Unión con nuestro Ángel Custodio. 
Dios no ha 
querido que estemos solos frente al demonio, ya que si fuera así, habría 
desventaja para nosotros, pues el diablo es un ángel caído muy superior a 
nosotros por naturaleza. Entonces el Señor ha querido que a nuestro lado esté 
siempre un Ángel suyo, para que la lucha sea pareja. Pero este ángel de nuestra 
guarda puede intervenir en tanto lo invocamos, ya que si nos olvidamos de él y 
no lo llamamos en nuestro socorro, muy poco puede hacer él.
Este 
espíritu celestial que es nuestro Ángel de la Guarda, es como chispazo de luz a 
nuestra inteligencia cuando estamos dudosos, y es el auxilio oportuno en toda 
tentación, e incluso protección en todo tipo de peligros, también físicos, ya 
que el demonio no sólo busca el mal de nuestra alma, sino también el daño de 
nuestro cuerpo, y es el Ángel que Dios ha puesto a nuestro lado quien nos puede 
proteger de todos estos males.
Hagamos el 
propósito, entonces, de invocar más a nuestro Ángel Custodio, incluyendo la 
oración a él cada vez que rezamos el Ángelus, como la misma Virgen lo pide en 
sus mensajes.
Una buena 
ayuda también para nosotros es el invocar a los Ángeles Custodios de las 
personas con las que tenemos que tratar cuestiones difíciles, y también para 
enviarlos a consolar a sus protegidos, ya que ellos difícilmente se acuerdan de 
invocarlos, y algunos ni siquiera saben que tienen un Ángel disponible 
constantemente para ellos, día y noche.

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