Quince minutos con el Espíritu Santo
Dejarte actuar.
Espíritu Santo, Amor de los amores, si yo no soy más santo, no es porque Tú no puedas hacerme santo, sino más bien por los obstáculos que yo pongo a tu actuar en mí. Si yo no pusiera impedimentos a tu obrar, entonces ya sería un gran santo.
Además, si todas las gracias que he recibido en la vida, las hubiera recibido otra persona cualquiera, quizás habría llegado ya a la santidad porque habría sido más fiel que yo a tus gracias.
Ten compasión de mí, Espíritu divino, ya que muchas veces soy terco, y proponiendo fidelidad y apertura a Ti, luego resulta que no te dejo actuar y así quedo estancado en el camino de la virtud.
Porque debo entender de una vez por todas que mi santificación depende de Ti; pero que Tú no violentas al alma, y si yo no te dejo actuar en mi vida, Tú respetas mi voluntad y sólo intervienes en las cosas en que te lo permito.
Por eso ahora con gran valentía quiero decirte algo: Te pido, Espíritu Santo, que no hagas caso de los obstáculos que pueda ponerte con mi voluntad obstinada, sino que actúes siempre en mi alma como Dueño absoluto de mi vida, de mis cosas y de mis seres queridos, porque sé muy bien que Tú nunca querrás algún mal para mí, y que es gran negocio entregarme del todo a ti y poner todas mis cosas en tus manos.
¡Bendito seas, Espíritu Santo, porque sé que a partir de hoy mi vida cambiará radicalmente, pues te la entrego completamente para que dispongas de mí sin condiciones!
Toma esta ofrenda mía como un acto de amor hacia Ti, y como el principio de la Felicidad para mí, pues en tus caminos ya seré feliz desde la Tierra.
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