lunes, 22 de abril de 2013

El Buen Pastor...


Jesús, prototipo del buen pastor

La figura del Buen Pastor nos interpela a:
-Ser menos jefes y más pastores de la Iglesia.
-Pedir a DIOS que necesitamos más pastores
en su Iglesia y menos jefes en la iglesia.
-A no poner excesivo peso en los hombros de los demás
y a cargar, cuando haga falta, con aquel que, tal vez ,
está un poco cansado.
-A no conformarnos con aquellos que están alrededor, y sí,
a salir de nuestro círculo  con valentía, para recuperar,
a los que hace tiempo se perdieron, los perdimos,
o los dejamos escapar.

La figura del Buen Pastor nos urge a:
-No ser funcionarios eclesiales y sí personas
que quieren ser felices llevando el mensaje de Jesús.
-Mirar a los ojos a los que, tal vez, hemos olvidado
o marginado porque nos resultaban incómodos
o proféticos para nuestra vida.
-Realizar un esfuerzo mayor en el conocimiento, y menos
en los juicios, sobre aquellos a los que desde nuestra posición
privilegiada, castigamos con el látigo de la indiferencia.

La figura del Buen Pastor nos empuja a:
-Preguntar por aquellos que, tal vez, se encuentran inmersos
en mil soledades, al borde del “crac” personal,
o de una “ruptura existencial”.
-Interesarnos por aquel al que le pusimos veto en nuestro redil.
-Curar las heridas producidas por la excesiva  dureza
del cayado con unos o... por la blandura y el consentimiento
del mismo cayado con otros.

La figura del Buen Pastor nos enseña a:
-Salvar a personas, con nombres y apellidos concretos,
que viven circunstancias de orfandad y de decepción,
de pasotismo o indiferencia.
-A comprender y liberar (no indagar) en las historias personales
de aquellos que viven bajo el peso de ellas.
Si Dios perdona… ¿nosotros por qué no?
-A dar la vida, en gestos y palabras, en decisiones y cercanía,
no a los pocos que tal vez eclipsan la realidad donde vivo,
sino también, por aquellos otros que han visto para  siempre
algunas puertas.

La figura del Buen Pastor nos  invita a:
-Poner menos empeño en actividades, reuniones y delegaciones....
y a interesarnos más por aquellos pastores que dando el todo
de su vida, se encuentran al borde de muchos precipicios.
-Cerrar el paraguas de tantas ideas que gastan a las personas,
y  que se quedan sobre la mesa y... a recorrer muchos caminos
que nos llevan a esas personas, a sus circunstancias,
y a su realidad concreta.
-Construir una Iglesia donde, de verdad, sintamos la presencia
del Buen Pastor por el testimonio, la palabra, el interés,
la cercanía, la comprensión, etc., a través de aquellos pastores
que hablan actúan en su nombre.

P. Javier Leoz


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