viernes, 28 de abril de 2017

Catecismo...

APUNTES DE CATECISMO

Del Catecismo de la Iglesia Católica.
8 Los periodos de renovación de la Iglesia son también tiempos fuertes de la catequesis. Así, en la gran época de los Padres de la Iglesia, vemos a santos obispos consagrar una parte importante de su ministerio a la catequesis. Es la época de S. Cirilo de Jerusalén y de S. Juan Crisóstomo, de S. Ambrosio y de S. Agustín, y de muchos otros Padres cuyas obras catequéticas siguen siendo modelos.
Comentario:
¡Qué importante es dar catecismo! Pero darlo bien, viviéndolo el que lo enseña, es decir, ser catecismos vivos. Porque ahora sucede muy frecuentemente que muchos catequistas enseñan catecismo en las parroquias y en las escuelas católicas, pero no van a Misa los domingos, no están casados por Iglesia, viven en pecado y escandalizan a todos por su modo de vestir provocativo. Entonces ¿qué clase de catecismo puede dar esa persona? Esos tales trabajan para el diablo. Por eso hacen falta buenos catequistas. Hacen falta santos, porque los santos son los que mejor enseñan catecismo. Por eso muchas escuelas católicas no dan frutos de santidad, pues se enseña el catecismo como una materia más, y los que lo enseñan no lo viven y, lo que es peor, muchas veces enseñan un catecismo lleno de errores teológicos.
 
 

jueves, 27 de abril de 2017

Santos y pecadores...

De pecadores a santos

Grandes pecadores.
Así como quien está llamado a un destino elevado, si cae, cae muy bajo. Así también quien está muy bajo, en el fondo del abismo del pecado, si quiere puede subir a lo más alto de la santidad, abriéndose a la Misericordia de Dios, y llegar así a ser un grandísimo santo.
Por eso no hay que despreciar a nadie por pecador que sea, porque se puede convertir y nos puede dejar atrás en el camino de la perfección.
Como dice el Apóstol San Pablo: “El que esté de pie, cuide de no caer”. Porque a veces ya vivimos sin cometer pecados graves y más o menos santamente, y acostumbrados a esta gracia nos parece que es por mérito propio, sin recordar que este estado es también una gracia de la Misericordia divina, que si nos dejara de su mano, caeríamos en los más graves desórdenes y pecados.
Así es que el Señor nos manda no juzgar a nadie, porque no sabemos cuántos auxilios ha recibido ese que vemos muy pecador, y que si hubiera recibido todos los dones, gracias y auxilios que recibimos nosotros en nuestra vida, seguramente sería mucho más santo que nosotros ahora.
Ninguno se considere perdido hasta que no esté ya en el Infierno, porque la Misericordia de Dios es infinita, y cuanta mayor miseria encuentra para quemar en un alma, tanto más obra prodigios de gracias; y de un montón de podredumbre, puede hacer un santo que será la admiración del Cielo y de la tierra.

miércoles, 26 de abril de 2017

Hechos...

REFLEXIÓN DEL DÍA

Estamos hechos para Dios
Dios nos ha creado para Él. Con infinito amor el Señor nos creó para Sí, para tenernos con Él para siempre en el Cielo. No defraudemos al Señor, pues solo encontraremos la felicidad en Su Corazón.
San Agustín dice: “Nos has creado para Ti, Señor; y nuestra alma está inquieta hasta que descanse en Ti”. Tenemos hambre de felicidad. Todos los hombres. Pero lamentablemente muchos no saben dónde está esta felicidad y pecan creyendo que así serán felices. Pero luego comprueban que no son felices, sino que al contrario se hacen esclavos del mal. Nosotros, en cambio, debemos saber que la felicidad está en Dios. Ya en este mundo seremos felices si tenemos a Dios en nuestra alma, es decir, si vivimos en Gracia, en amistad con el Señor. Y luego, en la otra vida, vendrá la Felicidad con mayúscula, donde habremos alcanzado el fin para el que fuimos creados: amar a Dios y ser amados por Él.
¿Dios tiene alguna necesidad de nosotros? No. Él se basta a Sí mismo y es completamente e infinitamente feliz, no necesita de nada ni de nadie para ser feliz. Pero quiso que otros seres participaran de esa felicidad, y entonces creó a los hombres, para los cuales hizo el Cielo con sus moradas destinadas a ser habitadas por los hombres. Allí, en el Cielo, está nuestro lugar definitivo. Vivamos esta vida pensando en aquel lugar de ensueño y de felicidad, para poder sobrellevar con entereza las dificultades y pruebas de la vida. No nos atemos a las cosas de este mundo, sino vivamos con los pies sobre la tierra pero el corazón en el Cielo.

martes, 25 de abril de 2017

Conocer...

Conociendo a Jesucristo

El Corazón de Jesús
Cuando un hombre es bueno decimos: “¡Qué hombre de buen corazón que es!”.
Y entonces ¿qué podemos decir de Jesucristo, que es la Bondad infinita?, ¿qué podemos decir de su Corazón?
Si como nos ha dicho el Señor en el Evangelio: “De la abundancia del corazón habla la boca”, podemos comprender la bondad del Corazón de Jesús por las bellísimas palabras que pronunció, por el poder que salía de ellas.
También nos ha dicho Jesús en su Evangelio que las obras salen del corazón, como también los deseos, tanto en el mal como en el bien. Y si vemos cuáles son las obras y deseos que salieron y salen del Corazón de Jesús, entonces comprobaremos el abismo de bondad que hay en ese Corazón.
El Corazón de Jesucristo es el Tesoro más grande del universo, porque en Él está Dios mismo reconciliando al mundo consigo.
¡Qué milagro sería si pudiéramos ver ese divino Corazón, si pudiéramos estudiarlo y conocerlo! Pues bien, podemos hacer esto y mucho más, podemos comer el Corazón de Jesús, porque ese divino Corazón está en la Eucaristía, es la Eucaristía. Por lo tanto no conoceremos bien a Jesús si no comulgamos. Y lo conoceremos cada vez mejor, cuantas más veces comulguemos debidamente.
Pensemos en estas cosas y no dejemos ni un solo día sin recibir la Sagrada Comunión, porque es el Corazón de Jesús que se nos entrega para que lo adoremos y lo conozcamos y nos salvemos, puesto que la Vida eterna es conocer a Dios Padre y a su Enviado Jesucristo.
¡Alabado sea Jesucristo!
 

lunes, 24 de abril de 2017

Mensaje...

Mensaje de conversión

La Justicia de Dios
14-2-84 51
El poder de Dios supera todos los cálculos hechos por el hombre. La sentencia del Señor es grande si no obedecen sus mandatos, tanto como su misericordia para el obediente con su Palabra. Manifestad vuestra fe y haced vuestra alianza con El.
Gloria a Dios.
Leed: Ezequiel C. 18, V. 25 al 29
25 Ustedes dirán: "El proceder del Señor no es correcto". Escucha, Casa de Israel: ¿Acaso no es el proceder de ustedes, y no el Mío, el que no es correcto?
26 Cuando el justo se aparta de su justicia, comete el mal y muere, muere por el mal que ha cometido.
27 Y cuando el malvado se aparta del mal que ha cometido, para practicar el derecho y la justicia, él mismo preserva su vida.
28 El ha abierto los ojos y se ha convertido de todas las ofensas que había cometido; por eso, seguramente vivirá, y no morirá.
29 Y sin embargo, la Casa de Israel dice: "El proceder del Señor no es correcto". ¿Acaso no es el proceder de ustedes, y no el Mío, el que no es correcto?
(Mensaje de María del Rosario de San Nicolás)
Comentario:
Dios es misericordioso, infinitamente misericordioso, pero también es justo, infinitamente justo. ¡Pobres de los que solo consideran de Dios su Misericordia y no tienen en cuenta su Justicia! Porque en Dios, Misericordia y Justicia son una misma cosa. Por eso también dice la Escritura que de Dios no se ríe nadie impunemente. Nosotros tenemos que ser obedientes a los Diez Mandamientos y a las enseñanzas de Jesús en el Evangelio, para que el Señor no nos castigue con el Infierno. Hoy ya no se quiere hablar del Infierno, pero muchas almas caen en él. Santa Faustina Kowalska, apóstol de la Divina Misericordia, ha dicho que la mayoría de las almas que están en el Infierno, en vida no habían creído en su existencia. Por eso es mejor que nos asustemos un poco en esta vida y no que vayamos muy tranquilos al encuentro de la muerte y del juicio de Dios, y después caigamos en el horror eterno. Es algo muy serio nuestra salvación y debemos obrar nuestra salvación con temor y temblor, es decir, con diligencia y seriedad. No nos dejemos arrastrar por este mundo que se toma todo a risa y a chiste, sino tomemos las cosas en serio.
 
 

domingo, 23 de abril de 2017

Tiempo...

El tiempo es gloria.
Para los hombres del mundo rige el dicho: “El tiempo es oro”. Pero para un cristiano debe trocarse en este otro: “El tiempo es gloria”.
Porque efectivamente el tiempo de vida que tenemos sobre esta tierra, si lo aprovechamos bien, nos obtiene más gloria eterna.
Si estamos bien, contentos y felices, sanos y con bienestar, demos gracias a Dios, oremos mucho para agradecer al Señor esto que viene de Él, porque si estamos bien es gracias a Dios, y no dejemos de agradecerle día y noche por ello, no dejemos de alabarlo y glorificarlo con palabras y, sobre todo con nuestra vida, viviendo como a Él le agrada.
Y si estamos mal, enfermos, tristes, desolados o sufriendo, también sepamos que es preferible sufrir en este mundo, donde el padecer es meritorio, que sufrir en el Purgatorio, o lo que es infinitamente peor, sufrir para siempre en el Infierno.
Por eso sea que estemos bien o estemos mal, el tiempo de vida que tenemos es un regalo de Dios, que nos lo da para que lo aprovechemos bien para disfrutarlo si estamos bien, y para descontar con la Justicia divina, si estamos mal.
Pero lo más común es que estemos un día bien y otro día mal. Pues aprovechemos el momento presente, dando gracias a Dios cuando estamos bien, y ofreciendo a Dios los padecimientos cuando no estamos tan bien, que el sufrimiento tiene un gran valor redentor, y Dios, que es bueno, permite que padezcamos algo en esta tierra para que no tengamos que pasar un largo y tremendo Purgatorio en el más allá.
Si hacemos así, entonces el demonio no podrá echarnos el lazo, porque sea que estemos bien, o que estemos mal, todo lo ofreceremos a Dios, y así el tiempo para nosotros será gloria, porque haremos méritos para el Cielo, y ya seremos felices en este mundo, ya que quien encuentra el sentido de su vida es una persona feliz. Y nosotros sabemos que todo lo que nos sucede tiene un sentido de eternidad.

sábado, 22 de abril de 2017

Evangelio del día...

Evangelio según San Marcos 16,9-15.
Gloria a ti, Señor...
Jesús, que había resucitado a la mañana del primer día de la semana, se apareció primero a María Magdalena, aquella de quien había echado siete demonios.
Ella fue a contarlo a los que siempre lo habían acompañado, que estaban afligidos y lloraban.
Cuando la oyeron decir que Jesús estaba vivo y que lo había visto, no le creyeron.
Después, se mostró con otro aspecto a dos de ellos, que iban caminando hacia un poblado.
Y ellos fueron a anunciarlo a los demás, pero tampoco les creyeron.
En seguida, se apareció a los Once, mientras estaban comiendo, y les reprochó su incredulidad y su obstinación porque no habían creído a quienes lo habían visto resucitado.
Entonces les dijo: "Vayan por todo el mundo, anuncien la Buena Noticia a toda la creación."
Palabra del Señor...
Gloria a ti, Señor Jesús...