martes, 27 de junio de 2017
Pobtreza...
Enseñanzas del Evangelio
Pobreza.
Bienaventurados los pobres de espíritu, porque de ellos es el Reino de los Cielos. (Mt 5, 3)
Enseñanza:
La riqueza material no es mala, pero suele ser un gran obstáculo para
alcanzar el Cielo. Porque es difícil que un rico emplee bien sus bienes
para socorrer al necesitado, y así se vuelve egoísta y acaparador, y se
va con su fortuna al fondo del Infierno.
Por eso el Señor ha dicho que es más fácil que un camello pase por el ojo de una aguja, que el que un rico entre en el Cielo.
Ahora bien, miremos el mundo y veremos que a pesar de estas palabras de
Jesús, todos quieren tener mucho dinero y hacen todo, incluso lo que no
es lícito, para tener mucho dinero y bienes. ¿Pero es que no recuerdan
estas palabras de Cristo?
No, no las recuerdan ya que el demonio los tiene como enceguecidos y les
hace creer que esas palabras no son tan así como las ha dicho el Señor,
sino que es una forma de decir.
Pero eso no cambia para nada la verdad de que si no se usan bien las riquezas, éstas arrastran al fondo del abismo.
No hay que ser ambiciosos y, si tenemos la suerte de tener dinero,
empleémoslo en hacer buenas obras, traslademos el dinero al Cielo
invirtiéndolo aquí en la tierra en obras de misericordia.
lunes, 26 de junio de 2017
Errar...
Si no queremos errar…
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Si no queremos errar en la vida, vivamos en gracia de Dios. Porque si
vivimos en pecado mortal nuestra alma está en tinieblas, y nuestra mente
ofuscada por el mal.
Quien vive en gracia de Dios es de un reino superior a quien no vive en gracia, puesto que si bien a simple vista parecen dos hombres iguales, en realidad quien vive en gracia es del Reino celestial.
Si vivimos en gracia, entonces tendremos la inteligencia iluminada por la gracia, y asistida por los Dones del Espíritu Santo, y así, al tomar alguna decisión, acertaremos en ella. En cambio quien no vive en gracia, deambula en las tinieblas, y es por eso que en el mundo, especialmente los gobernantes, que viven habitualmente en pecado, toman decisiones equivocadas y no aciertan a ir por el camino de la justicia y el bien.
El mundo se precipita en la ruina porque hay en él una crisis de gracia. Efectivamente donde reina el pecado no se puede esperar nada bueno, y en el mundo de hoy reina el pecado.
No es lo mismo un hombre que vive en pecado mortal que otro que vive en gracia de Dios, son completamente distintos. El que vive en gracia de Dios es de un reino superior y está conectado con lo divino. Quien vive en pecado es de un reino inferior, y está más cercano a los animales y a los demonios.
Aunque esto parezca escandaloso, es la pura verdad, y por eso si no queremos errar en la vida, vivamos en gracia de Dios.
Pero es que tenemos la obligación de vivir en gracia, puesto que la muerte nos debe encontrar en ese estado si queremos salvarnos. Porque si morimos en pecado mortal, nos espera el abismo infernal.
Entonces cuando veamos por todas partes el desatino, la imprudencia, el error, la maldad, lleguemos a la conclusión de que allí hay alguien que no vive en gracia y esas son sus manifestaciones materiales. Mucho más es lo que queda oculto, puesto que lo espiritual no se ve a simple vista, y si viéramos con los ojos del cuerpo lo que es, y el estado en que está, un alma en pecado, jamás cometeríamos un pecado grave sino que viviríamos siempre en amistad con Dios, teniendo horror al pecado.
Además, como dice la Sagrada Escritura, a quien cumple los Mandamientos, todo le saldrá bien, ya que a la corta o a la larga saldrá triunfador. En cambio quien no los cumple, aunque parezca que aparentemente triunfa en el mundo, su camino terminará mal, como también lo dice la escritura: “El camino de los malvados termina mal”.
Es bueno que sepamos estas cosas para entender un poco mejor por qué hay tanta maldad en el mundo, tantos errores y barbaridades. Es simplemente porque la gracia no está allí en las almas, y la gracia santificante lo es todo. Con la gracia somos semejantes a Dios. Sin la gracia somos semejantes a los demonios. Esa es la verdad. Pensemos en ello.
Quien vive en gracia de Dios es de un reino superior a quien no vive en gracia, puesto que si bien a simple vista parecen dos hombres iguales, en realidad quien vive en gracia es del Reino celestial.
Si vivimos en gracia, entonces tendremos la inteligencia iluminada por la gracia, y asistida por los Dones del Espíritu Santo, y así, al tomar alguna decisión, acertaremos en ella. En cambio quien no vive en gracia, deambula en las tinieblas, y es por eso que en el mundo, especialmente los gobernantes, que viven habitualmente en pecado, toman decisiones equivocadas y no aciertan a ir por el camino de la justicia y el bien.
El mundo se precipita en la ruina porque hay en él una crisis de gracia. Efectivamente donde reina el pecado no se puede esperar nada bueno, y en el mundo de hoy reina el pecado.
No es lo mismo un hombre que vive en pecado mortal que otro que vive en gracia de Dios, son completamente distintos. El que vive en gracia de Dios es de un reino superior y está conectado con lo divino. Quien vive en pecado es de un reino inferior, y está más cercano a los animales y a los demonios.
Aunque esto parezca escandaloso, es la pura verdad, y por eso si no queremos errar en la vida, vivamos en gracia de Dios.
Pero es que tenemos la obligación de vivir en gracia, puesto que la muerte nos debe encontrar en ese estado si queremos salvarnos. Porque si morimos en pecado mortal, nos espera el abismo infernal.
Entonces cuando veamos por todas partes el desatino, la imprudencia, el error, la maldad, lleguemos a la conclusión de que allí hay alguien que no vive en gracia y esas son sus manifestaciones materiales. Mucho más es lo que queda oculto, puesto que lo espiritual no se ve a simple vista, y si viéramos con los ojos del cuerpo lo que es, y el estado en que está, un alma en pecado, jamás cometeríamos un pecado grave sino que viviríamos siempre en amistad con Dios, teniendo horror al pecado.
Además, como dice la Sagrada Escritura, a quien cumple los Mandamientos, todo le saldrá bien, ya que a la corta o a la larga saldrá triunfador. En cambio quien no los cumple, aunque parezca que aparentemente triunfa en el mundo, su camino terminará mal, como también lo dice la escritura: “El camino de los malvados termina mal”.
Es bueno que sepamos estas cosas para entender un poco mejor por qué hay tanta maldad en el mundo, tantos errores y barbaridades. Es simplemente porque la gracia no está allí en las almas, y la gracia santificante lo es todo. Con la gracia somos semejantes a Dios. Sin la gracia somos semejantes a los demonios. Esa es la verdad. Pensemos en ello.
sábado, 24 de junio de 2017
Evangelio del día...
Evangelio del día.
Sábado 24/JUN/17.
Lc 1, 57-66. 80.
El Nacimiento de San Juan Bautista.
Cuando llegó el tiempo en que Isabel debía ser madre, dio a luz a un
hijo. Al enterarse sus vecinos y parientes de la gran misericordia con
que Dios la había tratado, se alegraban con ella. A los ocho días, se
reunieron para circuncidar al niño, y querían llamarlo Zacarías, como su
padre; pero la madre dijo: “No, debe llamarse Juan”. Ellos le decían:
“No hay nadie en tu familia que lleve ese nombre”. Entonces preguntaron
por señas al padre qué nombre quería que le pusieran. Éste pidió una
pizarra y escribió: “Su nombre es Juan”. Todos quedaron admirados. Y en
ese mismo momento, Zacarías recuperó el habla y comenzó a alabar a Dios.
Este acontecimiento produjo una gran impresión entre la gente de los
alrededores, y se comentaba en toda la región montañosa de Judea. Todos
los que se enteraron guardaban este recuerdo en su corazón y se decían:
“¿Qué llegará a ser este niño?”. Porque la mano del Señor estaba con él.
El niño iba creciendo y se fortalecía en su espíritu; y vivió en
lugares desiertos hasta el día en que se manifestó a Israel.
Reflexión:
Hoy celebramos la solemnidad del Nacimiento de San Juan Bautista, el
Precursor del Señor, el que fue delante de Él y lo señaló como el Mesías
prometido. San Juan Bautista tuvo la misión de preparar un pueblo bien
dispuesto para Cristo que se iba a manifestar públicamente. Y ahora esta
función la cumple la Santísima Virgen con sus apariciones y enseñanzas,
preparando a la humanidad al regreso y manifestación gloriosa de
Cristo. Hoy, 24 de junio, se cumple el aniversario de las apariciones en
Medjugorje de la Reina de la Paz; indicando con esto la Providencia que
la Virgen es la Precursora de Jesús que vuelve en gloria.
Pidamos a la Santísima Virgen la gracia de prepararnos con oración,
penitencia y conversión, para que cuando el Señor vuelva, nos encuentre
vigilantes y preparados, es decir con la Fe y la Gracia en nuestros
corazones.
Jesús, María, os amo, salvad las almas.
viernes, 23 de junio de 2017
Perseverar...
Perseverar es la contraseña
Sin guías.
Es
difícil perseverar en el bien, perseverar en la fe cuando uno no tiene
un guía que lo conduzca. Pero más difícil todavía es ser perseverantes
cuando los que debieran ser guías son verdaderos traidores y lobos con
piel de oveja. Así son hoy muchos sacerdotes y hasta obispos que se han
dejado seducir por el mal, o al menos no han reaccionado como
corresponde, y entonces no sólo que no los podemos seguir, sino que son
un verdadero tropiezo para nosotros y para muchos.
Llega
el tiempo en que la constancia y la paciencia de los fieles son
duramente puestas a prueba. Es el tiempo, entonces, de tomar
directamente como modelos a Cristo y a María, y así no tendremos forma
de equivocarnos. En este sentido es que el Señor nos ha dicho en su
Evangelio que a nadie en la tierra llamemos padre, ni maestro, porque
sólo Él es el Padre y Maestro perfecto.
Si
nos consagramos al Inmaculado Corazón de María, entonces cuando la
noche se vaya haciendo más cerrada sobre el mundo, la luz que parte del
Corazón de María será nuestra guía en medio de la oscuridad que el
demonio habrá esparcido en el mundo y en la Iglesia.
Son
tiempos difíciles, con una tribulación como no la ha habido desde que
existen naciones hasta hoy y que no la habrá ya nunca más. Por eso
echemos mano a todos los recursos y no nos quedemos cortos, porque el
mismo Señor nos lo dice en su Evangelio, que si estos días no se
abreviaran, no se salvaría nadie, ni siquiera los elegidos. Pero esos
días serán abreviados.
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