lunes, 15 de abril de 2013


¡Por tu nombre, Señor!

Echaré las redes de mi vida,
para que otros tengan savia y en abundancia.
Esperaré a que el sol se imponga sobre las tinieblas,
y comprender que, no hay noche que dure una eternidad.
Miraré al fondo de los acontecimientos
y confiare en que, Tú y sólo Tú,
eres quien iluminas las sombras de la existencia humana.

¡Por tu nombre, Señor!
Me desgastaré, en cuerpo y  alma,
para llevar almas y  corazones a tu encuentro
para que, el mundo, tan colapsado de cosas,
como vacío de sentido, recupere la alegría
que nos ofrece tu ser resucitado.

¡Por tu nombre, Señor!
Mantendré firme mi amor y fe en Ti
para, luego, ser ardiente antorcha
que irradie luz y paz allá donde me encuentre.
Mantendré firme mi esperanza en Ti,
para que, el hombre que  busca y no encuentra,
sepa que en Ti encontrará  siempre una respuesta.

¡Por tu nombre, Señor!
Te amaré hasta el final y, amándote como Tú mereces,
sembraré de fraternidad y de perdón mis caminos,
de alegría y de belleza los corazones de los que te anhelan,
de regocijo y de seguridad,
los rostros cansados de  tantos caminos retorcidos.
Amén.

P. Javier Leoz


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