al que lo ha de necesitar; eso es lo que nos hace semejantes a Dios; quien para salvar la humanidad, hizo realidad el amor, y no se conformó con sanar y predicar; sino que inventó una nueva definición del amor, algo que le da su inigualable valor, y es ser capaz de amar tan al extremo que la vida dar por amor... y no sólo lo dijo, sino que así lo vivió, porque por amor, su vida en la cruz entregó...

Aún estamos a tiempo, hay mucho bien que sin darnos cuenta, podemos realizar...

jueves, 20 de octubre de 2016

Dolores...

Conociendo a Jesucristo

Varón de dolores.
Jesucristo es Varón de dolores, porque ha sufrido toda clase de dolores, por permisión divina y para salvación de los hombres.
Por eso debemos consolar al Señor, que incluso ahora sigue sufriendo, si bien no materialmente, sí sufre espiritual y moralmente, por todos los pecados de los hombres.
De modo que nosotros tenemos que familiarizarnos con el dolor, porque en este mundo quien quiere seguir a Cristo y salvarse, tendrá que llevar su cruz, cargar su cruz de cada día a imitación de Jesucristo.
Es muy bueno meditar en la pasión y los dolores de Jesús, porque de esta meditación saldremos más fortalecidos y mejor preparados para sobrellevar nuestros propios dolores, y ayudar también a los demás a llevar sus dolores, como valientes cirineos.
Jesús ha dejado una parte de su cruz para cada uno de nosotros, para que así como compartimos en este mundo la pasión de Cristo, también compartamos con Él el premio del triunfo eterno en el Cielo. Por eso Cristo es Varón de dolores y es también Triunfador.
¡Alabado sea Jesucristo!