martes, 11 de abril de 2017

Reflexiones..

¿Nadie tiene la verdad?

El mundo nos quiere hacer creer que nadie tiene la verdad absoluta, que todo es relativo y depende del cristal con que se mire.
Sin embargo Cristo ha dicho que Él es la Verdad, y que todas sus enseñanzas son la verdad.
De modo que si somos católicos tenemos la verdad, y no solo la tenemos sino que la debemos difundir y defender.
La cobardía de los buenos fomenta la osadía de los malos, y si nos callamos y no decimos las cosas como son, y de la forma que nos las sugiere el Espíritu Santo, el Espíritu de la Verdad, entonces no estamos cumpliendo bien nuestra misión de ser luz y sal del mundo. Porque muchas veces tenemos que reconocer que sentimos miedo a quedar desactualizados, o desfasados, y así el mal va ganando terreno, y por conservar una amistad o no “chocar” con ninguno, nos quedamos callados como perros mudos que no defienden a la grey.
Es tiempo de recordar que el Señor ha dicho que quien se avergüence de Él y de sus palabras ante esta generación pervertida, el Señor se avergonzará de él cuando venga en Su Gloria.
Está bien ser prudentes, pero cuidado con caer en la prudencia humana o en la diplomacia, que generalmente es el arte de mentir y ocultar verdades. Jesucristo no nos ha hecho diplomáticos, sino apóstoles y discípulos, para que sin miedo y con mucho valor llevemos la Buena Noticia a toda la creación.
Lo que nos debe importar es lo que piense Dios de nosotros, y lo que digan los hombres nos debe dejar indiferentes, porque el mundo pasa, y los hombres pasan con él.
Es tiempo de que los cristianos empecemos a llamar a las cosas por su nombre, a dejar de adaptarnos al mundo moderno mimetizándonos con él. Ha llegado la hora de hablar claro, de condenar el error, sea donde fuere que se manifieste, y así quizás no tengamos muchos admiradores terrenos, pero seremos la admiración de Dios, que nos preparará un lugar elegido a su lado.
A veces por no querer quedar mal con un amigo, o por no arriesgar el empleo o el negocio con alguien, callamos miserablemente las verdades que sabemos. Y así dejamos a cada uno en su error, y no hacemos nada para advertir al pecador que va por el mal camino. Tengamos presente que la Sagrada Escritura dice que hay que corregir al desviado porque de lo contrario se pedirá cuenta de su condenación a quien, pudiendo, no le corrigió ni advirtió.
Pensemos en estas cosas y comencemos a partir de hoy mismo a animarnos a decir las cosas como son, como nos enseña Jesucristo por medio de su Iglesia Católica, siendo fieles a la Tradición y al Magisterio, porque la Verdad existe, está en la Iglesia Católica, y los católicos la debemos dar a conocer, aunque con ello perdamos clientes, amigos, parientes, negocios, bienes y la misma vida.

domingo, 9 de abril de 2017

Salmo...

Salmo 22(21),8-9.17-18a.19-20.23-24.
Los que me ven, se burlan de mí,
hacen una mueca y mueven la cabeza, diciendo:
«Confió en el Señor, que Él lo libre;
que lo salve, si lo quiere tanto.»

Me rodea una jauría de perros,
me asalta una banda de malhechores;
taladran mis manos y mis pies.
Yo puedo contar todos mis huesos.

Se reparten entre sí mi ropa
y sortean mi túnica.
Pero tú, Señor, no te quedes lejos;
tú que eres mi fuerza, ven pronto a socorrerme.

Yo anunciaré tu Nombre a mis hermanos,
te alabaré en medio de la asamblea:
«Alábenlo, los que temen al Señor;
glorifíquenlo, descendientes de Jacob;
témanlo, descendientes de Israel.»

viernes, 7 de abril de 2017

Promesas...

Promesas divinas.

Estamos en tiempos muy difíciles y esta página lleva buenas enseñanzas y consuelo a muchas personas. Además queremos que este sitio siga libre de publicidad y, por lo tanto, se mantiene sólo gracias a las donaciones voluntarias.
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Sagrado Corazón de Jesús:

"Las personas que propaguen esta devoción tendrán escrito su nombre en mi Corazón y jamás será borrado de él".

Siete Dolores de María:

"He conseguido de mi Divino Hijo que los que propaguen esta devoción (a mis lágrimas y dolores) sean trasladados de esta vida terrenal a la felicidad eterna directamente, pues serán borrados todos sus pecados, y mi Hijo y Yo seremos 'su eterna consolación y alegría'".

Divina Misericordia:

“A las almas que propaguen la devoción a mi Misericordia, las protejo durante toda su vida como una madre cariñosa protege a su niño recién nacido y a la hora de la muerte no seré para ellas Juez sino Salvador misericordioso”.
“Las almas que adoren mi Misericordia y propaguen la devoción a ella invitando a otras almas a confiar en mi Misericordia, no experimentarán terror en la hora de la muerte. Mi Misericordia les dará amparo en este último combate”.

Santo Rosario:

Nos dice María Santísima: "Todos los que propagan el Santo Rosario recibirán Mi auxilio en sus necesidades".

jueves, 6 de abril de 2017

Salvar...

Cómo se salva al mundo...

A veces vemos tanto mal en el mundo que quisiéramos hacer algo para detener, o al menos atenuar tanto mal. Y generalmente nos parece que la solución estaría en el hacer algo, en actuar de alguna manera. Y si bien eso es en parte cierto, lo que debemos tener en cuenta es que el cambio del mundo no depende tanto de obras exteriores.
Veamos si no la vida de Jesús y María. Ellos cambiaron el mundo, pero sin hacer cosas estrepitosas, pues la Virgen era una muchacha humilde de Palestina que actuó en lo escondido. Y Jesús, si bien evangelizó e hizo milagros, no lo realizó en todo el mundo, sino sólo en una pequeña parte de él. Pero ambos, Jesús y María, fueron santos, quisieron vivir su vida oculta en el trabajo, la oración, los sacrificios y renuncias y, sobre todo, amando muchísimo a Dios y a los hermanos.
También podemos, y debemos, hacer otro tanto nosotros. Entonces cuando nos venga la idea de “hacer algo” y nos veamos como impotentes ante tanto que se debe cambiar, no pensemos en que somos inútiles y pequeños, ni que nuestras obras tienen que hacerse a escala mundial materialmente hablando, sino que si nos dedicamos a santificarnos, con ello hacemos muchísimo por el mundo, por nuestra patria y por nuestra familia.
Jesús venía a salvar el mundo, pero sin embargo durante treinta años de su vida lo pasó oculto en una vida común y corriente, haciendo extraordinariamente bien lo que debía hacer.
Nosotros debemos “copiarnos” de Jesús y de María y tratar de vivir una vida oculta, centrada en Dios, amándolo sobre todas las cosas, y orando en todo tiempo y mucho, puesto que así se salva el mundo.
Santa Teresita del Niño Jesús ha sido declarada por la Iglesia como “Patrona de las Misiones”, siendo que esta “santita” no salió nunca de su convento de clausura a evangelizar. Con esto la Iglesia nos quiere decir esta gran verdad: que para ser apóstol y cambiar el mundo, no son imprescindibles obras exteriores y estrepitosas, puesto que los grandes cambios en la historia, generalmente fueron forjados en lo oculto de los conventos, en la cotidianeidad y santidad de personas simples que hicieron lo que tenían que hacer, y que quizás su obra no fue reconocida en vida, sino después de su muerte. Y aquí también debemos recordar las palabras del Señor cuando nos dice que si el grano de trigo no muere, queda solo; pero si muere, da mucho fruto. Tampoco Jesús logró demasiado en su vida mortal, y lo constatamos cuando en la Cruz muere en medio de numerosos enemigos, y sus discípulos traicionándolo o huyendo. Pero sin embargo, después de su muerte y resurrección, dio, y sigue danto, copiosísimos frutos.
Pensemos en estas cosas y no nos descorazonemos si nos parece que no podemos hacer nada por el mundo, porque esto no es así, sino que podemos hacer mucho por la salvación del universo todo.

miércoles, 5 de abril de 2017

Siouxsie And The Banshees - The Passenger

Perdón...

Dios es bueno y nos ama

Perdón.
Si Dios Padre ha enviado a su Hijo Único a la cruz para perdonarnos y así salvarnos, no podemos ahora dudar de su amor y su perdón hacia nosotros, puesto que Dios es Dios y no cambia.
Dios, cuando más demuestra su divinidad, es justamente en el perdón de los pecados, pues sólo Él puede perdonarlos.
Entonces si cometemos un pecado, no estemos lamentándonos y entristeciéndonos, sino arrojemos todas nuestras miserias al horno ardiente de la Misericordia de Dios, para obtener el Perdón y vivir felices, sabiendo que Dios destruye el pecado cuando le pedimos perdón con arrepentimiento.
¡Qué bueno que es Dios! Pero el demonio, envidioso de nosotros y con odio a Dios, nos pone en la mente la idea de que Dios es malo y castigador, siendo que Dios sólo castiga cuando se ve obligado a ello, y que siempre sus castigos no son por maldad sino movidos por bondad y amor, y para el bien de la criatura, pues es mejor ser reprendidos en este mundo, que serlo para siempre en el Infierno.
Es lógico que cuando pecamos, enseguida venga el demonio y nos diga: “¡Mira lo que hiciste!”, “¡Siempre igual, no cambias nunca, eres un desagradecido!”, etc., todas ideas que tratarán de llevarnos al desaliento y a la desconfianza en el amor de Dios y en su perdón.
No le demos el gusto al diablo y en lugar de lamentarnos, arrojémonos a los brazos de Dios con un acto de sincero amor, como el niño que confía en que su padre es bueno y no lo castigará por sus travesuras que ha cometido y de las cuales está arrepentido sinceramente.

martes, 4 de abril de 2017

Mensaje...

25 DE AGOSTO DE 1920
“Quiero que Me lo ofrezcas todo, aun lo más pequeño, para compensar el dolor que Me causan las ofensas de las almas”.
(Mensaje del Sagrado Corazón a Sor Josefa Menéndez)
Comentario:
Dios quiere que le ofrezcamos todo, incluso lo que nos parece lo más pequeño, porque hasta la mínima acción hecha por amor a Dios, vale mucho ante sus ojos. Por es en la vida espiritual no hay cosa pequeña, porque todo lo que hacemos, si lo hacemos por amor a Dios y al prójimo, adquiere un valor enorme a los ojos de Dios. Es necesario que nosotros, los Apóstoles del Sagrado Corazón, reparemos con nuestro amor todo el dolor que le causan los pecados a Jesús, y la forma de reparar es cumpliendo los Diez Mandamientos, pues ya Jesús nos dice que el que lo ama es el que cumple sus mandamientos. Dios es Amor, y busca amor en sus criaturas. Digámosle frecuentemente a Jesús que lo amamos con toda el alma, y Él estará muy feliz con nosotros.
Sagrado Corazón de Jesús, en Vos confío.