miércoles, 2 de noviembre de 2016

Catecismo...

Repasando el Catecismo
6. ¿Qué revela Dios al hombre?
50-53
68-69
Dios, en su bondad y sabiduría, se revela al hombre. Por medio de acontecimientos y palabras, se revela a sí mismo y el designio de benevolencia que él mismo ha preestablecido desde la eternidad en Cristo en favor de los hombres. Este designio consiste en hacer partícipes de la vida divina a todos los hombres, mediante la gracia del Espíritu Santo, para hacer de ellos hijos adoptivos en su Hijo Unigénito.
(Del Compendio del Catecismo de la Iglesia Católica)
Comentario:
Dios se revela a sí mismo y el plan de bondad y benevolencia que tiene hacia los hombres. Porque para entender la historia de la salvación es necesario remontarnos a la creación de los ángeles. Luego de su creación, hubo uno que era el más inteligente y poderoso, y se sublevó y, por soberbia, cayó y fue transmutado en horrible demonio. Desde ese momento este ángel caído y un discreto número de ángeles caídos seducidos por él, y que también se convirtieron en demonios, luchan contra Dios pero, al no poder atacar a Dios directamente, lo atacaron en su criatura predilecta: el hombre. Por eso tentaron en el Paraíso a Adán y Eva y así se adueñaron de toda la humanidad en los Progenitores. Entonces es cuando Dios decide la Encarnación del Verbo para rescatar a la humanidad que había sido esclavizada por el demonio, y así vino Cristo al mundo a rescatarnos y a salvarnos de las manos de Satanás, y si no hubiera venido, todos estaríamos irremediablemente perdidos para siempre. Pero ahora, quien tiene buena voluntad y cree en Cristo, se salva y escapa a las garras del Infierno. Este es el plan de bondad que Dios ha realizado por amor a los hombres y que nos ha revelado.
¡Alabado sea Dios!
 

lunes, 31 de octubre de 2016

Sto Evangelio...

No invites a tus amigos, sino a los pobres
+ Lectura del santo Evangelio según san Lucas 14, 12-14
Gloria a ti, Señor.
En aquel tiempo, Jesús dijo a uno de los principales fariseos que lo había invitado a comer: 
"Cuando des una comida o una cena, no invites a tus amigos, hermanos, parientes o vecinos ricos; no sea que ellos te inviten a su vez y con eso quedes recompensado.
Al contrario, cuando des un banquete, invita a los pobres, a los inválidos y a los ciegos; dichoso tú porque no pueden pagarte; te pagarán cuando resuciten los justos".
Palabra del Señor.
Gloria a ti, Señor Jesús.

jueves, 27 de octubre de 2016

Redención...

Formación católica

Redención.
Redención quiere decir rescate, porque Cristo vino al mundo a sufrir y morir por nosotros los hombres para redimirnos, rescatarnos de las manos de Satanás que, con el pecado original y los demás pecados, nos había hecho prisioneros.
Si no creemos que Satanás y los demonios existen, entonces estamos fuera de la Iglesia Católica, porque es un dogma que el diablo existe y es un ser personal y junto con él hay ilimitada cantidad de otros demonios, que actúan en al mundo, atormentando almas y cuerpos.
Porque si el demonio no existe, entonces Cristo ¿de quién nos vino a salvar? Por eso el diablo sabe que si se niega su existencia, o al menos pasa desapercibida, es más fácil vencer a los cristianos, porque solo les queda el nombre de cristianos, pero ya no son combatientes contra las fuerzas del Mal.
Si a Dios se le llama el Dios de los Ejércitos, es porque hay ejércitos, y entonces hay guerra.
Dios combate contra Satanás, y los hijos de Dios debemos combatir contra la Serpiente y sus secuaces, porque tenemos que ser otros cristos, salvadores como Jesús, redentores como Él y con Él. Y eso lo logramos con la oración y el sufrimiento, armas que usó el Señor y nosotros no podemos usar otras diferentes.

miércoles, 26 de octubre de 2016

Mensaje...

Mensaje espiritual

La fe.
En estos tiempos es duramente puesta a prueba nuestra fe en Dios.
El ateísmo invade el mundo y arrasa con todo y con todos, y el que no está firme, tambalea y cae en el camino.
¿Cómo hacer para salvarse, para no perder la fe?
Lo primero y más urgente que tenemos que hacer es consagrarnos a la Virgen, a su Inmaculado Corazón, pues Ella misma promete que los que se le consagren jamás perderán la fe.
Otra cosa que debemos hacer es no poner en peligro la fe, mirando programas malos de televisión, leyendo periódicos ateos, libros anticristianos y rechazar toda información contraria a las enseñanzas de la Iglesia, porque dice el dicho popular que el que no vive como piensa, termina pensando como vive. Es decir que tenemos que aplicar el Evangelio a nuestra vida. No basta saber las cosas en la teoría sino que hay que vivirlas, hacerlas carne y sangre en nosotros.
Muchos dicen que creen, que tienen fe, pero sus obras no son buenas, entonces no tienen fe, es un ateísmo práctico el que tienen, porque dicen que creen con el pensamiento pero no practican lo que creen. Entonces no tienen fe, su fe está muerta, porque ya lo dice el Apóstol que la fe sin obras está muerta.
También tenemos que alimentar nuestra fe, con buenas lecturas, con la oración frecuente, especialmente el Santo Rosario, con la recepción de los Sacramentos, especialmente de la Eucaristía, y hacer actos de fe como rezar el Credo y aprender más catecismo, no conformarnos con el catecismo que aprendimos en la infancia.
Debemos pedirle al Señor que nos aumente la fe, porque ella es una virtud teologal, es decir que la da Dios, pero también la alimentamos y la hacemos crecer nosotros, o sea que depende de Dios y de nosotros.
Recordemos el pasaje donde Jesús pregunta si habrá fe en el mundo cuando vuelva el Hijo del hombre. Esta es una palabra que nos debe hacer reflexionar porque estamos en un tiempo en que la fe, la verdadera fe se está apagando en muchas almas. Tratemos por lo menos que no se apague en la nuestra, y mantengamos las lámparas encendidas para cuando venga el Esposo, Cristo.

martes, 25 de octubre de 2016

Golpes...

Vuelve a empezar

Golpes de la vida.
Los golpes que nos da la vida, nos hacen aprender y debemos tratar de no descorazonarnos ante ellos, sino sacar experiencias y aprender a compadecernos de quienes sufren algo parecido a lo nuestro, recordando siempre que esta tierra es un valle de lágrimas, como reza la Salve, y que si a veces estamos felices y todo nos va bien, también es cierto que de un momento a otro, todos nuestros castillos pueden caer por tierra.
¿De qué serviría que todo nos fuera bien y seamos felices en este mundo, si con ello nos olvidamos de Dios, del Cielo, y no somos capaces de compadecer a los que sufren? Es mejor padecer en este mundo, para hacernos semejantes a Cristo, que quiso hacerse solidario con nuestro padecer, y probó en carne propia lo que significa la vida del hombre sobre la tierra.
Sin dolores no se aprende, porque el sufrimiento es una escuela grandiosa y el padecimiento es un gran maestro, siempre y cuando no nos rebelemos contra él.
No tenemos que pedir tanto a Dios que nos quite la cruz, sino más bien que nos ayude a llevarla bien, porque por la cruz se va a la luz, y no hay Domingo de Resurrección sin Viernes Santo.
Dios reprende a los que ama. Y tenemos que rezar mucho para mantenernos en la justa vía, a pesar de los reveses de la vida, porque sólo se salva quien persevera hasta el fin, quien sigue siendo bueno a pesar de los sinsabores y sufrimientos que dan el mundo, el demonio y la carne, y de las desgracias más o menos graves que cada uno debe padecer.
Siempre hacia arriba. Si no podemos correr, caminemos. Si no podemos caminar, arrastrémonos, pero siempre hacia la cumbre. Y si ni siquiera podemos arrastrarnos, al menos señalemos con la mano la cumbre, el Cielo, y muramos así, con el deseo de alcanzarlo. Dios premiará grandemente esta actitud valiente y heroica.