domingo, 14 de abril de 2013

Liturgia...


Cápsulas Litúrgicas

«El altar, en torno al cual la Iglesia se reúne en la celebración de la Eucaristía, representa los dos aspectos de un mismo misterio: el altar del sacrificio y la mesa del Señor, y esto, tanto más cuanto que el altar cristiano es el símbolo de Cristo mismo, presente en medio de la asamblea de sus fieles, a la vez como la víctima ofrecida por nuestra reconciliación y como alimento celestial que se nos da. "¿Qué es, en efecto, el altar de Cristo sino la imagen del Cuerpo de Cristo?", dice S. Ambrosio, y en otro lugar: "El altar representa el Cuerpo (de Cristo), y el Cuerpo de Cristo está sobre el altar" . La liturgia expresa esta unidad del sacrificio y de la comunión en numerosas oraciones.» (Catecismo de la Iglesia Católica, N. 1183)

El altar nunca debe parecer como “el lugar donde el celebrante actúa”, sino la mesa donde Cristo, presente en su ministro, preside a la asamblea congregada en torno al mismo.

El altar no es el mostrador de objetos santos sino la mesa de la cena pascual del Señor, destinada fundamentalmente a la colocación simbólica del pan y del vino eucarísticos. Y es necesario no sólo que estén sobre el altar sino que aparezcan como el centro del banquete y que tengan por eso una cierta “solemnidad”, que sean verdaderamente visibles. No puede tolerarse, por lo tanto, que tanto el cáliz y la patena aparezcan como perdidos entre otros objetos simplemente festivos o funcionales: cruz, candelabro, vinajeras, cirios, lavabo, Misal, etc…

«Sobre la mesa del altar se puede poner, entonces, sólo aquello que se requiera para la celebración de la Misa, a saber, el Evangeliario desde el inicio de la celebración hasta la proclamación del Evangelio; y desde la presentación de los dones hasta la purificación de los vasos: el cáliz con la patena, el copón, si es necesario, el corporal, el purificador, la palia y el misal.
Además, dispónganse de manera discreta aquello que quizás sea necesario para amplificar la voz del sacerdote.» (Instrucción General del Misal Romano, N. 306)

Es conveniente tener en cuenta que el altar no debe ser utilizado como si fuera un escritorio o una “mesita de luz”, esto es: donde el celebrante coloca todas aquellas cosas que desea tener a mano: agendas, reloj, estampas con oraciones, papeles con intenciones, peticiones, etc. Todo esto es contrario a la dignidad del altar y sólo habrá de colaborar con la desacralización del mismo.


No hay comentarios:

Publicar un comentario