sábado, 19 de enero de 2013

La piedra...


LA PIEDRA DE SOPA
 
Llegó un peregrino a una casa y pidió algo de comer. "No tengo nada", dijo la señora. "No se preocupe, dijo el peregrino. Yo tengo una piedra de sopa. Vamos a echarla en una gran olla  de agua hirviendo". Todo el vecindario acudió curioso.
 
Cuando el agua rompió a hervir el peregrino probó una cucharada. "¡Deliciosa! —dijo— Solo le hacen falta unas papas" (que al momento trajo una mujer). Probó otra cucharada. "Ya sólo falta carne y verduras", añadió. Y pronto trajeron varias veci­nas. "Y ahora, la sal", que puso la dueña de la casa.
 
Luego ordenó: "Platos para todos". Los trajeron y, además, pan y fruta. Entonces se sentaron y dis­frutaron de aquella increíble sopa, felices de com­partir la comida. Mientras tanto, el peregrino se es­cabulló, pero les dejó una milagrosa piedra de sopa, para que pudieran usarla. Con la aportación de cada uno, se enriquecieron todos.
 
 
Mis cariños y bendiciones,

Itzel Paz de Silgado

 
Si haces planes para un año, siembra arroz;
si los haces para dos lustros, planta árboles;
si los haces para toda la vida, educad a una persona.
Proverbio de Japón


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