martes, 4 de diciembre de 2012

Mes de la Virgen María...


DÍA VEINTIOCHO (4/DIC)
Perdón de las injurias
CONSIDERACIÓN. – Nuestro Señor Jesucristo iba a morir en la cruz, sufría horribles torturas; sus
manos y pies se hallaban perforados por los clavos de la crucifixión; veía a María, su santa Madre, en pie,
ante la cruz, sumergida en el más profundo dolor; sus enemigos le injuriaban y se regocijaban de su
suplicio. Acaba de prometer el Paraíso al buen Ladrón, escuchémosle ahora dirigir al Cielo sus más
ardientes súplicas: “Padre mío, perdónalos, exclama, porque no saben lo que hacen”. ¡Qué lección para
nosotros que somos sus discípulos y sus hijos! Encontramos en el curso de nuestra vida, a personas que
no nos quieren, que nos desean el mal y que nos lo hacen realmente; la naturaleza sufrirá, el pensamiento
de vengarnos por nuestros actos o palabras nos vendrá, puede ser, a la mente; pero, somos cristianos y
debemos perdonar, más aun, amar a nuestros enemigos. Volvamos los ojos al crucifijo: Jesús es nuestro
modelo. Él ha hecho más que perdonar a sus enemigos, ha rogado por ellos y María ha llevado su
heroísmo hasta perdonar, Ella también, a los verdugos de su divino Hijo.
EJEMPLO. – Un pobre negro, que había abrazado el cristianismo, ganó por comportamiento, la
gracia y confianza de su amo.
Un día que éste deseaba comprar una veintena de esclavos, se dirigió al mercado con su fiel Tom y
le ordenó elegir buenos obreros. Con gran sorpresa del plantador, Tom le presentó un anciano inútil, que
el amo no aceptó sino de obsequio. Cuando llegaron a las plantaciones, el buen negro no cesó de prodigar
al anciano los más tiernos cuidados. Lo alojó en su cabaña y lo hizo comer con él. Si tenía frío, Tom lo
conducía al sol, si se quejaba del calor, lo hacía sentar a la sombra de los cocoteros. Sorprendido de este
apego, el amo deseó conocer la causa.
-¿Es tu padre?, le preguntó.
-No, amo; no es mi padre.
-¿Es algún hermano mayor que tú?
-No, no es un hermano mío.
¿Es algún tío u otro de tus parientes? porque no es posible que cobres tan gran amistad hacia un
hombre completamente extraño.
-No, mi amo; no es pariente mío ni siquiera amigo.
-Explícame, pues, por qué le prodigas tantas consideraciones.
-¡Es mi enemigo!, respondió el esclavo; él me ha vendido a los blancos en las costas de África, pero
no puedo odiarlo, porque el Padre misionero me ha dicho: “Si tu enemigo tiene hambre, dale de comer; si
tiene sed, dale de beber”.
PLEGARIA DE SAN BUENAVENTURA. – Nosotros dirigimos hacia Vos, oh María, suspiros
llenos de fervor y Os suplicamos con tierno amor: destruid todo el mal que nuestros pensamientos
perversos hayan podido producir. Así sea.
RESOLUCIÓN. – Perdonaré gustoso a los que me han perjudicado y les prestaré servicios cuando
llegare la ocasión.
JACULATORIA. – María, Trono de Sabiduría, rogad por nosotros


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