viernes, 15 de noviembre de 2013

Mensaje...

Mensaje sobre la reparación

Reparar en vida. 
Cuando cometemos un pecado causamos un daño. Y si vamos a confesar nuestro pecado con el sacerdote, él nos perdona ese pecado, es decir, perdona la culpa, pero queda la pena, quedan las consecuencias del pecado, lo que sería el castigo merecido. Y entonces el sacerdote nos da una penitencia para que reparemos en parte los daños causados por nuestro pecado, pero debemos voluntariamente hacer más reparación, porque lo que nos da el sacerdote es sólo una pequeña parte, y nosotros debemos hacer el resto.
Si no hacemos reparación en este mundo, entonces tendremos que reparar en el Purgatorio, y allí los sufrimientos se multiplican por mil en tiempo y en intensidad. Por eso el Señor tiene una gran misericordia para con nosotros, que a través del presente mensaje nos da la posibilidad de tomar conciencia de la importancia que tiene el reparar, el hacer penitencia en vida, puesto que es meritorio para el alma, porque no sólo reparamos por los males cometidos, sino que obtenemos nuevas gracias y favores celestiales, y hasta materiales. En cambio si debemos reparar en el Purgatorio, ya no tenemos ningún mérito, puesto que ha pasado el tiempo de vida sobre la tierra, que es el tiempo propicio para adquirir méritos y gracias.

Hagamos sacrificios y penitencias y, sobre todo, demos mucho amor a Dios y a los hermanos, porque el pecado es en el fondo una falta de amor, y no hay mejor forma de repararlo que amando.

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