jueves, 17 de agosto de 2017

Mensajes...

Mensaje espiritual

Lectura espiritual.
Así como el cuerpo necesita alimentarse para poder mantenerse vivo y desarrollarse, así también el alma necesita alimentarse para poder sobrevivir y aumentar en sabiduría.
Y el alimento del alma es en primer lugar la Eucaristía, en que viene a nosotros el mismo Dios hecho hombre: Jesucristo, a colmar nuestra hambre y sed espiritual.
Pero también debemos alimentar nuestra alma, nuestra inteligencia, con la lectura espiritual, leyendo y meditando en buenos libros, en primer lugar la Sagrada Escritura, de preferencia el Evangelio, y también leer vidas de santos y buenos libros de meditación.
Y no nos desanimemos porque al leer nos olvidamos de la mayor parte de las cosas que leemos, pues en el momento oportuno el Espíritu Santo nos las recordará y hará florecer en buenos pensamientos y acciones, y entonces darán frutos.
Debemos tener presente que nada de lo que entra en nuestra mente se olvida, sino que todo queda registrado de alguna manera en el subconsciente y, con el soplo del Espíritu Santo se puede convertir en frondoso árbol cargado de buenos frutos.
Por eso también es muy importante, además de leer buenos libros, el no leer malos libros ni mirar mucha televisión, porque todo lo que entra en nuestra mente e inteligencia deja siempre una huella más o menos profunda.
Y un medio maravilloso de alimentar nuestra alma es a través de la oración, especialmente el Santo Rosario, donde vamos meditando los pasajes de la vida de Jesús y María y nos vamos haciendo, cada vez que lo rezamos, más semejantes a Ellos dos.
Oración, Comunión eucarística y lectura espiritual deben ser los tres alimentos de alma, inteligencia y corazón, para ser fuertes en esta vida contra las tentaciones y pruebas que nos pone el Maligno.
La buena formación diaria es necesaria, porque en un campo donde no se mantiene la tierra ni se la cuida, muy pronto aparecen plantas nocivas y plagas. Que no suceda esto con nuestra alma. Cuidémosla y alimentémosla.

miércoles, 16 de agosto de 2017

Parados...

Parados como los gatos.

Cuando alguna persona sale bien de alguna situación complicada, se suele decir que “cayó parado como los gatos”, haciendo referencia a que los felinos siempre caen parados.
Y nosotros siempre “caeremos parados” si tenemos una gran devoción a la Santísima Virgen, pues Ella se encargará de que todo a nuestro alrededor se vaya dando de modo que salgamos gloriosos y airosos de cualquier problema o situación complicada.
Tener una tierna y constante devoción a la Virgen es prenda de salvación, y una especie de seguro contra todo riesgo, pues la Madre de Dios es omnipotente por gracia, y no dejará que ninguno de sus hijos fieles se vea confundido o vencido por la desgracia y el infortunio.
Dios nos da un secreto: María. Efectivamente el Señor, a quien quiere salvar, le inspira una gran devoción y amor a la Santísima Virgen, de modo que ese fiel saldrá triunfador en este mundo y en el otro.
Siendo devotos de María, caeremos siempre parados como los gatos, puesto que la Virgen es la Reina del Cielo y de la Tierra, y hasta los demonios y todo el Infierno le tienen terror y deben someterse por fuerza a su imperio.
Nunca un siervo de María será vencido por nada ni nadie, puesto que la Virgen le da su propia fuerza y sus virtudes, especialmente si ese siervo se le ha consagrado. Por eso si todavía no nos hemos entregado a la Virgen, si no hemos hecho la consagración a su Corazón Inmaculado, es tiempo de hacerla, porque María es la Perla de gran valor que encontró aquél mercader del Evangelio, y por la que vale la pena venderlo todo para comprarla y poseerla.
Quien tiene a María consigo, lo tiene todo; y no podrá derribarlo ninguna potestad o dominio, porque la Madre de Dios vela por él, y hará incluso grandísimos milagros por su fiel hijo, para demostrarle cuánto amor le tiene.
Ya que a veces nos esforzamos por tener riquezas materiales e invertir en negocios temporales, ¿por qué no hacemos el Gran Negocio y nos ponemos bajo el amparo de la Virgen? Nos lloverán las gracias de todo tipo, y siempre saldremos bien parados de cualquier situación, hasta cantar completa victoria en el Cielo, a los pies del trono de María.


martes, 15 de agosto de 2017

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Formación...

Formación católica

Sabio o erudito.
Erudito es el que sabe muchas cosas. En cambio el sabio es el que sabe las cosas necesarias para vivir de acuerdo a lo que Dios quiere.
En nuestra formación debemos buscar la sabiduría, recordando que Dios es simple, y los sencillos son quienes mejor entienden a Dios y sus cosas.
También tenemos que ser puros, porque la impureza obnubila la mente y esconde las verdades espirituales.
Recordemos a quiénes se manifestó el Señor en Belén, a unos simples y sencillos pastores. Y siempre el Señor se manifiesta con predilección a los sencillos y a veces a los menos dotados de inteligencia.
Porque muchas veces la inteligencia puede jugarnos una mala pasada. Recordemos que el más inteligente de los ángeles, se convirtió en demonio horripilante por soberbia, por creerse superior a Dios.
El mucho saber hincha. Por eso tenemos que aprender cosas, pero llevándolas a la práctica y no despegarnos de los pies del Sagrario, en donde reside el Rey del Cielo, que nos sabe dosificar nuestros saberes para que los vivamos y practiquemos.
Y pidamos a María, Madre de la Sabiduría, que nos explique las verdades eternas. Y esto lo conseguiremos si rezamos todos los días el Rosario, que es una escuela que nos enseña muchas cosas, pero a los sencillos, porque a los soberbios, que no lo rezan o lo desprecian, no les puede enseñar nada.

lunes, 14 de agosto de 2017

Mensaje...

Mensaje a los Jóvenes héroes

No conformarnos.
No debemos conformarnos con lo que somos y hacemos, sino que siempre debemos ir por más. Y esto no es soberbia ni orgullo, sino que es la voluntad de Dios, que no nos ha creado para el placer, sino para el heroísmo.
Quien se detiene en la vida y dice: “Hasta acá llegué y ahora voy a conservarme así”, muy pronto irá decayendo, porque en la vida del espíritu no hay estancamientos sino que, o se avanza o se retrocede. Así que siempre tenemos que ir por más.
Pero esto sería una locura el solo pensarlo, si contáramos solamente con nuestras propias fuerzas. Aquí sí que sería un acto de soberbia, y nuestras empresas estarían destinadas al más rotundo fracaso. Pero si contamos con Dios, entonces la cosa cambia, porque tenemos al Todopoderoso de nuestra parte, y si Dios está con nosotros, ¿quién estará contra nosotros?
Nosotros somos una nada y menos que nada; pero con Dios somos mucho, porque Él es quien nos da la fuerza necesaria para hacer grandes cosas en nuestra vida y en el mundo.
Quien quiere conquistar un imperio, primero debe tener dominio de sus súbditos, para que no le traicionen. Así también nosotros, si queremos conquistar el mundo para Cristo y su Evangelio, tenemos, primero, que conquistarnos a nosotros mismos, ser dueños de nosotros mismos con vida de oración y penitencia.
Los heroísmos nos rodean y están por todas partes, a la vuelta de la esquina; basta que nos dispongamos a aprovechar las oportunidades que nos da amorosamente la Providencia de Dios.

sábado, 12 de agosto de 2017

Catecismo...

CATECISMO PARA NIÑOS

Creados por Dios.
Desde la más tierna infancia hay que enseñarles a los niños que fueron creados por Dios, por amor, y que Dios quiso que existieran y les tiene preparado un lugar en el Paraíso, junto a los Ángeles y a los Santos.
Es bueno que ya desde pequeños, los niños tengan conciencia de que Dios los ama. Y esto es mucho más necesario todavía cuando se trata de niños abandonados, o de padres separados, o que sufren por alguna circunstancia especial, que los lleve a sentirse los seres más desdichados del mundo. Entonces ¡qué consuelo es para las almitas de estos pequeñuelos el saberse amados por Dios, que pensó en ellos desde toda la eternidad, y los creó por amor y les tiene preparado en el Cielo un lugar junto a su Corazón divino!
También debemos inculcar en el niño la certeza de que Dios está siempre junto a él, para consolarlo y cuidarlo, y también para premiar lo bueno que hace y castigar lo malo. Con esto se fomenta el santo temor de Dios, es decir, el temor de ofender al Señor, ya sea por el castigo que se merece o, lo que es más perfecto, por el dolor que se le causa al Corazón paternal y amoroso de Dios, que es Bueno.