lunes, 14 de enero de 2013

Meditación...


MEDITACIÓN DE HOY
Para gloria de Dios. 
Nótese que no basta ejecutar buenas obras, sino que hay que ejecutarlas bien. Para que nuestras obras sean buenas y perfectas es preciso hacerlas con el recto fin de agradar a Dios. Tal fue la gran alabanza que se dio a Jesucristo: Todo lo ha hecho bien. Acciones habrá que en sí sean laudables, mas porque se ordenan a otro fin que el de la gloria de Dios, de poco o ningún valor serán ante Él. Decía Santa Magdalena de Pazzi: “Dios recompensa nuestras acciones a peso de rectitud”; es decir, que según sea la rectitud de la intención, así Dios tendrá por buenas y recompensará nuestras obras. Pero ¡ah, Dios mío, cuán difícil es hallar una obra hecha tan sólo por Dios! Recuerdo ahora a un santo religioso, ancianito él y muerto en olor de santidad, después de una vida de trabajos por la gloria de Dios; cierto día me decía, triste y turbado por la ojeada que acababa de echar a su vida: “Padre mío, de todas las obras de mi vida no hallo ni una que haya sido hecha puramente por Dios.” ¡Maldito amor propio, que echa a perder todo o la mayor parte del fruto de nuestras buenas acciones! ¡Cuántos predicadores, confesores, misioneros, se fatigan en los más santos ministerios, y al cabo poco o nada recogen para el Cielo, porque no tienen por única mira a Dios, sino más bien la gloria mundana, los intereses o la vanidad de la ostentación o, al menos, de su natural inclinación! 
“Práctica de amor a Jesucristo” – San Alfonso María de Ligorio 
Comentario: 
Así como un barco no llegará a puerto si el timonel no da constantes golpes de timón a la embarcación para que no pierda el rumbo; así tampoco nosotros llegaremos al Cielo si no corregimos constantemente nuestra intención en el obrar, que debe ser siempre por Dios y por su gloria, y no por intereses humanos.
Pensemos un poco y recordemos nuestras buenas obras pasadas, y escudriñemos si en ellas no se ha mezclado algo o mucho de amor propio, de deseos de alabanza y aprobación humanas. Porque las obras buenas tienen premio en tanto y en cuento sean hechas con pureza de intención, que es por la gloria de Dios y bien de las almas.
Estamos a tiempo todavía porque no estamos muertos, sino que, Dios mediante, tendremos un poco más de tiempo de vida para rectificar y comenzar a hacer buenas obras con la recta intención, con pureza de miras.
Si hacemos así, entonces nuestro Cielo será bellísimo porque estaremos cargados de buenos frutos, que recibirán su premio en el Paraíso, y no seremos como aquellos que nombra la Escritura que comieron mucho pero no se hartaron, y que trabajaron mucho pero no obtuvieron nada.
Pensemos en estas cosas y rectifiquemos la intención, obrando siempre por amor a Dios y a los hermanos, y buscando sólo la gloria de Dios y salvación de las almas.

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