martes, 8 de enero de 2013

La Estrella...


La Estrella en el Año de la Fe

Es llamada a descubrir nuestra fe como don y como tarea.
Nos invita a responder, con la fe, ante el acontecimiento
de la llegada de Cristo. ¿Estás dispuesto a ser estrella
que indique los caminos a los demás?

La estrella no dejó indiferentes a los Reyes Magos.
Seducidos por su resplandor abandonaron sus respectivos
reinos llegando hasta las mismas plantas de Cristo.
Su gran recompensa fue esa: ¡El Señor! ¿Qué suponen
para ti las luces de la Navidad? ¿Te ayudan a encontrar a Jesús o,
por el contrario, deslumbran tu mirada?

La estrella, una vez cumplida su misión, socorrió
a los Magos en su vuelta a sus lugares de origen.
Pero, los Magos, ya no pudieron dejar las ventanas de sus vidas
abiertas: a partir de ese momento dieron testimonio de lo que vieron,
oído y adorado. ¿Damos a conocer nuestras convicciones religiosas o,
por el contrario, las reducimos al ámbito privado?

La estrella, en su periplo hasta Belén,
conocía perfectamente la trayectoria, las circunstancias o peligros
de los que tenía que advertir a los regios personajes. ¿Conocemos
nosotros la ruta de nuestra fe? ¿Somos conscientes de que, el Papa
Benedicto XVI, al convocar un Año de la Fe es porque quiere que
nuestro conocimiento de Cristo sea más real, reflexivo, meditado
y testimonial?

La estrella, una vez llegado el fin de su misión,
quedó en un segundo lugar.
Los cristianos sabemos de dónde venimos y a dónde vamos.
¿Dejamos espacio para que Dios actúe en nuestras vidas?
¿Le damos opción para que, Él, alumbre nuestras decisiones,
pensamientos o proyectos?

La estrella supo tutelar porque estaba impregnada de luz.
El Papa Benedicto XVI, con motivo del Año de la Fe, nos recuerda
que nadie puede ofrecer lo que no tiene. ¿Alimentamos nuestra fe
con la práctica sacramental? ¿Nos acercamos a lecturas cristianas
que puedan iluminar nuestros criterios cristianos?

La estrella apareció en lo más alto del cielo
para orientar a hombres de carne y hueso que regían diversos
reinos de la tierra. ¿Somos humildes para dejarnos guiar
por la Palabra de Dios? ¿Tenemos hambre del cielo o, tan sólo,
de aquello que crece en la tierra?

La estrella llevó por los desiertos de aquella época
al encuentro “cara a cara” entre el Rey de Reyes y los Magos.
¿Qué estás dispuesto a realizar para que, este Año de la Fe,
te ayude a un encuentro personal con Jesucristo? ¿Estás dispuesto
a caminar con menos cosas y con más contenido?

La Virgen María brille siempre como estrella en el camino
de la nueva evangelización.
Que ella nos ayude a poner en práctica la exhortación del apóstol Pablo:
«La palabra de Cristo habite entre vosotros en toda su riqueza; enseñaos
unos a otros con toda sabiduría; corregíos mutuamente… Todo lo que
de palabra o de obra realicéis, sea todo en nombre del Señor Jesús,
dando gracias a Dios Padre por medio de él» (Col 3,16-17).
Amén.

P. Javier Leoz


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