viernes, 10 de mayo de 2013

La felicidad...



ACERCA DE LA FELICIDAD
 
Dijo Dios:  “Hombre, ¡tú serás inmensamente feliz!
Dijo el Hombre: “¡No!  Yo no quiero ser feliz.
Preguntó Dios:  “¿Por qué no quieres ser feliz?”
Contestó el Hombre: ¡Porque no me da la gana!
Preguntó Dios al hombre: Si no quieres ser feliz... ¿Qué quieres ser?
Contestó el Hombre: Quiero ser ingeniero, arquitecto, rico y dueño del mundo...
 
Todo ser humano busca en su vida ser feliz.  No es tarea fácil.  De hecho, vemos a muchas personas tristes, aburridas, cansadas.... La sociedad, a través de sus medios de comunicación y propaganda, propone un estilo de vida que declara felices a unas determinadas personas.  Estemos o no de acuerdo con ello, la verdad es que a menudo participamos de su forma de ver las cosas. 
 
Vamos a reflexionar sobre todo esto. ¿Qué caminos sugiere nuestra sociedad para llegar a ser felices? ¿Qué crees tú que hace falta para ser realmente feliz?

CANCIÓN DE ESPERANZA COMPARTIDA
 
La tristeza y el dolor son determinantes; cuando ensombrecen alguna vida, pareciera que todo es oscuro, que no hay más que sombras y oscuridad con carácter permanente, que estos dolores que nos agobian nunca desaparecerán. Y tampoco está lejos el olvido, pues en tiempos así no recordamos todo lo bueno, todo lo luminoso y feliz que nos haya sucedido.
 
Es muy humano pegarse a un sentimiento de sufrimiento y de cruz, de no hay más que esto que somos y nos pasa, de futuro demolido por la resignación.
 
Es muy humano y tan humano que Jesús de Nazareth lo asume como propio, quizás porque Él es el más humano de todos nosotros, Dios que se hace historia, eternidad que se entreteje en el tiempo, infinitud que nos crece en esta pequeñez.
 
Jesús está vivo, y se renueva esa certeza de su presencia porque su alma inmensa, su Espíritu está entre nosotros sosteniéndonos e impulsándonos, jamás solos, nunca abandonados.
 
Él vuelve a hacerse presente en la mesa y el pan compartido, en cada gesto de bondad, en cada vida ofrendada por el otro, en cada sueño renovado, en cada acto de justicia y liberación.
 
Tal vez por ello tengamos pendiente una deuda de atrevimiento, un déficit de coraje: animarnos con todo su coraje a la esperanza, con todo y a pesar de todo, rebelándonos mansamente contra tantas señales de muerte.
 
Todos tenemos un destino de vivir para siempre.
 
 
«Estarán tristes,
pero su tristeza se convertirá en alegría»
 

 
Mis cariños y bendiciones,
Itzel Paz de Silgado

"Dios no se cansa de perdonar" (Papa Francisco)
 

No hay comentarios:

Publicar un comentario