domingo, 25 de diciembre de 2016

Tormenta...

Mensaje de confianza

En medio de la tempestad.
Cuando los Apóstoles temblaban de pavor viéndole [a Jesús] caminar en medio de la obscuridad sobre el lago de Genesaret, Él los tranquilizaba con esta expresión que les restablecía la paz: “Tened confianza, soy Yo, no temáis”.
(De "El Libro de la Confianza", P. Raymond de Thomas de Saint Laurent)
Comentario:
Hoy Jesús nos dice como entonces dijo a los apóstoles en medio de la oscuridad y la tempestad: “Tened confianza, soy Yo, no temáis”.
Y es que el mundo se encuentra en medio de una tremenda tormenta tenebrosa que parece querer destruirlo todo, y vamos encaminados hacia sufrimientos jamás vistos ni experimentados. ¿Qué diremos entonces? ¿Tendremos miedo?
Pero Jesús viene a salvarnos y a decirnos que no debemos tener miedo porque Él es quien conduce los destinos del mundo, y nadie puede resistir a su Voluntad. Así que ¿por qué temer? Él es Dios y es omnipotente.
¿Creemos o no creemos que Jesús es Dios, y que por lo tanto es todopoderoso?
Si creemos, entonces obremos de acuerdo a esa fe, porque se acercan momentos en los que habremos de contar con mucho ánimo y esperanza, en medio de una tempestad desatada por las fuerzas del mal, que intentarán destruir la Iglesia y el mundo. Pero cuando todo parezca perdido, Dios pondrá su mano y se hará una gran calma, y la paz y la alegría volverán a esta tierra.
Preparémonos con fortaleza y confianza, porque si el Señor nos quiere avisar de estos hechos es por nuestro bien, para que no nos tome desprevenidos.
Jesús estará al lado de cada uno de nosotros en los momentos más dramáticos de la historia de la humanidad, que están a las puertas. ¡Confiemos en Él!

sábado, 24 de diciembre de 2016

Oraciones...

En familia compartimos la mesa, en torno al Niño Dios que viene a salvarnos. Con estas oraciones bendecimos nuestra cena.
Encendemos un cirio en medio de la mesa, como signo de la presencia de Jesús entre nosotros. Y le damos gracias a Dios por habernos enviado a su Hijo Jesucristo.
  • Gracias Padre, que nos amaste tanto que nos diste a tu Hijo.
    Señor, te damos gracias.
  • Gracias Jesús por haberte hecho niño para salvarnos.
    Señor, te damos gracias.
  • Gracias Jesús, por haber traído al mundo el amor de Dios.
    Señor, te damos gracias.
  • Señor Jesús, Tú viniste a decirnos que Dios nos ama y que nosotros debemos amar a los demás.
    Señor, te damos gracias.
  • Señor Jesús, Tú viniste a decirnos que da más alegría el dar que el recibir,
    Señor, te damos gracias.
  • Señor Jesús, Tú viniste a decirnos que lo que hacemos a los demás te lo hacemos a Ti.
    Señor, te damos gracias.
  • Gracias María, por haber aceptado ser la Madre de Jesús.
    María, te damos gracias.
  • Gracias San José, por cuidar de Jesús y María.
    San José, te damos gracias.
Gracias Padre por esta Noche de Paz, Noche de Amor, que Tú nos has dado al darnos a tu Hijo, te pedimos que nos bendigas, que bendigas estos alimentos que dados por tu bondad vamos a tomar, y bendigas las manos que los prepararon, por Cristo Nuestro Señor,
Amén.

viernes, 23 de diciembre de 2016

Santidad...

Ser santos

¡Santos hoy!
Hoy debemos ser santos. No mañana, no en un futuro, sino hoy, ahora. Porque la santidad no es un estado que debemos alcanzar sino que al vivir en gracia ya somos santos, porque santo es el pecador que no peca. Huyamos entonces del pecado y vivamos siempre en gracia de Dios, aumentando esa gracia con la oración, los sacramentos y las buenas obras, así seremos cada vez más santos, y nuestras obras y oraciones tendrán más eficacia para la salvación de nuestros hermanos.
Si estamos en gracia de Dios, el Espíritu Santo habita en nosotros y tenemos el poder de Dios, somos Dios por participación, y podemos hacer grandes cosas por el mundo.
El mundo está así porque hay crisis de santos, es decir, no hay personas que traten de santificarse y muchísimos son los que viven en pecado mortal. Entonces es necesario que los que vivimos en gracia de Dios, nos esforcemos por ser cada vez mejores y aumentar esa gracia. Y entonces sucederá lo que predice el Apocalipsis para estos tiempos: “Que el santo se santifique más y que el pecador peque más todavía. Vuelvo pronto”.
Estamos en un tiempo en que la mayor parte de la humanidad desciende cada vez más al nivel de los brutos y de los demonios, y otra pequeña parte asciende también cada vez más. Hace falta que la parte que asciende, contrabalancee a la parte que desciende, por eso se nos pide el heroísmo, para que la Justicia de Dios no caiga sobre el mundo, sino más bien que se desborde la Misericordia divina sobre él.
Fuimos llamados por Dios a una gran misión: Nuestra santificación. Si nos santificamos, estaremos colaborando con la humanidad y hasta salvaremos millares de almas. De nosotros depende nuestro destino eterno y el de muchos hermanos nuestros.

jueves, 22 de diciembre de 2016

Cantar victoria...

No cantemos victoria.

Hasta que no estemos en el Cielo, no podemos cantar victoria, porque la vida tiene muchas pruebas y no sabemos si mañana estaremos con el mismo ánimo de hoy, y si no habremos perdido la Gracia santificante. Tampoco sabemos cómo será nuestra salud, porque hoy quizás estamos sanos, pero luego podemos caer enfermos; o bien estar ahora enfermos, y recuperar luego la salud.
Como no sabemos todavía las pruebas por las que, quizás, todavía deberemos pasar, no cantemos victoria, y como bien dice el Apóstol: “Quien está seguro, cuide de no caer”.
El hombre es tan mudable como las veletas, y lo que hoy nos parece imposible hacer, por ejemplo traicionar a Dios, quizás lo lleguemos hacer con el tiempo.
Por eso siempre hay que ser humildes y pedir constantemente a Dios en la oración que nos cuide y no nos deje caer de su mano, ni permita en nosotros y nuestra vida una prueba muy grande, porque conocemos, quizás por experiencia propia, lo frágiles que somos.
Siempre debemos ser prudentes y estar convencidos de que mientras hay vida, hay peligro, pues la misma vida es peligro. Y hasta que no estemos ya en el Cielo, siempre está la posibilidad de fallar. Han caído miserable y lastimosamente almas mucho más santas y sabias que nosotros, ¿por qué no podemos caer también nosotros?

miércoles, 21 de diciembre de 2016

Miss Fade...


Informe...

Información sobre la Consagración a María

[5] María es la excelente obra maestra del Altísimo. Quien se ha reservado a sí mismo el conocimiento y posesión de Ella.
María es la Madre admirable del Hijo. Quien tuvo a bien humillarla y ocultarla durante su vida, para fomentar su humildad, llamándola mujer (Jn. 2, 4; 19, 26), como si se tratara de una extraña, aunque en su corazón la apreciaba y amaba más que a todos los ángeles y hombres.
María es la fuente sellada (Cant. 4, 12), en la que sólo puede entrar el Espíritu Santo, cuya Esposa fiel es Ella.
María es el santuario y tabernáculo de la Santísima Trinidad, donde Dios mora más magnífica y maravillosamente que en ningún otro lugar del universo, sin exceptuar los querubines y serafines: a ninguna criatura, por pura que sea, se le permite entrar allí sin privilegio especial.
(del Tratado de la Verdadera Devoción a la Santísima Virgen María)
Comentario:
Si nos consagramos a María Santísima será por privilegio y don del Espíritu Santo, que es su Esposo y solo deja entrar en el Corazón de María a sus predilectos, pues María es como el Paraíso terrenal donde habita Dios en su plenitud y si nos consagramos a Ella, también nosotros habitaremos en su interior junto a Dios, junto a Jesús, su Hijo. María está por encima de todos los coros angélicos y ama más a Dios que todos los ángeles y santos juntos. Ella es solo inferior a Dios y es la más parecida a Dios por su caridad, humildad y sencillez. María es la obra maestra de Dios y, si consideramos que Dios es todopoderoso y quiso hacer una obra maestra que es María, nos podemos hacer una idea de la perfección que tendrá esta criatura que es el testimonio de lo que Dios puede hacer.
Pidamos luz al Espíritu Santo para que nos dé la gracia de consagrarnos a María, su Esposa amadísima.
¡Inmaculado Corazón de María!
¡Sé la salvación del alma mía!

martes, 20 de diciembre de 2016

Sagrado Corazón...

Devoción al Sagrado Corazón de Jesús

25 DE AGOSTO DE 1920
“Nada hay más fuerte que el amor”.
Comentario:
Dios es Amor, dice el Apóstol San Juan. Y si pensamos que Dios es Todopoderoso, entonces debemos decir que el Amor es Todopoderoso y no hay nada más fuerte que el Amor. El mayor atributo de Dios es la Misericordia, la Bondad, y nosotros, si queremos ser agradables a Dios, debemos obrar por amor y con amor, pues si somos amorosos, tendremos la semejanza con Dios, y Él nos amará especialmente porque somos sus semejantes. Porque Dios es feliz en Sí Mismo, y basta que se contemple a Sí Mismo para ser perfectamente feliz. Y También cuando Dios se ve reflejado en una criatura, se ama el mismo en esa criatura, por eso es que debemos tratar de ser cada vez más semejantes a Dios, para que Dios se complazca en nosotros y nos colme de gracias y predilección.
Sagrado Corazón de Jesús, en Vos confío.